Arantxa Arroyo, profesora de disciplina positiva: ¡°No se trata de que tu hijo haga lo que quieres, sino de c¨®mo reaccionas t¨² a lo que hace¡±
La docente ense?a a las familias c¨®mo educar desde el respeto hacia todos y evitando castigos y premios, pilares sobre los que se basa esta doctrina. Para ello, los adultos deben revisar sus exigencias para no caer en la frustraci¨®n y tratar de entender qu¨¦ hay detr¨¢s de la conducta de un ni?o
Arantxa Arroyo (Burgos, 34 a?os) es profesora de disciplina positiva y codirige el centro educativo Magea Escuela Activa, en Burgos, que cuenta con el sello americano Lab Schools para impartir esta metodolog¨ªa. Esta certificaci¨®n establece que los docentes y el personal de las escuelas de laboratorio han recibido capacitaci¨®n en disciplina positiva y trabajan en estrecha colaboraci¨®n con un entrenador certificado de disciplina positiva para apoyar el desarrollo del programa. Cada vez hay m¨¢s familias que se preocupan por educar a sus hijos fomentando la empat¨ªa y la conexi¨®n, pero esta profesora asegura que cuando se decide criar desde el respeto hay que hacer una revisi¨®n de nuestras exigencias como adultos para no caer en la frustraci¨®n. Desde el centro, Arroyo ense?a a sus alumnos y a las familias c¨®mo educar desde el respeto hacia todos y evitando los castigos y los premios, pilares sobre los que se basa esta doctrina.
¡°La disciplina positiva es el respeto mutuo entre todas las personas. Hay una necesidad humana primordial de sentimiento de comunidad, de sentirme parte de ella y sentirme importante. Cuando ese sentimiento de comunidad no est¨¢ satisfecho, est¨¢n los malos comportamientos¡±, explica. Normalmente, seg¨²n argumenta, lo que se hace es atajar la conducta: el ni?o grita y el adulto le dice que deje de gritar, pero no mira por qu¨¦ est¨¢ gritando. ¡°Desde la disciplina positiva miramos debajo de la conducta¡±, prosigue, ¡°lo vemos como un iceberg. La parte de arriba es lo que vemos y lo de abajo es lo que piensa el ni?o de esa situaci¨®n, lo que le hace sentir, la creencia que ha elaborado y, por lo tanto, esa conducta finalmente¡±.
PREGUNTA. ?C¨®mo se ense?a este planteamiento a las familias?
RESPUESTA. A m¨ª me gusta quitar el juicio de la conducta y ver qu¨¦ est¨¢ necesitando el menor. Hay veces que los malos comportamientos son simplemente una necesidad de exploraci¨®n, como golpear una cosa. No me lo tomo personalmente y busco una alternativa para que haga lo que est¨¢ haciendo, pero de una manera que cuide el espacio. Si lo hace mir¨¢ndome, ri¨¦ndose y generando lo que muchas veces vemos como un desaf¨ªo, en realidad la necesidad es de conexi¨®n, pero lo que sucede es que todo lo metemos en el mismo pack: mal comportamiento. Es necesario coger una lupa y ver para qu¨¦ est¨¢ haciendo esa conducta.
P. Entonces, ?no existen los ni?os desafiantes?
R. Cuando nos sentimos desafiados por los ni?os es una emoci¨®n nuestra, pero la cuesti¨®n es que nos estamos perdiendo informaci¨®n y que hay una necesidad sin cubrir. Si cambiamos el desaf¨ªo por la necesidad de conexi¨®n tenemos mucha m¨¢s informaci¨®n. Y no hay que tomarlo personalmente, porque est¨¢n probando. Una de las caracter¨ªsticas de la infancia es esa prueba de amor incondicional, de saber que esas figuras van a estar ah¨ª. Lo vemos como una sensaci¨®n de desaf¨ªo, pero es como una experimentaci¨®n del laboratorio que es la vida.
P. En una sociedad donde falta tiempo para casi todo, ?es complicada esa observaci¨®n constante a la infancia?
R. Mirar todas las necesidades es imposible, pero cuando no podamos hacernos cargo una herramienta muy valiosa es la reparaci¨®n, no la justificaci¨®n. Pedir disculpas sin la revictimizaci¨®n, porque muchas veces es ¡°siento haber gritado, pero como has tirado esto...¡±, en vez de ¡°siento haberte gritado porque yo me he puesto nerviosa, porque no he sabido gestionarlo¡±. Con esto le ense?amos una habilidad de vida. El problema es que queremos esa perfecci¨®n que no existe y que, si lo pensamos bien, estar¨ªa generando una carga mayor a nuestras criaturas porque es como decirles que no pueden fallar en nada.
P. Le habr¨¢n dicho muchas veces que la teor¨ªa es f¨¢cil, pero la pr¨¢ctica no tanto.
R. Lo que tenemos que cambiar es la cantidad por la calidad. No es decir 200 veces lo mismo y tampoco es que si lo dices de otra manera va a funcionar siempre. Hay que hablar para llegar los dos a un acuerdo y esto, desde los tres a?os, se puede hacer. Y no mirar ese acuerdo cuando ha dejado de funcionar. La constancia no es algo que corresponda a la infancia, por eso yo siempre invito a poner una fecha de evaluaci¨®n corta a esos acuerdos porque se eval¨²a, se ve qu¨¦ ha funcionado y eso genera empoderamiento para la relaci¨®n, genera v¨ªnculo. No esperamos a que deje de funcionar y volvemos otra vez al serm¨®n.
P. ?C¨®mo se utilizan los l¨ªmites en disciplina positiva?
R. Cuando pongamos un l¨ªmite hay que saber explicar por qu¨¦. Para eso hace falta revisar mucho los l¨ªmites que ponemos, ver cu¨¢ndo son heredados, hablar de las normas sociales y explicar que no en todas las casas se hace lo mismo. Y, despu¨¦s, validar y, sobre todo, no esperar que nuestros hijos lo entiendan, porque si esperamos a que comprendan que lo hacemos porque es mejor para ellos nos vamos a frustrar. Conlleva un ejercicio muy grande de autorevisi¨®n, de qu¨¦ les pedimos y por qu¨¦ les pedimos ciertas cosas, porque muchas veces no les dejamos hacer algo por miedo a un juicio social, porque tengo miedo de lo que piensen de m¨ª.
P. Pero siempre se ha dicho que sin premios ni castigos se cr¨ªan a ni?os malcriados, que no se esforzar¨¢n.
R. En disciplina positiva trabajamos mucho el aliento en vez de la alabanza y se pone el foco constantemente en el proceso y el esfuerzo y no en el resultado. Eso hace que tengan una mayor autoobservaci¨®n del esfuerzo y de la manera de actuaci¨®n para ir mejorando y no tanto de la dependencia externa. Si nos quedamos en el castigo y en el premio, cuando se quita el condicionamiento extr¨ªnseco, ya no tengo motivaci¨®n porque solo me motivo por lo que me dan. Se trata de trabajar la responsabilidad y el sentimiento social de portarse bien. Cambiar la obediencia por la toma de conciencia del otro.
P. Toda esta nueva forma de educar, ?es dif¨ªcil de comprender para las familias?
R. La disciplina positiva no es lo que tu hijo haga, es c¨®mo reaccionas a lo que tu hijo haga. Hay que entender los temperamentos de cada ni?o. Esperamos que por aplicar la disciplina positiva nuestros hijos sean personas que llegan al parque con un halo de luz y que generen una capacidad emp¨¢tica y unas habilidades extraordinarias y eso no es as¨ª. Tener esas expectativas es algo err¨®neo. Los ni?os son como son y mi funci¨®n es poner el l¨ªmite cuando considero que lo que hace da?a a otra persona. Pero, muchas veces, el castigo est¨¢ tan arraigado que entendemos que cuando ya se ha hecho pagar el da?o tiene su merecido. Eso no es educativo, eso adiestra que es lo que hacemos con los perros. Educar es hablar de entender, de comprender, de conectar, de saber por qu¨¦ y para qu¨¦ hago las cosas.
P. ?Se puede elegir criar en disciplina positiva en la adolescencia?
R. Nunca es tarde. La flexibilidad neuronal est¨¢ ah¨ª. Va a costar m¨¢s, tambi¨¦n. Un error es que la gente llega a la disciplina positiva para que su hijo acabe haci¨¦ndole caso, pero dici¨¦ndoselo de otra manera y, eso, acaba siendo manipulaci¨®n. La disciplina positiva es reconocer que he cogido un poder que no es m¨ªo, pero no es ceder. Y con la adolescencia, ese tira y afloja de poder es mucho mayor. Tenemos que reconocer que tienen m¨¢s necesidad de poder.
P. ?Criar en disciplina positiva es m¨¢s sano para toda la familia?
R. S¨ª, sienta mejor. Porque cuando t¨² intentas controlar, ese control y ese enfado lo que te lleva es a aumentar el cortisol, que es la hormona del estr¨¦s. Gracias a la disciplina positiva, como t¨² intentas hacer las cosas desde la conexi¨®n, ya est¨¢s poniendo una barrera al cortisol, est¨¢s regul¨¢ndote. Tiene un efecto en la salud. Y, por otro lado, si pensamos en c¨®mo queremos que sea nuestra hija o hijo dentro de 20 a?os, en las caracter¨ªsticas que quiero que tenga, no elegimos que sea sumiso o autoritario. Buscamos que tenga la capacidad de empat¨ªa, que sea resolutivo o que adquiera un mont¨®n de habilidades que le sirvan para la vida. Pero si valoramos qu¨¦ oportunidades de aprendizaje tienen para practicar esas habilidades, a m¨ª se me quedan cortas con el m¨¦todo que nos han educado a nosotros.
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