Richard Ford: ¡°El pegamento que mantiene a Am¨¦rica unida no es la Constituci¨®n, ni la empat¨ªa, ni el amor, sino los d¨®lares¡±
El novelista habla de la ¡°ignorancia" y el ¡°nihilismo¡± de unos trumpistas dispuestos "a desmantelarlo todo, como alborotadores furiosos que prenden fuego a su propio vecindario¡±
Esta entrevista forma parte de una serie de charlas con intelectuales, editores, activistas, economistas y pol¨ªticos de primer orden que ayudan a describir el estado de cosas antes de las elecciones. Puede leer las dem¨¢s entregas aqu¨ª.
En una acogedora caba?a de madera, al borde mismo del Oc¨¦ano, junto a su casa de Maine, reposan los cuadernos de Richard Ford. Sus ¨²ltimas anotaciones minuciosas, en las que vuelve a aparecer, para regocijo de sus l...
Esta entrevista forma parte de una serie de charlas con intelectuales, editores, activistas, economistas y pol¨ªticos de primer orden que ayudan a describir el estado de cosas antes de las elecciones. Puede leer las dem¨¢s entregas aqu¨ª.
En una acogedora caba?a de madera, al borde mismo del Oc¨¦ano, junto a su casa de Maine, reposan los cuadernos de Richard Ford. Sus ¨²ltimas anotaciones minuciosas, en las que vuelve a aparecer, para regocijo de sus lectores, un nombre familiar: Frank Bascombe. Ese hombre estadounidense normal, cuya vida adulta ha acompa?ado a la de miles de lectores de todo el mundo, a trav¨¦s de esa gran novela americana que el autor administra por espaciadas entregas desde hace m¨¢s de tres d¨¦cadas, ayud¨¢ndoles a comprender la evoluci¨®n de la vida ¨ªntima de un pa¨ªs que este martes vuelve a las urnas, al borde de la quiebra pol¨ªtica y moral. Durante estos meses de confinamiento, entre sus casas de Maine y de Montana, Ford ha terminado el borrador de una nueva novela de aquel personaje que se present¨® al mundo, entrando en el ¡°periodo permanente¡± de su vida, reci¨¦n divorciado, en las p¨¢ginas de El periodista deportivo (Anagrama, 1986). Ahora Frank es un hombre mayor, que busca un tratamiento para su hijo enfermo, en la era de Donald Trump. Un periodo que Ford, sutil observador de un pa¨ªs inabarcable, reconoce que le cuesta comprender sin recurrir a su imaginaci¨®n. En las paredes de su caba?a, llenas de recuerdos, hay una vieja fotograf¨ªa de dos hombres negros excavando un agujero en el campo. ¡°Est¨¢n cavando la tumba de Faulkner¡±, explica Ford, sonriendo. ¡°?Qui¨¦n es el que se r¨ªe ahora, eh?¡±, dice, imaginando lo que le dir¨ªan los enterradores negros al cad¨¢ver del gran escritor sure?o, nacido en Misisipi como ¨¦l. La raza, la historia, la ignorancia y el nihilismo se mezclan en esta charla sobre un pa¨ªs cuyas m¨²ltiples texturas Ford conoce como pocos.
Pregunta. Hace cuatro a?os escribi¨® que no era capaz de imaginar lo que una victoria de Trump significar¨ªa para su pa¨ªs. ?Qu¨¦ ha significado?
Respuesta. Lo que ha significado es desesperaci¨®n y confusi¨®n entre la mayor¨ªa de estadounidenses. Pero si fu¨¦ramos un pa¨ªs inteligente, que no lo somos particularmente, ser¨ªa desesperaci¨®n y confusi¨®n sobre nosotros mismos. No debemos culpar demasiado a Trump porque es solo un actor interpretando el papel que previsiblemente iba a interpretar tal como lo ha hecho. Muchos estadounidenses quer¨ªan que hubiera un empresario llevando las riendas del pa¨ªs, como si un pa¨ªs pudiera llevarse como una empresa. Las empresas tienen clientes y consejeros delegados, mientras que los pa¨ªses tienen ciudadanos y l¨ªderes. La relaci¨®n entre un ciudadano y un l¨ªder es muy diferente de la que hay entre un cliente y un consejero delegado. El problema no est¨¢ tanto en Donald Trump, aunque es un imb¨¦cil, sino en nosotros. ?C¨®mo permitimos que esto sucediera? ?C¨®mo hemos sido tan despreocupados? ?C¨®mo hemos observado tan mal nuestro pa¨ªs, dando tanto por descontado, para permitir que esto sucediera?
P. Usted, como se refleja en sus novelas, conoce este pa¨ªs profundamente. Ha crecido en el sur, vivido en el norte, en el este, en el oeste, en las costas y en las monta?as, en zonas rurales y urbanas. ?No lo vio venir? ?Comprende el trumpismo?
R. Me temo que solo comprendo las explicaciones convencionales. Usando mi imaginaci¨®n, que es lo que hacemos los novelistas, trato de mirar m¨¢s all¨¢ de estas. Y el problema es c¨®mo llegar a la gente que es tan ignorante sobre c¨®mo funciona el pa¨ªs. La Constituci¨®n, el legislativo, el poder judicial. ?C¨®mo vas a educar a un enorme n¨²mero de estadounidenses que desconocen todo eso? ?C¨®mo vas a educar a los racistas para que no sean racistas? ?C¨®mo vas a hacer que un pa¨ªs como el nuestro, un lugar tan enorme, con tantos Estados diferentes, sea respetuoso con nuestra historia cuando no lo es? De modo que, cuando buscas las causas de la ascendencia de Trump, creo que una clara es la ignorancia, otra es la complacencia, otra es el racismo. Son asuntos sist¨¦micos, m¨¢s que el hecho de que haya un estrato de mineros desempleados insatisfechos en la parte occidental de Pensilvania. Eso es solo la explicaci¨®n f¨¢cil.
P. Estuvo este verano en un mitin de Trump en Dakota del Sur, me dijo, donde pudo mezclarse con muchos de sus seguidores. Dijo que parec¨ªan compartir la convicci¨®n de que eran ¡°desamparados sin merecerlo¡±.
R. S¨ª, creo que ese sentimiento une a muchos seguidores de Trump. Y no est¨¢ apoyado por los hechos. Es el personaje que se han creado: que el Gobierno no ha sido su Gobierno, que no les ha atendido lo suficientemente bien. Pero lo cierto es que les atiende bastante bien. Les da dinero de la seguridad social cuando se hacen mayores. Asfalta sus carreteras. Mantiene abiertos sus colegios, sus bibliotecas. Les proporciona una m¨ªnima asistencia sanitaria. Hace muchas cosas por ellos, de modo que esa imagen de s¨ª mismos como un estrato de la sociedad injustamente maltratado es solo ignorancia. No lo son. Lo que son es ignorantes. ?Quiere saber qui¨¦n est¨¢ desamparado? Las personas negras sin empleo, ellos est¨¢n siendo mal atendidos. Las personas con discapacidades, ellos est¨¢n mal atendidos. La mayor parte de la gente en el mitin de Trump conduc¨ªa grandes rancheras, conduc¨ªan potentes todoterrenos, no parec¨ªa que les fuera mal.
P. Me cont¨® tambi¨¦n que, aunque nunca lo reconocer¨ªan, le parecieron ¡°nihilistas¡±, dispuestos a desmantelar un pa¨ªs sin saber mucho acerca de las razones o las consecuencias.
R. Es cierto. Su defensa de Trump puede empezar con cierta l¨®gica filos¨®fica: la oposici¨®n a quienes lo rechazan. Pero a menudo eso degenera en nihilismo, porque se olvidan de por qu¨¦ est¨¢n enfadados. Simplemente est¨¢n enfadados. Dispuestos y capaces de desmantelar este pa¨ªs creyendo que necesita ser desmantelado o que lo est¨¢n salvando. Si hubiera los suficientes, lo desmantelar¨ªan todo, como alborotadores furiosos que prenden fuego a su propio vecindario.
P. Como escritor, ?por qu¨¦ cree que Hagamos Am¨¦rica Grande de Nuevo es una frase tan poderosa?
R. Es sentimental. Es gobernar con esl¨®ganes. Es una nostalgia del pasado, pero Am¨¦rica est¨¢ mucho mejor ahora que en ese pasado que idealizan. Si indagas en los detalles de la frase, lo que quieren es que las personas negras vuelvan al lugar donde estaban en 1955, y tener un enemigo bien definido al que poder odiar, como antes eran los rusos. A?oran un tiempo mejor que no era tan bueno. En otras palabras, es una ignorancia total. La ignorancia, amigo, ese es el problema. La ignorancia sobre la historia y los principios fundacionales de este pa¨ªs, sobre nuestra propia ciudadan¨ªa responsable. La ignorancia sobre qu¨¦ lugar maravilloso podr¨ªa de hecho ser Estados Unidos.
P. ?Pero esa ignorancia no ha estado siempre ah¨ª?
R. Bueno, hay razones por las que todo esto sucede ahora. Involuntariamente, Obama es una de las causas, porque sac¨® todas las serpientes de debajo de las alfombras, de las piedras, de los troncos. Y luego est¨¢ la educaci¨®n. La gente llega a la edad adulta sin saber mucho sobre c¨®mo funciona el Estado. De manera que pueden hacer referencias a la Constituci¨®n de Estados Unidos sin tener la m¨¢s remota idea de lo que esa Constituci¨®n significa. Es solo otro eslogan. ?Por qu¨¦ ahora? Hay razones espec¨ªficas. El racismo, que no ha sido tan visible a pesar de que siempre ha estado ah¨ª, ahora es prominente. Y la ignorancia sobre nuestras instituciones se ha convertido en end¨¦mica. No me refiero a que no haya, para las personas blancas, discrepancias econ¨®micas graves, porque las hay. Pero eso no lo explica todo.
P. En el libro que acaba de terminar vuelve Frank Bascombe. Es un hombre mayor en la Am¨¦rica contempor¨¢nea. ?C¨®mo vive Frank la era Trump?
R. Siempre he tratado de mantener la pol¨ªtica electoral en la periferia de estos libros, porque no soy un gran estudioso de la pol¨ªtica. Mi creencia es que lo que sucede en la esfera p¨²blica irradia hacia lo que sucede en la vida privada. De modo que, si puedo hablar de lo que sucede en la vida privada, si permito que esa sea mi preocupaci¨®n primaria, entonces podr¨¦ atrapar algunas de las brisas de la atm¨®sfera pol¨ªtica m¨¢s vasta. As¨ª que mantengo a Trump en la periferia. Hay una frase al principio de Felix Holt, la novela de George Elliot, que dice algo as¨ª: ¡°No hay una vida privada que no haya sido predispuesta por una vida p¨²blica mayor¡±. Creo que eso es cierto. No tengo que dedicarme a la vida p¨²blica, puedo invocarla a trav¨¦s de la vida privada.
P. ?Qu¨¦ es lo m¨¢s importante que est¨¢ en juego en estas elecciones?
R. Hay muchas cosas que est¨¢n en un delicado equilibrio, como que las mujeres puedan o no mantener sus derechos reproductivos, por ejemplo, que no es cuesti¨®n peque?a. Si la gente va a poder votar o si su derecho ser¨¢ suprimido, que no es cuesti¨®n peque?a. Si seguiremos permitiendo que fluya la savia de este pa¨ªs, que es la inmigraci¨®n. No son cuestiones menores. Pero creo que lo m¨¢s importante que podemos perder es un sentido de optimismo sobre nuestro pa¨ªs. No eso de que sea un pa¨ªs donde todo es posible, pero s¨ª donde un tipo de idealismo personal y de optimismo puede ser depositado en nuestras instituciones p¨²blicas. Y creo que estamos en peligro de perder ese optimismo.
P. Algo parece estar movi¨¦ndose en el tema de la justicia racial. ?C¨®mo est¨¢ viviendo todo esto?
R. Lo veo imparable. Pero he vivido en un periodo de agitaci¨®n racial desde que era un ni?o. As¨ª que veo lo que est¨¢ pasando ahora con Black Lives Matter como algo natural, si acaso como un vestigio, m¨¢s amplificado e intensificado, de cosas que han estado pasando en este pa¨ªs durante mucho tiempo. Por eso es imparable. Y debe ser imparable.
P. ?Ha seguido mucho la campa?a?
R. Afortunadamente vivo muy lejos de Washington. Es una de las cosas de este pa¨ªs, que podemos mirar hacia otro lado. Pero esto es como la telerrealidad, cuando lo ves en el hospital, despu¨¦s y¨¦ndose, d¨¢ndose paseos de ego en su todoterreno y saludando como Haile Salassie. Me sorprendi¨® que no lanzara billetes de d¨®lar por la ventana. Era completamente rid¨ªculo y extra?o. Pero no era gracioso, porque es real, son seres humanos reales. Ahora, le dir¨¦ una cosa: cuanto m¨¢s raro se pone Trump, y creo que eso sucede cuando se da cuenta de que va a perder, me siento m¨¢s esperanzado porque creo que los votantes corrientes, la gente que vive en Virginia Occidental, en Arizona, que son republicanos, empiezan a pensar: ¡°Mierda, a este t¨ªo se le ha ido la olla¡±. Y creo que es lo que deber¨ªan haber estado pensando todo el tiempo, pero son tan c¨ªnicos que no lo han hecho hasta ahora.
P. Escribi¨® que Hillary Clinton era una mala candidata pero habr¨ªa sido una buena presidenta. ?Qu¨¦ hay de Biden?
R. Hillary Clinton es una elitista, por muy inteligente que sea. Biden no lo es. Biden es un pol¨ªtico de los viejos tiempos, casi desgastado. Ves a tipos como Biden que son alcaldes en las ciudades, miembros de los consistorios locales. Es uno de esos tipos de dar la mano, de pegar palmadas en el hombro y darte un buen meneo. Sabe un chiste gracioso que contarte. Hillary no pod¨ªa hacer nada de eso, sencillamente ten¨ªa los instintos equivocados. Era una de esas personas progresistas que piensan que ser listos es todo lo que tienes que ser. Probablemente es mucho m¨¢s lista que Biden, pero Biden es un encaje mejor para nuestro pa¨ªs. Es mucho mejor candidato.
P. ?Es Biden capaz de ese liderazgo moral que usted atribuye a Obama?
R. Afortunadamente para Biden, todo lo que haga ser¨¢ medido contra Trump. As¨ª que no tiene que hacer nada muy grande. Ganar¨¢ en el terreno moral simplemente no haciendo nada horrible. Pero es un tipo con los institutos adecuados, es inteligente, tiene una gran empat¨ªa, tiene inteligencia de calle, y conoce muy bien las instituciones del Estado, ha estado en ellas durante 47 a?os. Ser¨¢ un presidente perfectamente aceptable y no tendremos que preocuparnos por ¨¦l cuatro a?os despu¨¦s, si vive. Estar¨¢ feliz de salir del escenario y ced¨¦rselo a otra persona. As¨ª que, para m¨ª, es perfecto para el momento. Casi cualquier otro de los que compitieron tambi¨¦n habr¨ªa sido perfecto, pero debido a las peculiaridades de nuestra democracia, solo podemos permitir que uno de dos ancianos blancos sea presidente en este momento. Eso va a dejar de ser as¨ª pronto. Todos esos hombres mayores blancos est¨¢n de retirada. Es otra generaci¨®n la que debe manejar esto. Como cuando Kennedy se convirti¨® en presidente. Cuando lleg¨® Bill Clinton pens¨¦, vale, de acuerdo, esta es la oportunidad de mi generaci¨®n de demostrar lo bien que podemos hacer esto. E hizo un trabajo bastante bueno, aunque sencillamente no pudo apartarse de en medio de s¨ª mismo. Pero creo que otra generaci¨®n tomar¨¢ el mando en los dem¨®cratas, y eso es prometedor.
P. ?C¨®mo se convirti¨® el Partido Republicano en el partido de Trump?
R. No s¨¦ la respuesta a eso porque nunca he sido un republicano. Nunca he votado republicano. S¨ª s¨¦ que no es un partido monol¨ªtico, y que son mucho m¨¢s disciplinados que los dem¨®cratas. Tienen mucho m¨¢s ¨¦xito en organizar a su gente, y son muy buenos, dentro de los confines de su ideolog¨ªa, en subordinar una cosa a la otra. Permitir¨¢n, por ejemplo, felizmente, que Trump abuse de las mujeres si, al mismo tiempo, consiguen un magistrado en el Supremo. Son realmente capaces de priorizar esas cosas muy bien, algo en lo que los dem¨®cratas son unos in¨²tiles. As¨ª que no s¨¦ lo que har¨¢n. S¨¦ que tendr¨¢n tiempos duros. Pero de alguna manera, si sacamos a Trump de all¨ª, me importa una mierda lo que hagan.
P. ?Teme que Trump se resista a dejar el poder?
R. Est¨¢ fanfarroneando de eso todo el d¨ªa, pero fanfarronea de las cosas siempre, de todas formas. No lo s¨¦. Pero me da miedo. Me da miedo por la violencia en nuestras calles. De verdad temo que haya resistencia violenta a que saquen a Trump de la Casa Blanca por parte de la derecha, los racistas, los de QAnon y gente as¨ª. Espero que haya personas m¨¢s cuerdas que susurre al o¨ªdo de Trump: ¡°T¨ªo, has perdido las elecciones, no hagas m¨¢s da?o a este pa¨ªs solo porque sirve a tus deseos, o a los deseos de estos memos que te siguen¡±. No lo s¨¦. Esa es la mayor fuente de ansiedad que siento ahora. Siento confianza al 100% de que no ganar¨¢ el voto popular, pero lo que har¨¢ con lo que obtenga, no lo s¨¦. Nadie lo sabe. Alguien tendr¨¢ que dar un paso al frente. ?Ser¨¢n los militares, o su familia? No lo s¨¦.
P. Hace 12 a?os, en Dubl¨ªn, me dijo que si ganaba McCain se planteaba hacer las maletas e irse del pa¨ªs. ?Tiene las maletas hechas por si vuelve a ganar Trump?
R. Como ha dicho, eso fue hace 12 a?os. Ahora tengo 76. Y mi esposa no tiene absolutamente ning¨²n inter¨¦s en dejar el pa¨ªs. Los 76 a?os es una edad extra?a. Me siento muy joven y soy muy viejo. Y creo que muchas cosas son posibles que quiz¨¢ no lo son. Adem¨¢s creo que Trump no va a ser reelegido. No nos fuimos cuando Trump fue elegido, como hizo mucha gente, hemos resistido estos cuatro a?os de desesperanza y de demencia, no nos vamos a ir ahora.
P. Tiene usted amigos por todo el mundo. ?Siente la presi¨®n? ?Piensa en las repercusiones para el mundo de lo que hagan ustedes el martes?
R. Soy un poco esc¨¦ptico con todo eso. No veo a Estados Unidos como un modelo para el resto del mundo. Creo que la mayor¨ªa de los pa¨ªses tienen problemas y aspiraciones importantes que no tiene nada que ver con nosotros. Esa mentalidad de que somos un faro para el mundo la veo desgastada. Somos un pa¨ªs que tuvo esclavitud end¨¦mica desde el siglo XVI, no tenemos nada de que alardear. Hemos estado poniendo a la gente en peligro durante toda nuestra existencia. Tenemos desigualdades inmensas. Tambi¨¦n mucha prosperidad, eso es cierto. Si quiere decir que la esperanza del mundo depende de la prosperidad de Estados Unidos, quiz¨¢ hay un argumento. Pero debajo de eso, tenemos grav¨ªsimos problemas aqu¨ª, en este continente que intentamos gobernar desde una peque?a zona de diez kil¨®metros cuadrados donde se encuentra usted ahora.
P. ?Qu¨¦ ha aprendido de su pa¨ªs un observador como usted en estos meses de reclusi¨®n forzada por la pandemia?
R. Ya sab¨ªa cu¨¢n ingobernables son los estadounidenses. Pero este es un pa¨ªs fundado sobre la santidad de los derechos de la propiedad, y yo no entend¨ªa realmente hasta qu¨¦ punto ese derecho a la propiedad, y el valor de la propiedad, podr¨ªan afectar a la gente cuando su valor disminuye. Supongo que no estaba preparado para la disposici¨®n de la gente a sacrificar sus vidas o las de sus vecinos para que pudieran tener su pizzer¨ªa abierta. Eso ha sido un poco shock para m¨ª. Todo gravita alrededor de la independencia estadounidense, pero es mucho m¨¢s complicado que eso. Me hace pensar que el mucilago, el pegamento que mantiene a Am¨¦rica unida no es la Constituci¨®n, no es la empat¨ªa, no es el amor al pr¨®jimo, son los d¨®lares. Cuando quitas esos d¨®lares, todas esas otras instituciones sociales altisonantes se vician, se debilitan gravemente. Eso ha sido una sorpresa para m¨ª. Que la gente no priorice la salud y el bienestar de sus iguales a la necesidad de ganar dinero. S¨¦ que tiene que haber un equilibrio, que no puede haber lo uno sin lo otro, pero me sorprende hasta qu¨¦ punto la empat¨ªa ha perdido terreno en este pa¨ªs.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter sobre las elecciones en Estados Unidos