La cuenta pendiente de EE UU con los inmigrantes
Los candidatos presidenciales plantean un futuro incierto para la regularizaci¨®n de 11 millones de personas en EE UU
En la bodega donde trabaja Bilda Parada hay chiles poblanos que se piden por kilo y en espa?ol. Bilda lleva 12 de sus 37 a?os en Estados Unidos trabajando en el barrio latino de Columbia Heights, en Washington, desde que dej¨® El Salvador por lo mismo que la mayor¨ªa de sus compatriotas: la violencia y la pobreza. Paga impuestos, pero no puede votar. Es una de los casi 11 millones de inmigrantes irregulares en Estados Unidos, la mitad son mexicanos y el siguiente grupo de latinoamericanos en esa estad¨ªstica son los salvadore?os (un 3%), como ella. Se sonroja al decirlo, pero ese limbo en el que vive hace a?os se ha vuelto un puerto seguro y la ¨²nica certeza que tiene sobre su futuro la repite como un mantra: ¡°los latinos somos los que sacamos a este pa¨ªs adelante¡±.
La Casa Blanca est¨¢ a 13 minutos en bicicleta, en l¨ªnea recta del negocio de alimentaci¨®n, pero Bilda dice que desde all¨ª nunca ha salido un mensaje que le d¨¦ esperanza. Ni con Barack Obama, ni con Donald Trump. Ahora, tambi¨¦n est¨¢ esc¨¦ptica con Joe Biden. El dem¨®crata ha propuesto impulsar la reforma para que los inmigrantes que no tienen documentos sean ciudadanos. Su idea retoma la que Barack Obama plante¨® en 2008 cuando busc¨® ser elegido presidente. El proyecto de ley en el Congreso nunca se concret¨®. ¡°Nos equivocamos¡±, ha reconocido Biden que tambi¨¦n ha subido la barra y ha prometido la regularizaci¨®n de los dreamers, j¨®venes que llegaron siendo ni?os a EE UU. Cuando Bilda escucha la propuesta del dem¨®crata sonr¨ªe. ¡°Ser¨ªa magn¨ªfico... pero no puedo votar¡±, insiste.
Aceptar a 11 millones de personas como ciudadanos estadounidenses supondr¨ªa la reconfiguraci¨®n de decenas de cuestiones relacionadas con el Gobierno, como el n¨²mero de congresistas que se eligen en cada Estado, los presupuestos y la distribuci¨®n de los votos electorales. Donald Trump ha optado por ignorar el tema lo m¨¢ximo posible durante la campa?a y su Administraci¨®n se ha dedicado a endurecer las medidas tanto como le ha sido posible, en las v¨ªas oficiales ¨Ccon el aumento en las restricciones para los visados¨C y tambi¨¦n en el fortalecimiento de la vigilancia migratoria. Nada m¨¢s llegar a la Casa Blanca en 2017, Trump orden¨® la contrataci¨®n de 15.000 agentes para la polic¨ªa de inmigraci¨®n (ICE, por sus siglas en ingl¨¦s). Las redadas de ICE en algunas ciudades se volvieron implacables.
¡°No existe la pol¨ªtica para los latinos. Hay para los negros y para los chinos. Para nosotros nada¡±, dice Kennedy Bautista, un dominicano de 25 a?os. ?l ya es ciudadano estadounidense pero est¨¢ valorando si se acerca a las urnas o no. De los 62 millones de hispanos que viven en Estados Unidos, solo la mitad tienen derecho al voto y, seg¨²n estimaciones del Centro Pew, apenas unos 15 millones llegar¨¢n a las urnas. El inter¨¦s por la pol¨ªtica migratoria ha ido cediendo con los a?os y se encuentra en un punto muerto, pero el mismo centro de investigaciones demogr¨¢ficas ha medido la aceptaci¨®n de una propuesta como la de Biden entre la poblaci¨®n: un 75% de los estadounidenses reconoce que los inmigrantes irregulares podr¨ªan quedarse en Estados Unidos si cumplen con las condiciones para obtener la ciudadan¨ªa. Una paradoja es que en la ciudad de la pol¨ªtica por excelencia en Estados Unidos, los barrios de inmigrantes se sientan excluidos del incipiente debate inmigratorio. ¡°?Votar? Yo no creo en esa mielda¡±, dice un amigo de Bautista al acercarse a escuchar la conversaci¨®n.
Las im¨¢genes de los centros de detenci¨®n en el sur de Estados Unidos en 2018 mostraban a cientos de ni?os que hab¨ªan sido separados de sus padres al llegar a la frontera, la mayor¨ªa centroamericanos. La pol¨ªtica ¡°cero tolerancia¡± de Trump dio paso a que la polic¨ªa inmigratoria tratara a los adultos como criminales para llevarlos a los centros penitenciarios, mientras los menores eran llevados a hogares de acogida y centros de detenci¨®n. Unos 2.800 ni?os fueron separados y, dos a?os despu¨¦s, 545 de ellos siguen sin encontrar a sus familias, a pesar de que la pol¨ªtica de Trump fue suspendida, seg¨²n ha denunciado la Uni¨®n Estadounidense por los Derechos Civiles (ACLU, por sus siglas en ingl¨¦s). El caso ha servido como uno de los argumentos de ataque entre los candidatos a la presidencia y tambi¨¦n para que Biden plantee una propuesta: la reuni¨®n de las familias en el d¨ªa uno de su presidencia.
Biden ha llamado ¡°inmoral¡± y ¡°criminal¡± a Trump por dejar en jaulas a los menores en los centros de detenci¨®n, mientras que el presidente republicano se ha defendido con el historial de la Administraci¨®n de Obama: ¡°Ellos las hicieron. Nosotros cambiamos la pol¨ªtica migratoria y ellos construyeron las jaulas. Nosotros no construimos las jaulas¡±. Durante el Gobierno de Barack Obama, unos tres millones de personas fueron deportadas de Estados Unidos y los centros de detenci¨®n cerca de la frontera se construyeron para resguardar a los menores centroamericanos que llegaban sin compa?¨ªa. La reforma migratoria de Obama nunca se materializ¨® aunque abri¨® un peque?¨ªsimo resquicio con el programa de Acci¨®n Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en ingl¨¦s), para los j¨®venes sin documentos que llegaron con sus padres. Una iniciativa a la que Trump ha amenazado con eliminar y a la que 700.000 j¨®venes se han acogido.
¡°El vicepresidente Biden no es Obama¡±, defiende Nathalie Rayes, presidenta de Latino Victory Fund, una organizaci¨®n dedicada a impulsar a latinos en la pol¨ªtica. ¡°Biden sabe que la comunidad latina es importante para este pa¨ªs y que sin inmigrantes Estados Unidos no puede funcionar, tambi¨¦n sabe que no podemos seguir separando a las familias¡±, a?ade. Para Rayes, la posibilidad de que una reforma migratoria supere todos los obst¨¢culos en el Congreso es cada vez m¨¢s real. ¡°Este tema trasciende a los latinos, es un asunto que nos involucra a todos¡±.
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