El ¡®caso Stormy Daniels¡¯: un juicio convertido en una prueba de lealtad trumpista
Una treintena de congresistas republicanos se ha turnado para arropar al expresidente en la sala de vistas del tribunal penal de Nueva York
La vertiente pol¨ªtica del juicio penal a Donald Trump por el caso Stormy Daniels, en el que el jurado ha alcanzado este jueves por la tarde un veredicto de culpabilidad por los 34 delitos de los que se le acusaba, es evidente. No solo por su condici¨®n de candidato a la reelecci¨®n en noviembre, por sus m¨ªtines improvisados en el pasillo de acceso a la sala de vistas o por las mu...
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La vertiente pol¨ªtica del juicio penal a Donald Trump por el caso Stormy Daniels, en el que el jurado ha alcanzado este jueves por la tarde un veredicto de culpabilidad por los 34 delitos de los que se le acusaba, es evidente. No solo por su condici¨®n de candidato a la reelecci¨®n en noviembre, por sus m¨ªtines improvisados en el pasillo de acceso a la sala de vistas o por las muestras de apoyo de simpatizantes ¡ªnada masivas, m¨¢s bien al contrario¡ª en el parque que sirve de vest¨ªbulo al tribunal penal de Manhattan. Tambi¨¦n, y sobre todo, por el desfile de congresistas republicanos a lo largo del juicio, una cohorte de ilustres entre la que algunos ven al posible n¨²mero dos de la papeleta electoral del candidato, y otros, m¨¢s simplemente, un conveniente reajuste de filas en torno a la figura invasiva de Trump ¡ªha colonizado las distintas corrientes¡ª como l¨ªder omn¨ªmodo del partido. El juicio convertido en un test de lealtad no republicana, sino trumpista.
De Mike Johnson, presidente de la C¨¢mara de Representantes, el excandidato presidencial Vivek Ramaswamy o la ultramontana Elise Stefanik, a la que muchos ven como potencial vicepresidenta y que recus¨® formalmente al juez por conflicto de intereses, la ofensiva republicana en torno al juicio ha sido mucho m¨¢s potente que las mediocres multitudes que han protestado en la calle contra el proceso. Una especie de miniconvenci¨®n republicana en sede judicial, como anticipo de lo que se ver¨¢ en julio en Milwaukee cuando Trump sea entronizado como candidato a la reelecci¨®n.
Las dos primeras semanas del juicio, Trump lleg¨® a diario al juzgado sin otro s¨¦quito que su equipo de abogados y alguno de sus hijos mayores, habitualmente Eric y Donald Jr., turn¨¢ndose. La visible soledad del expresidente, denunciada en su red social con llamamientos a la movilizaci¨®n, empuj¨® a los suyos, que salieron en tromba a arroparlo. Lo que empez¨® como un goteo pronto se convirti¨® en una avalancha: solo el lunes 20 de mayo, la lista oficial de invitados de Trump, como tal facultados para acceder a la sala de vistas, super¨® la docena. Una semana antes, el n¨²mero de congresistas que viajaron el mismo d¨ªa desde Washington fue suficiente para que su ausencia retrasara una sesi¨®n en la que se iba a decidir si el fiscal general Merrick Garland incurr¨ªa en desacato al Congreso. Curiosamente, la extremista Marjorie Taylor Greene, que estuvo al lado de Trump cuando fue acusado, se qued¨® en Washington y afe¨® a sus colegas que corrieran a Manhattan. ¡°Estoy aqu¨ª haciendo mi trabajo¡±, justific¨®.
Con los d¨ªas, el juicio de Trump se fue convirtiendo en una versi¨®n en miniatura de la Convenci¨®n Nacional Republicana, en la que se dan cita ¨¦lites y aspirantes; carreras asentadas y entusiastas meritorios que aspiran a ganarse su favor y, tal vez, un puesto en una hipot¨¦tica Administraci¨®n republicana bajo un reelegido Trump. Un circo org¨¢nico de adhesiones, intereses y ambiciones, con alg¨²n que otro c¨¢lculo de probabilidades.
Senadores y gobernadores
El senador republicano Rick Scott tard¨® poco m¨¢s de una semana en responder a las quejas p¨²blicas de Trump sobre la falta de apoyo p¨²blico, y lo hizo, seg¨²n muchos analistas, al ver la oportunidad que el juicio representaba para su campa?a de reelecci¨®n. A Scott le sigui¨® un alud de nombres que tambi¨¦n suenan ¡ªo aspiran a hacerlo¡ª como candidatos a la vicepresidencia: el senador por Ohio JD Vance (el autor del superventas Hillbilly, una eleg¨ªa rural), el excandidato Ramaswamy, el gobernador de Dakota del Norte Doug Burgum y el representante Byron Donalds, de Florida. El punto ¨¢lgido de esa embajada republicana en sede judicial lo marc¨® el presidente de la C¨¢mara de Representantes, Mike Johnson, el republicano de mayor rango en un cargo federal que apoya a Trump, desafiando claramente al sistema de justicia penal con su mitin a la puerta del tribunal. Destacado papel en la defensa de Trump tuvo tambi¨¦n la presencia de una docena de representantes de la facci¨®n m¨¢s ultra del partido, con Matt Gaetz a la cabeza.
En las seis semanas de juicio, m¨¢s de 30 republicanos ilustres han arropado a su jefe de filas en la oscura y fr¨ªa sala de la 15? planta del n¨²mero 100 de la calle Centre, en el bajo Manhattan, en un ensayo de la coronaci¨®n en la convenci¨®n nacional de Milwaukee: haberse retratado en Nueva York puede sumar puntos de cara a la convenci¨®n republicana. Entre aspirantes a sus favores y fieles recalcitrantes, algunos de su c¨ªrculo m¨¢s cercano desde hace a?os, tambi¨¦n se dieron cita en los duros bancos de madera del tribunal los hijos adultos de Trump ¡ªsalvo Ivanka, que no acudi¨® a ninguna vista¡ª y personajes tan incalificables como Chuck Zito, antiguo l¨ªder de una banda de moteros de Nueva York que pas¨® seis a?os en prisi¨®n por tr¨¢fico de drogas. Zito ayud¨® a fundar a principios de los ochenta la secci¨®n neoyorquina de un club californiano, los Hell¡¯s Angels (los famosos ?ngeles del infierno), descrito por el Departamento de Justicia como una empresa criminal. La secci¨®n dirigida por Zito fue vinculada por Justicia a una conocida familia mafiosa de Nueva York.
Un veredicto de culpabilidad, acicate para el 15% de los votantes
Los datos demoscópicos sonríen a Donald Trump, no solo por su aparente ventaja en las encuestas de intención de voto sobre su rival republicano, Joe Biden, que también aspira a la reelección en noviembre. Según un sondeo de la radio pública NPR, publicado el 30 de mayo, el resultado del juicio, cualquiera que fuere, no influirá en el voto de la mayoría de los votantes registrados: dos tercios de los encuestados aseguraron que un veredicto de culpabilidad no cambiaría en nada su elección de la papeleta. Tres cuartas partes afirmaron lo mismo de un veredicto de inocencia. Otro 15% sostuvo que un veredicto de culpabilidad les animaría aún más a votar a Trump.
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