Carta a mi hijo con discapacidad: el valor del esfuerzo, independientemente del resultado
Ver la vida de mi hijo, sin duda complicada, y su reacci¨®n ante ella me ayuda a no comparar y a no quejarme. Las soluciones aparecen con el tiempo, por lo que no debemos desanimarnos ni arrojar la toalla a las primeras de cambio
Querido Alvarete,
Como sabes, por Nochebuena tenemos la costumbre de juntarnos con toda la familia directa. Cuando yo era peque?o, las hermanas de tu abuelo, junto con sus maridos e hijos, ven¨ªan a casa y lo celebr¨¢bamos todos juntos. Recuerdo un a?o que me alej¨¦ del bullicio y me sent¨¦ en la mesa del comedor, estaba yo solo delante de la bandeja de turrones y polvorones. Era ya muy tarde y repos¨¦ la cabeza en ...
Querido Alvarete,
Como sabes, por Nochebuena tenemos la costumbre de juntarnos con toda la familia directa. Cuando yo era peque?o, las hermanas de tu abuelo, junto con sus maridos e hijos, ven¨ªan a casa y lo celebr¨¢bamos todos juntos. Recuerdo un a?o que me alej¨¦ del bullicio y me sent¨¦ en la mesa del comedor, estaba yo solo delante de la bandeja de turrones y polvorones. Era ya muy tarde y repos¨¦ la cabeza en la mesa, pues la noche hab¨ªa sido larga y ten¨ªa ganas de irme a la cama. En ese instante, apareci¨® mi t¨ªo Fernando con un paquete envuelto que era m¨¢s grande de lo habitual para aquella noche, lo llevaba escondido detr¨¢s de su espalda, pero se vislumbraba claramente. Era un regalo para m¨ª.
Abr¨ª el regalo r¨¢pidamente y me encontr¨¦ con el Cluedo. Me qued¨¦ mir¨¢ndolo fijamente y moviendo la caja de todas las formas posibles para examinar cada recoveco e intentar hacerme una idea sobre la tem¨¢tica de aquel juego de mesa. Mi t¨ªo se quit¨® la chaqueta, se remang¨® y se sent¨® a mi lado. Cogi¨® el Cluedo, lo abri¨® y empez¨® a colocarlo mientras me explicaba en qu¨¦ consist¨ªa y me daba consejos para ganar a su juego favorito.
Es complicado entender el motivo de las cosas, por qu¨¦ suceden y por qu¨¦ a unos s¨ª y a otros no. Gastamos mucha energ¨ªa y tiempo tratando de encontrar una explicaci¨®n sin darnos cuenta de que conocerla no va a cambiar la realidad. Personalmente, creo que todo lo que nos sucede tiene un sentido, aunque nos cueste verlo, pero con el tiempo veremos que las piezas van encajando como un puzle, como si todo fuera fruto de un plan superior del que somos meros part¨ªcipes. Otra cosa es que nos guste m¨¢s o menos el puzle.
Todos necesitamos entender los motivos y por eso los buscamos desesperadamente, pero, a veces, es mejor obviarlos, dejarse llevar por la corriente que marca la marea de nuestra existencia, confiando que nos llevar¨¢ a buen puerto o, al menos, al que nos corresponda. Sea justo o injusto, no debemos perder el tiempo apen¨¢ndonos por ello, ya que no cambiar¨¢ nada salvo nuestro estado an¨ªmico. Lo que debemos hacer es pelear por mejorarlo sin albergar resentimiento en nuestro coraz¨®n.
Ver tu vida, sin duda complicada, y tu reacci¨®n ante ella me ayuda a no comparar y a no quejarme, porque mis problemas son peccata minuta en comparaci¨®n. He de reconocerte que en momentos como el actual me cuesta mucho dar prioridad a mi coraz¨®n, puesto que mi cabeza, siempre m¨¢s racional, tiende a centrarse en lo malo y a no ver salida a nuestra situaci¨®n. El coraz¨®n, sin embargo, no atiende a razones, vive de sentimientos y son estos los que me dicen que he de disfrutar de los momentos buenos a tu lado, convirtiendo los malos en aprendizajes que, lejos de debilitarme, me hacen m¨¢s fuerte y de esta manera el veneno que deb¨ªa matarme se convierte en mi salvaci¨®n.
Las soluciones aparecen con el tiempo, no suelen estar visibles al principio del camino, por lo que no debemos desanimarnos ni arrojar la toalla a las primeras de cambio. Hay que tener fe en que los obst¨¢culos del camino nos servir¨¢n de aprendizaje y, fruto de este, acabar¨¢n apareciendo las soluciones. Creo firmemente en ello debido a nuestra experiencia. Nos hemos introducido en muchos senderos que aparentemente no ten¨ªan salida y parec¨ªamos abocados a la desesperaci¨®n, pero en el instante en que la frondosidad del camino iba a engullirnos siempre apareci¨® un nuevo camino alternativo. Miro atr¨¢s y veo el principio de nuestro camino juntos, todo parec¨ªan cuestas y nubarrones, la mente nos ped¨ªa tirar la toalla, parec¨ªa la decisi¨®n m¨¢s sensata, pero ahora, que sigo viendo el camino tortuoso, miro atr¨¢s y recuerdo los momentos vividos juntos y no los cambiar¨ªa por nada. Veo risas, alegr¨ªas, peque?os logros y, sobre todo, mucho amor del bueno.
El futuro no est¨¢ escrito, nadie lo conoce, por lo que no lo demos por hecho antes de vivirlo y lucharlo. Dec¨ªa Winston Churchill que ¨¦l era optimista, que no le parec¨ªa ¨²til ser otra cosa. Y no le faltaba raz¨®n. Ser optimista tiene el mismo efecto en nosotros que sonre¨ªr, nos llena de vitalidad, nos reduce el estr¨¦s y nos ayuda a afrontar la vida con otro talante. Debemos llenarnos de optimismo para afrontar el futuro, solo as¨ª seremos capaces de transformar las dificultades en oportunidades.
Una vez le¨ª una frase de la madre Teresa de Calcuta que me llen¨®. Dec¨ªa que la mayor enfermedad de hoy en d¨ªa no es la lepra ni la tuberculosis, sino m¨¢s bien el sentirse no querido, no cuidado y abandonado por todos. La frase me impact¨® y me ayud¨® a ver las cosas con otra perspectiva, conocer el poder que cada uno de nosotros, por peque?os que seamos, tenemos en la vida de los dem¨¢s, pues todos podemos amar y sonre¨ªr. Tambi¨¦n me ayud¨® a ponerme como objetivo que, por dura que sea tu enfermedad, esta nunca sea la mayor, ya que dar¨¦ mi vida para que nunca te sientas solo y abandonado, incluso si llegase el momento en que yo falte.
A?os m¨¢s tarde, cuando estaba montando la Fundaci¨®n Ava y no consegu¨ªa al principio muchos candidatos que quisieran unirse aquella aventura, me vino a la mente aquella Nochebuena, aquel cari?o con el que me trat¨® mi t¨ªo y aquellas lecciones que tantas partidas ganaron por m¨ª. Por lo que decid¨ª llamarlo y preguntarle si quer¨ªa unirse a esta aventura, porque realmente era una aventura, y me dijo ¡°s¨ª¡± sin dudar un instante y con la convicci¨®n del que sabe que puede y debe ayudar. Durante un tiempo, sus consejos guiaron la fundaci¨®n, a¨²n hoy lo siguen haciendo, ya que las buenas directrices nunca dejan de ser v¨¢lidas. Hoy la fundaci¨®n tiene un nuevo patrono en el cielo que, junto a Jos¨¦ Antonio ¡ªpatrono de la fundaci¨®n tambi¨¦n fallecido¡ª, no me cabe duda de que har¨¢n pi?a para que sigamos escalando aquellas cimas que anta?o, cuando empezamos, parec¨ªan tan lejanas.
Recuerdo una conversaci¨®n reciente en la que le dec¨ªa que no sab¨ªa si val¨ªa la pena tanto esfuerzo, tantas horas de dedicaci¨®n¡ y c¨®mo no me dej¨® terminar, pues me agarr¨® de los hombros, me mir¨® y me dijo que no pod¨ªa pensar as¨ª, me transmiti¨® el valor del esfuerzo, independientemente del resultado, y de la confianza en el futuro. Mi gran amigo Cicer¨®n dijo que la vida de los muertos perdura en la memoria de los vivos, por lo que descuida, t¨ªo Fernando, que a¨²n te queda mucha vida.
Te quiero.
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