Trump insiste en su esprint final en Pensilvania (y en cortejar al votante latino)
El republicano recorre en la ¨²ltima jornada de su campa?a cuatro ciudades en tres Estados decisivos con parada en Reading, donde el 70% de la poblaci¨®n es hispana, un grupo al que necesita para ganar
Si hoy es lunes, esto debe de ser Pensilvania. O Carolina del Norte. O M¨ªchigan. El candidato republicano dise?¨® para el ¨²ltimo d¨ªa de su extravagante campa?a un viaje por cuatro ciudades repartidas por tres Estados, todos ellos decisivos en las elecciones presidenciales de este martes. En total, ten¨ªa previsto cubrir unos 1.800 kil¨®metros a bordo de su avi¨®n, el Trump Force One.
Empez¨® por la ma?ana, con un retraso de 50 minutos, en Raleigh, ciudad universitaria de Carolina del Norte, Estado al que ha dedicado una inusual cantidad de energ¨ªa en los ¨²ltimos d¨ªas, como si temiera perderlo. El plan era terminar, al final fue de madrugada, con un acto en Grand Rapids (M¨ªchigan), el lugar en el que despidi¨® sus campa?as de 2016 y 2020 y donde se estren¨® sobre un escenario con su aspirante a la vicepresidencia, J. D. Vance, a los dos d¨ªas del final de la Convenci¨®n Nacional Republicana de Milwaukee y solo una semana despu¨¦s de sufrir el primero de los dos intentos de asesinato a los que ha sobrevivido durante esta campa?a. La parte central del lunes la pas¨® en Pensilvania, con sendas apariciones en Reading y Pittsburgh, la segunda ciudad de un Estado que hace cuatro a?os prefiri¨® a Joe Biden.
Ten¨ªa sentido: se trata del que m¨¢s votos electorales aporta (19) de entre los siete bisagra y las ¨²ltimas encuestas dan aqu¨ª un empate casi perfecto entre Trump y su oponente, la vicepresidenta dem¨®cratas Kamala Harris. En el caso de Reading, se a?ad¨ªa su inter¨¦s por cortejar el voto latino, uno de los grandes temas (e inc¨®gnitas) de estas elecciones.
Arranc¨® con casi hora y media de retraso, y, con la voz algo ronca, ofreci¨® uno de sus cl¨¢sicos discursos err¨¢ticos, que en los ¨²ltimos d¨ªas han ganado en violencia. Atac¨® a Nancy Pelosi (¡°una desgracia¡±) y a la prensa (¡°fake news¡±) y pidi¨® a los suyos que se movilizaran para votarle ma?ana. ¡°El 5 de noviembre ser¨¢ el d¨ªa de la liberaci¨®n en Estados Unidos. Y en cuanto llegue [al Despacho Oval] lanzar¨¦ la mayor deportaci¨®n de la historia de criminales migrantes: son como animales¡±.
¡°Salvar el pa¨ªs¡±
¡°Pensilvania construy¨® Estados Unidos y ahora va a salvar el pa¨ªs¡±, dijo, tras pintar una imagen apocal¨ªptica de Estados Unidos al borde de la depresi¨®n econ¨®mica, como viene haciendo en cada mitin. ¡°He estado esperando esto cuatro a?os y solo falta un d¨ªa¡±, a?adi¨® el candidato, que perdi¨® en las urnas contra Joe Biden en las elecciones de 2020. Trump apareci¨® en escena con decenas de mujeres detr¨¢s que sosten¨ªan carteles rosas en que se le¨ªa: ¡°Las mujeres, con Trump¡±. El republicano es consciente de que el voto femenino puede frustrar su regreso a la Casa Blanca.
Reading es una ciudad que, como tantas otras en esta parte del pa¨ªs, vio tiempos mejores. Con unos 100.000 habitantes, es (con un 68,9%) la m¨¢s latina de un Estado que cuenta con m¨¢s de un mill¨®n de hispanos y casi medio mill¨®n de puertorrique?os. Y ah¨ª est¨¢ la explicaci¨®n a no solo por qu¨¦ Trump par¨® este lunes aqu¨ª para hablar ante miles de sus simpatizantes, que quedaron lejos de llenar el Santander Arena, donde juega el equipo de hockey local, sino el motivo por el que tambi¨¦n su oponente, la dem¨®crata Kamala Harris decidi¨® a?adir por sorpresa hacer una breve escala en Reading como parte de su particular tour de ¨²ltima hora: la vicepresidenta ten¨ªa previstas cinco ciudades, todas en Pensilvania.
Orgullosa de su pasado ferroviario y por ser el lugar donde inventaron esa mezcla de pan y galleta llamada pretzel, la culpa de que Reading se haya convertido por unas horas en algo as¨ª como el centro de la pol¨ªtica mundial la tiene un chiste: el que solt¨® el c¨®mico Tony Hinchcliffe hace un par de domingos en el Madison Square Garden de Nueva York. Ya saben, ese en el que compar¨® Puerto Rico con una ¡°isla de basura flotante¡± en medio del oc¨¦ano.
Cuatro horas antes del inicio del evento de Trump aqu¨ª, centenares de personas estaba haciendo cola a las puertas del estadio, algunas, las primeras, desde el d¨ªa anterior por la noche. En la fila hab¨ªa solo un pu?ado de latinos en una muchedumbre en la que predominaban las personas blancas y contaba con su raci¨®n habitual de extravagancias en un evento de este tipo, como ese hombre con una especie de roca con la forma de uno de esos cabezones de la Isla de Pascua al que le hab¨ªa pegado una mata de pelo naranja en honor al l¨ªder.
Un matrimonio formado por el ecuatoriano Edison G¨¹iracocha y la salvadore?a Flor Pacheco, vecinos de Reading desde 2010, adujeron motivos econ¨®micos para votar por Trump. Tambi¨¦n ideol¨®gicos: ¡°No nos gustan las ideas que los dem¨®cratas quieren meter a los ni?os en la cabeza. ?Qu¨¦ es eso de cambiar de sexo a los 10 a?os?¡±, se preguntaban.
Un poco m¨¢s all¨¢, tres amigos, Jay y Justin, hermanos de ascendencia puertorrique?a, y Kenny, due?o de origen indio de una tienda de ultramarinos orgulloso porque la web Politico hab¨ªa puesto esa ma?ana una foto de su negocio para ilustrar un reportaje sobre el posible trasvase de votos hispanos en Pensilvania hacia el candidato republicano, consideraron que no hab¨ªa nada ofensivo en el chiste sobre Puerto Rico: ¡°Primero, no lo dijo ¨¦l, y segundo, ese c¨®mico se dedica a faltar al respeto a los dem¨¢s, as¨ª que no s¨¦ por qu¨¦ la gente se extra?a¡±, dijo Kenny. ¡°Yo estaba all¨ª, en Nueva York¡±, explic¨® despu¨¦s Shawn DVS 7.0, un joven de ascendencia dominicana que se defini¨® como ¡°un rapero cristiano conservador¡±. ¡°Cuando [el c¨®mico] lo solt¨®, no mucha gente se ri¨®, era un chiste malo, pero no ofensivo. Los hispanos han votado durante a?os dem¨®crata porque son ellos los que les dieron todas las facilidades, pero eso est¨¢ cambiando¡±.
¡°Aquel insulto a los puertorrique?os lo cambi¨® todo y no solo entre esa comunidad, porque cuando insultan a uno, nos insultan a todos los hispanos¡±, advirti¨® al rato Johnny Cepeda-Freytiz, que se presenta a la reelecci¨®n como representante estatal dem¨®crata en el Capitolio de Harrisburg y que ha cedido a la campa?a de Harris su restaurante, Mi Casa Su Casa. Est¨¢ situado en la calle principal del centro, donde tambi¨¦n tiene su cuartel general el Partido Republicano. ¡°Hay dos motivos por los que un hispano puede decidir votar a Trump: porque le han lavado el cerebro para hacerle creer que ¨¦l vendr¨¢ a resolver todos los problemas econ¨®micos y porque sufre un caso de amnesia y no recuerda las cosas que hizo cuando estaba en la Casa Blanca¡±. El aborto, admiti¨® Cepeda-Freityz, tal vez tambi¨¦n influya, pero solo entre quienes no entienden ¡°el concepto de separaci¨®n entre Iglesia y Estado¡±.
Los retrasos en el programa del expresidente continuaron durante el resto del d¨ªa. La duda durante toda la jornada fue, no solo si ganar¨¢ el martes, sino c¨®mo pensaba cumplir con sus planes y, espec¨ªficamente, cu¨¢ndo saldr¨ªa al escenario de Grand Rapids (una aparici¨®n prevista para las 22:30), en vista de la tendencia a ofrecer discursos largos e impredecibles. Tambi¨¦n de que, como dijo a sus seguidores el s¨¢bado por la noche en Greensboro (Carolina del Norte), no sabe hacerlo de otra manera. ¡°Podr¨ªa venir aqu¨ª, hablar 25 minutos e irme, pero no lo voy a hacer¡±, dijo a una masa de sus fieles, que soport¨® estoicamente un retraso de dos horas.
Adem¨¢s de por la gesti¨®n laxa de los horarios, la recta final de la campa?a de Trump se ha caracterizado por una escalada en la ret¨®rica del candidato, que en el mitin de Greensboro del s¨¢bado pareci¨® divertirse con el comentario mis¨®gino de un simpatizante, que dijo que Harris nunca trabaj¨® en McDonald¡¯s, pero si ¡°en una esquina¡±, y el domingo brome¨® en Lilitz (Pensilvania) con la idea de que si lo volv¨ªan a disparar y las balas ten¨ªan que pasar por el lugar por donde estaba colocada la prensa (fake news, la llam¨®) la idea no le ¡°molestar¨ªa¡±.
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