Ni rastro del trumpismo en Washington
El ingente despliegue militar y la denegaci¨®n de permisos para manifestarse evitan concentraciones a favor del ahora expresidente
Ni Donald Trump, ni trumpistas. El ya expresidente decidi¨® abandonar Washington cuando todav¨ªa era mandatario para as¨ª utilizar el avi¨®n presidencial que le traslad¨® a su residencia de Palm Beach, en Florida. Seg¨²n despegaba el Air Force One de la base militar Andrews (Maryland, a las afueras de Washington), se escuchaban los acordes de la can...
Ni Donald Trump, ni trumpistas. El ya expresidente decidi¨® abandonar Washington cuando todav¨ªa era mandatario para as¨ª utilizar el avi¨®n presidencial que le traslad¨® a su residencia de Palm Beach, en Florida. Seg¨²n despegaba el Air Force One de la base militar Andrews (Maryland, a las afueras de Washington), se escuchaban los acordes de la canci¨®n de Frank Sinatra My way. Casi podr¨ªa ser un lema para una presidencia marcada por el ego de un hombre que se march¨® sin nombrar nunca las palabras ¡°presidente Joe Biden¡±. Trump siempre dijo que no le gustaba perder. Y lo ha demostrado hasta el final.
Con Trump fuera de Washington, en las calles de la ciudad, militarizada y cerrada en un enorme per¨ªmetro para proteger la Casa Blanca y el Capitolio, no qued¨® ni rastro de seguidores del republicano, acusado de insurrecci¨®n y que sufrir¨¢ su segundo impeachment ya como un civil.
Sin duda, la imponente presencia de los 25.000 miembros de la Guardia Nacional desplegados en la capital del pa¨ªs disuad¨ªan de cualquier intento de protesta, garantizando la seguridad y la tranquilidad del d¨ªa grande de la democracia estadounidense. Eran un aviso a que ning¨²n disturbio iba a ser permitido. Tambi¨¦n ha ayudado que la alcaldesa de la ciudad, la dem¨®crata Muriel Bowser, anunciara tras el asalto al Congreso el 6 de enero que no aprobar¨ªa ning¨²n permiso para manifestarse en la ciudad hasta pasados varios d¨ªas de la toma de posesi¨®n de Biden.
El debate sobre la vulneraci¨®n de la Primera Enmienda quedaba servido. Si la alcaldesa dec¨ªa que no, lo hac¨ªa contra el deseo del Servicio Nacional de Parques, agencia encargada de emitir los permisos para que la gente pueda manifestarse en la ciudad de Washington. ¡°Si alguna vez ha habido un momento en que necesit¨¢bamos que los derechos m¨¢s b¨¢sicos de nuestra constituci¨®n estuvieran garantizados es ahora mismo¡±, ha dicho el portavoz de la agencia, Mike Litterst, al diario The Washington Post. ¡°Cuando el Gobierno est¨¢ en peligro es cuando no hay que denegar libertades o el derecho de las personas a la Primera Enmienda¡±, ha agregado.
Tan solo una protesta fue autorizada, escondida en los alrededores de la estaci¨®n de trenes de Washington. Pero hasta el mediod¨ªa, momento en que Biden juraba su cargo, no hab¨ªa rastro de trumpistas o manifestantes exaltados como los que irrumpieron el pasado d¨ªa 6 en el Congreso, cuando se certificaban los votos del colegio electoral que daban por ganador de las elecciones presidenciales de 2020 a Joe Biden.
Un grupo de activistas negros de Los ?ngeles que hab¨ªa planeado una marcha a favor de las reparaciones ¨Dque consideran que les deben por los a?os de la esclavitud¨D el d¨ªa despu¨¦s de la toma de posesi¨®n de Biden decidi¨® cambiar el acto para el mes de febrero, cuando las aguas est¨¦n m¨¢s tranquilas y se pueda andar con libertad alrededor del Mall National, el largo espacio que va desde el monumento a Lincoln hasta el Capitolio. Sin turistas, sin una multitud que vitoreara al nuevo mandatario, sin vendedores de recuerdos del presidente saliente y el entrante ¨Dcomo es habitual¨D, la capital estadounidense rend¨ªa tributo a Biden en un silencio forzado como consecuencia del ataque al Capitolio. Todo bajo la mirada atenta y el escrutinio militar que convirti¨® Washington en una fortaleza ante la posibilidad de una nueva turba violenta de trumpistas.
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