Kamala Harris, a los votantes de Pensilvania: ¡°Ustedes van a decidir el resultado de estas elecciones¡±
La candidata dem¨®crata cierra su campa?a en Filadelfia con un mensaje de unidad para superar ¡°una d¨¦cada de miedo y divisi¨®n¡±, la transcurrida desde la victoria de Trump en 2016
Un mensaje de unidad a sus votantes y a quien no la vote; su habitual invitaci¨®n al optimismo y una llamada a la esperanza. El mitin de cierre de campa?a en Filadelfia de la candidata dem¨®crata a la presidencia de EE UU, Kamala Harris, fue una celebraci¨®n serena, incluso fr¨ªa, pero tambi¨¦n una t¨¢cita advertencia de evitar toda tentaci¨®n de triunfalismo como la que en 2016 transmiti¨® en su ¨²ltimo d¨ªa en la carrera Hillary Clinton, en la misma ciudad, un d¨ªa antes de perder ante Donald Trump. ¡°El momentum [impulso] est¨¢ de nuestro lado¡±, ha dicho Harris a los miles de simpatizantes congregados en la noche de este lunes en Filadelfia.
Pero el momentum se ha mostrado de lo m¨¢s elusivo en esta campa?a in¨¦dita, y el m¨¢s que probable empate con su rival republicano en Pensilvania, el m¨¢s decisivo de los siete Estados bisagra, y la certeza de que el recuento llevar¨¢ muchas horas ¡ªcada una multiplicar¨¢ las sospechas de fraude entre los republicanos¡ª impon¨ªan tambi¨¦n cierta necesidad de cautela. La prevenci¨®n se resume en el mensaje que Harris dirigi¨® este lunes a su equipo: seguid trabajando y movilizando a los votantes. ¡°Es la elecci¨®n m¨¢s trascendental de nuestras vidas, por eso hasta el ¨²ltimo de los votos cuenta¡±, dijo, animando a votar y dando incluso instrucciones de las p¨¢ginas web donde el votante rezagado pudiera informarse, o repitiendo el horario de la votaci¨®n este martes. ¡°Porque ustedes son quienes van a decidir el resultado de estas elecciones¡±, dijo a los habitantes de Pensilvania, que con sus 19 votos del Colegio Electoral es el m¨¢s determinante de los siete Estados bisagra.
¡°Vamos a ganar porque sabemos por lo que luchamos, para superar una d¨¦cada de miedo y divisi¨®n [la transcurrida desde la victoria de Donald Trump en 2016] y tener un nuevo comienzo, una nueva manera de avanzar, no como enemigos, sino como vecinos. No me asusta luchar, lo hice cuando fui fiscal general, y lo hac¨ªa con un prop¨®sito: luchar en nombre de la gente. Si me dej¨¢is que luche por vosotros, nada en el mundo se interpondr¨¢ en mi camino¡±.
Harris se refiri¨® a esa lucha, el trabajo en lo que llama su lista de tareas: ¡°Rebajar el coste de la vida, tener casas m¨¢s asequibles, bajar los impuestos a las familias y las pymes, abaratar el coste de los seguros m¨¦dicos, porque el acceso a la salud es un derecho, y no un privilegio. Y en todo esto, no vamos a dar un paso atr¨¢s, como tampoco en lo m¨¢s fundamental, un futuro de libertad, la m¨¢s fundamental, la de las mujeres sobre su propio cuerpo¡±.
Una marea humana menos numerosa de lo esperado hab¨ªa confluido horas antes hasta el lugar del mitin, p¨¢lido reflejo de la isla berlinesa de los museos: las columnas del neocl¨¢sico museo del Arte de Filadelfia, asomado al r¨ªo y en cuya escalinata se levantaba el estrado, luc¨ªan como un tornasol azul, blanco y rojo, los colores de la bandera, bajo los ca?ones de luz. All¨ª, en un escenario azul vibrante, con las actuaciones de superestrellas como Lady Gaga y Ricky Martin, entre otros artistas, la gente aguard¨® pacientemente la llegada de la protagonista, casi al filo de la medianoche, para rematar la marat¨®n del d¨ªa, casi una inmolaci¨®n destinada a captar los votos terminales, en el sentido m¨¢s literal del t¨¦rmino: por ¨²ltimos, pero tambi¨¦n por ag¨®nicos; la esperada llave para deshacer el empate.
Ese fue el sentido del breve mensaje de Tim Walz, candidato a vicepresidente, que se asom¨® virtualmente al escenario de Filadelfia desde un mitin simult¨¢neo en Detroit: ¡°No demos nada por supuesto, estamos en el ¨²ltimo cuarto del partido, a¨²n quedan unos minutos, pero tenemos el mejor quarterback: Kamala Harris¡±. Walz dedic¨® su intervenci¨®n a glosar la defensa del derecho al aborto por parte de Harris y los dem¨®cratas. ¡°Las vidas de las mujeres est¨¢n en juego en esta elecci¨®n¡±
Por eso lo de menos fueron los discursos: nada nuevo bajo el sol fr¨ªo y oto?al de la jornada, si acaso el atronador silencio de Harris sobre su rival, a quien durante el resto del d¨ªa hab¨ªa mencionado como ¡°ese otro tipo¡±. El mensaje de cierre fue muy parecido, en fondo y forma, al alegato final del martes pasado en la Elipse de Washington, ante unos 75.000 seguidores. Pero como el principal mensaje era no dar ni un solo voto por perdido, antes de la traca final de Filadelfia, Harris reparti¨® gui?os teledirigidos: a los hispanos, y sobre todo a los puertorrique?os ¡ªinsultados gravemente en un mitin de Trump en Nueva York¡ª, en Allentown y en una parada expr¨¦s en el Caf¨¦ Viejo San Juan de Reading, la ciudad m¨¢s latina de Pensilvania. A los trabajadores, por doquier, sobre todo en las ciudades del cintur¨®n del ¨®xido. Y a los afroamericanos en Pittsburgh y Filadelfia, con infinidad de carteles que, con las efigies de Martin Luther King, Barack Obama y Kamala Harris y el lema ¡°defender la democracia¡±, colgaban de farolas y marquesinas, zarandeados por un viento desabrido. Votantes convertidos en objetivos de precisi¨®n, casi quir¨²rgicos: cada sufragio puede marcar la diferencia.
¡°El voto es tu voz y tu poder¡±, reiter¨® Harris en su mitin final. ¡°Porque aquellos que no est¨¢n de acuerdo no son mis enemigos, voy a ser la presidenta de todos los estadounidenses, porque cuando amas algo, luchas por ello: esa es una de las mejores formas de patriotismo. Esta no es una lucha contra nada ni contra nadie, sino una lucha por la libertad y la dignidad¡±, a?adi¨®. Como dijo enf¨¢ticamente la popular Oprah Winfrey, que present¨® a Harris: ¡°Voten, no dejen de votar, porque si no lo hacen ma?ana tal vez ya no puedan volver a hacerlo jam¨¢s¡±. Contra ese temor, la apuesta de ¡°futuro, optimismo, energ¨ªa y alegr¨ªa, sabiendo que podemos afrontar cualquier desaf¨ªo si lo hacemos juntos¡±.
La ¨²ltima jornada de campa?a de Harris, que trastorn¨® la pac¨ªfica vida cotidiana de Allentown, con los colegios cerrados, y el frenes¨ª habitual de Filadelfia, con atascos kilom¨¦tricos, fue un resumen del perfecto manual de una campa?a: encuentro con voluntarios, con votantes ya previamente entregados, la visita a un restaurante para degustar la especialidad local y el proselitismo puerta a puerta, con saludos a los ni?os, como hizo en Reading. Pero en Filadelfia, una ciudad poderosa con pies de barro ¡ªcomo esos barrios consumidos por el fentanilo¡ª, Harris sac¨® fuerzas de flaqueza tras una campa?a tan excepcional como breve y, tras el cristal blindado que proteg¨ªa la tribuna, clam¨®: ¡°Estamos juntos todos en esto. ?Listos para votar? ?Listos para ganar!¡±.
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