?C¨®mo viven los ni?os la muerte? La p¨¦rdida, el tanatorio y el duelo en la infancia
Si ya de por s¨ª a los adultos nos resulta dif¨ªcil hablar de ella y de nuestra existencia, cuando los ni?os entran en escena, el panorama se complica mucho m¨¢s
Dec¨ªa el fil¨®sofo y poeta franc¨¦s Fran?ois de la Rochefoucauld que ni el sol ni la muerte se pueden mirar de frente. No le faltaba raz¨®n porque al ser humano le cuesta mucho hablar de la muerte. Si ya de por s¨ª a los adultos nos resulta dif¨ªcil hablar de la muerte y de nuestra existencia, cuando los ni?os entran en escena, el panorama se complica mucho m¨¢s. Lo cierto es que el miedo a la muerte es universal. En ocasiones, los ni?os manifiestan una serie de s¨ªntomas que no son m¨¢s qu...
Dec¨ªa el fil¨®sofo y poeta franc¨¦s Fran?ois de la Rochefoucauld que ni el sol ni la muerte se pueden mirar de frente. No le faltaba raz¨®n porque al ser humano le cuesta mucho hablar de la muerte. Si ya de por s¨ª a los adultos nos resulta dif¨ªcil hablar de la muerte y de nuestra existencia, cuando los ni?os entran en escena, el panorama se complica mucho m¨¢s. Lo cierto es que el miedo a la muerte es universal. En ocasiones, los ni?os manifiestan una serie de s¨ªntomas que no son m¨¢s que expresiones de su miedo a la muerte. S¨ª que es cierto que en torno a los 6 a?os y hasta la etapa adolescente, el tema de la muerte suele quedar inhibido, algo que Sigmund Freud llam¨® etapa de latencia. ?Cu¨¢ntas veces los adultos hemos tenido pesadillas en donde hac¨ªa acto de presencia el miedo a la muerte sin que hayamos sido conscientes? Esto lo refleja muy bien la genial cita de Woody Allen: ¡°No le temo a la muerte, pero no quiero estar ah¨ª cuando llegue¡±.
?C¨®mo viven los ni?os la muerte? Desde luego que no existe una ¨²nica manera de enfrentarse a la muerte, ya que cada ni?o lo vive de una manera diferente. Me gustar¨ªa reflexionar sobre c¨®mo podemos gestionar los padres la muerte de un ser querido. Recientemente, mis hijos sufrieron la muerte de su bisabuela. Que sea natural que las personas mayores mueran, no hace que sea menos doloroso. El fallecimiento de un ser querido siempre entristece y moviliza los cimientos de nuestras vidas. ?Qu¨¦ hacemos y c¨®mo procedemos con nuestros hijos ante la muerte de un ser querido? ?Debemos llevar a nuestros hijos al tanatorio o al cementerio? No me atrevo a dar una respuesta que deje tranquilos y conformes a todas las personas, pues es una decisi¨®n muy personal. Pero ojo, cuando digo que es una decisi¨®n muy personal, no me refiero a que deban tomarla los padres, sino los ni?os. ?Por qu¨¦ no les preguntamos si quieren ir al tanatorio a despedirse de la persona fallecida?
El motivo es que nos da tanto miedo la muerte que c¨®mo vamos a llevar a nuestros hijos al tanatorio. Los ni?os, como personas que son, tienen derecho a decidir de qu¨¦ manera se quieren despedir de sus seres queridos. ?Por qu¨¦ es tan infrecuente ver ni?os en los tanatorios y en los cementerios? La mayor¨ªa de nosotros lo hacemos con buena intenci¨®n, sin embargo, no caemos en la cuenta de que no contamos con ellos, decidimos por ellos. No les estamos integrando en la familia ni en los rituales de despedida. ?Acaso no llevamos a nuestros hijos a bodas, fiestas de cumplea?os y vacaciones en la playa? ?Por qu¨¦ no les dejamos decidir si quieren conocer lo que no es tan placentero?
Nos enteramos de que la bisabuela de mis hijos hab¨ªa fallecido de madrugada. A la ma?ana siguiente, al levantarlos para ir al colegio, les dimos la triste noticia. Hab¨ªan tenido mucho trato con ella y pudieron ver como en las ¨²ltimas semanas la bisabuela se deterioraba a pasos agigantados. Se pusieron el uniforme para ir al colegio sabiendo que nosotros estar¨ªamos el d¨ªa entero en el tanatorio. Les preguntamos si a ellos tambi¨¦n les gustar¨ªa ir por la tarde para despedirse de ella. No lo dudaron un instante. Quer¨ªan ir. Les dijimos que los llevar¨ªamos al colegio y por la tarde ir¨ªan al tanatorio para poder despedirse de ella. Recuerdo perfectamente el momento en que llegamos al tanatorio. Est¨¢bamos tristes pero tranquilos. La presencia de menores en un tanatorio es algo que chocaba e incomoda a los adultos.
La sociedad y las instituciones tienden a invisibilizar a los ni?os. En pocas situaciones me he sentido tan juzgado y criticado por los dem¨¢s por el hecho de llevar a mis hijos al tanatorio para que se despidieran de su bisabuela. Al contar en nuestro entorno familiar y de amigos que nuestros hijos quer¨ªan ir al tanatorio y que nosotros los ¨ªbamos a llevar, nos encontramos con alguna cara de desaprobaci¨®n y alguna que otra persona que nos dijo ¡°qu¨¦ necesidad¡±. Y yo pensaba ¡°toda la del mundo, sin embargo, no es mi necesidad, es su necesidad y ellos est¨¢n en su derecho¡±. Reitero la idea de que las madres, los padres y el resto de los adultos que rodeamos a los ni?os deber¨ªamos limitarnos a acompa?ar, permitir y legitimar las decisiones que tomen. Algunos ni?os no querr¨¢n acudir. Otros s¨ª querr¨¢n estar, bien por curiosidad o bien por dar el ¨²ltimo adi¨®s. Sea uno u otro caso, es comprensible y est¨¢n en su derecho.
A continuaci¨®n, desarrollo una serie de ideas de manera esquem¨¢tica que nos inviten a reflexionar sobre la muerte, los tanatorios y los ni?os:
- Hablar de la muerte con naturalidad: la muerte suele ser un tema tab¨² y los mandatos sociales y familiares nos impiden hablar y reflexionar sobre ella.
- No mentir: en ocasiones, con muy buena intenci¨®n, mentimos a nuestros hijos para que no sufran.
- Explicaciones completas: dar una narrativa coherente y completa de lo que implica la muerte es necesaria para el menor, por supuesto, adaptada a su edad y personalidad.
- Irreversible: cuando hablamos de la muerte es importante que hagamos expl¨ªcita que es irreversible. Es curioso como en el lenguaje coloquial decimos ¡°el m¨®vil se ha muerto¡± cuando no se ha muerto, solo se ha quedado sin bater¨ªa y, por el contrario, decimos ¡°el abuelo est¨¢ durmiendo¡±, cuando en realidad ha fallecido.
- Emociones: el hecho de que muera alguien no implica que el ni?o vaya a manifestar emociones como la tristeza. En ocasiones se muestran rabiosos o incluso curiosos y alegres.
- Pena y tristeza: si aparece en el menor la tristeza debemos permitirla siempre. Acompa?ar y normalizar la tristeza cuando un ser querido fallece es fundamental para nuestros menores.
- ?Y si nosotros lloramos? Es normal que los adultos lloremos ante un acontecimiento triste y, de hecho, es muy sano y positivo que nuestros hijos nos vean llorar. El ¨²nico caso en que no deben estar presentes los ni?os es cuando la emoci¨®n es desgarradora y sin control.
- No esperemos a que alguien muera para hablar de la muerte: incorporemos conceptos como muerte, fallecimiento, tanatorio, cementerio, incineraci¨®n y entierro en nuestro vocabulario del d¨ªa a d¨ªa.
- Leer cuentos a nuestros hijos relacionados con la muerte: algunos cuentos que os recomiendo son ¡°La balada del rey y la muerte¡±, ¡°El pato y la muerte¡± y ¡°El ¨¢rbol de los recuerdos¡±. Adem¨¢s, en la Fundaci¨®n Mario Losantos del Campo son expertos en duelo y muerte, siendo sus profesionales expertos en esta ¨¢rea. Asimismo, en su p¨¢gina web tienen una gu¨ªa que os pod¨¦is descargar de manera gratuita y que estoy seguro de que os ayudar¨¢ mucho.
*Rafa Guerrero es psic¨®logo y doctor en Educaci¨®n. Director de Darwin Psic¨®logos. Autor de los libros Los 4 cerebros de Arantxa (2021) y El cerebro infantil y adolescente (2021).
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