Ang¨¦lica Joya, psic¨®loga: ¡°Las madres y los padres nadamos en un mar de informaci¨®n con un cent¨ªmetro de profundidad¡±
¡®Educar sin desesperar¡¯ es una gu¨ªa que nace de la propia experiencia de la autora y en la que la psic¨®loga aboga por la calma y el respeto mutuo como bases de una educaci¨®n sin gritos, chantajes ni amenazas
Al contrario de lo que suele suceder con muchos libros de parenting, que parecen haber sido escritos por seres superiores e infalibles, la psic¨®loga cl¨ªnica Ang¨¦lica Joya (Barrancabermeja, Colombia, 39 a?os) reconoce que Educar sin desesperar (Planeta) surge en gran medida de los aprendizajes que ha obtenido de sus errores, tanto en su faceta de madre como de psic¨®loga. ¡°Nadie es perfecto. ?Y menos mal, porque te...
Al contrario de lo que suele suceder con muchos libros de parenting, que parecen haber sido escritos por seres superiores e infalibles, la psic¨®loga cl¨ªnica Ang¨¦lica Joya (Barrancabermeja, Colombia, 39 a?os) reconoce que Educar sin desesperar (Planeta) surge en gran medida de los aprendizajes que ha obtenido de sus errores, tanto en su faceta de madre como de psic¨®loga. ¡°Nadie es perfecto. ?Y menos mal, porque tener un padre perfecto es una losa para sus hijos!¡±, afirma al otro lado del tel¨¦fono.
Esa honestidad se refleja en las p¨¢ginas de esta gu¨ªa que nace de su propia experiencia y en la que la experta aboga por la calma y el respeto mutuo como bases de una educaci¨®n sin gritos, chantajes ni amenazas.
PREGUNTA. En el ¨ªndice del libro sobresalen frases como ¡°no me escucha cuando hablo¡±, ¡°pasa de todo¡±, ¡°solo reacciona a amenazas y gritos¡±, ¡°no sabe perder¡±, ¡°llora por todo¡±.... que forman parte de cualquier conversaci¨®n de parque.
RESPUESTA. Las distintas crianzas se parecen mucho m¨¢s de lo que uno se imagina. No hay que olvidar que la sociedad tambi¨¦n educa y que influye tanto a los padres como a los hijos. Por eso, solo el hecho de estar en un grupo, de tener esas conversaciones de parque y ver que los hijos y sus comportamientos son parecidos y que no lo est¨¢s haciendo tan mal, da tranquilidad y consuela. Es terap¨¦utico, porque hoy en d¨ªa los padres y madres educan muy solos. Antes hab¨ªa muchas m¨¢s figuras de referencia adultas para atender a los ni?os. Eso permit¨ªa vivir la experiencia de la maternidad y la paternidad sin tanta presi¨®n.
P. No s¨¦ si tanta informaci¨®n a la que est¨¢n expuestos los padres y madres tambi¨¦n acent¨²a esa presi¨®n.
R. La informaci¨®n nos puede ayudar siempre y cuando tengamos la conciencia cr¨ªtica y la capacidad para saber qu¨¦ nos aporta a nosotros y a nuestros hijos. Tambi¨¦n te dir¨¦ que muchas veces tenemos la sensaci¨®n de que tenemos mucha informaci¨®n, pero mi opini¨®n es que nadamos en un mar de informaci¨®n con un cent¨ªmetro de profundidad. Al final lo importante es que t¨² te escuches a ti mismo y que escuches a tus hijos, que dejes de buscar las respuestas en Instagram y las busques en ti y en tu hijo.
P. Educar sin gritos, chantajes y amenazas, ?es posible?
R. S¨ª, s¨ª lo es. Lo que pasa es que hay que reaprender a hacerlo, porque aprendemos a ser padres en un momento de la vida en el que no somos conscientes de que estamos aprendiendo a serlo, que es cuando somos ni?os.
P. De ah¨ª que tengamos que reconfigurar tambi¨¦n nuestra idea de autoridad.
R. Yo, personalmente, tuve que hacer ese duelo. Cuando yo era peque?a y estaba viendo la tele, en cuanto mi padre llegaba a casa el mando pasaba a ser suyo. Muchos crecimos anhelando ser mayores para tener el control del mando de la tele. Sin embargo, nos hicimos mayores y nuestras parejas o nuestros hijos nos robaron el mando. Nunca nos toc¨® a nosotros. Es normal que, a veces, tengamos ese dolor ah¨ª, ese duelo del control, esa tendencia a querer controlar c¨®mo son las cosas en casa, c¨®mo son nuestros hijos. Cuando consigues superar ese duelo por la autoridad y pasas al concepto de influencia te ahorras muchos momentos de desesperaci¨®n que solo son luchas de poder, esa necesidad de que el otro haga lo que t¨² quieres, cuando t¨² quieres y como t¨² quieres. Es cierto que muchas veces es m¨¢s r¨¢pido y aparentemente m¨¢s efectivo pegar un grito y que el ni?o haga lo que queremos del mismo susto, pero a largo plazo la influencia es m¨¢s rentable.
P. ¡°Si solo pudieras hacer una cosa al d¨ªa para alentar a tus hijos, te dir¨ªa que te callaras todo lo malo¡±, escribe.
R. Me gusta utilizar la met¨¢fora del pastor y del ingeniero. El ingeniero es el padre que quiere tener todo el control sobre sus hijos, que los quiere dise?ar a su manera y que, si algo falla, intenta r¨¢pidamente arreglarlo. El pastor, por el contrario, es aquel que dice: ¡°Yo tengo m¨¢s experiencia, s¨¦ m¨¢s o menos qu¨¦ podr¨ªa necesitar, pero lo m¨¢ximo que puedo hacer es llevarle a los prados, que es donde est¨¢ la hierba. A partir de ah¨ª, tengo que confiar en las ovejas¡±. Por desgracia tiene mucha m¨¢s implantaci¨®n la teor¨ªa del ingeniero, ese pensar que nuestra labor es estar todo el rato corrigiendo esas cosas que podr¨ªan salir mal, que pudieran hacer que esa m¨¢quina que es nuestro hijo se desv¨ªe del camino, se tuerza o salga mal. Nos cuesta callarnos cosas que tendr¨ªamos que callarnos. Las cr¨ªticas no hacen crecer. La gente crece a pesar de las cr¨ªticas, pero no por ellas.
P. ¡°Un hijo es como tener algo siempre al fuego¡±. ?Esta frase del guionista Xacobe Casas explica c¨®mo reaccionamos a muchas de las cosas que nos pasan en el d¨ªa a d¨ªa en la relaci¨®n con nuestros hijos?
R. S¨ª, creo que vivimos con esa sensaci¨®n de incendio permanente. Por un lado, esa idea es bonita en el sentido de que ser padres es un trabajo para toda la vida que nos obliga a permanecer siempre disponibles. Al final, si tienes una olla al fuego, no puedes olvidarte de ella. Pero esto muchas veces da lugar a la figura de padre o madre bombero. Pensamos que todo lo que pasa en casa es un incendio y entonces reaccionamos siempre para apagarlo cuanto antes. Y la mayor¨ªa de las veces lo que nos sale en estos momentos de urgencia no suele ser algo productivo, sino todo lo contrario, acabamos actuando de forma desmedida y reforzando conductas que no queremos por miedo a parecer que somos permisivos o pasotas.
P. Lo contrario, entiendo, es la consciencia de la que habla en el libro.
R. Para m¨ª la consciencia es la capacidad de saber que todos tenemos unas gafas a trav¨¦s de las que vemos e interpretamos el mundo y que, por tanto, nunca vamos a tener una mirada 100% objetiva de lo que ocurre a nuestro alrededor. Al asumir esto ganamos una mirada diferente, una lente m¨¢s que nos permite saber que hay m¨¢s cosas detr¨¢s de las conductas. De esta forma, cuando veo un comportamiento de mi hijo con potencial para activarme el autom¨¢tico de la irritaci¨®n, si yo tiro de consciencia puedo parar y pensar qu¨¦ hay detr¨¢s de ese comportamiento, buscar explicaciones, interpretar m¨¢s all¨¢ de mis gafas. Eso cambia la emoci¨®n. Autom¨¢ticamente, el enfado se esfuma.
P. ?Esto es un ant¨ªdoto contra la eterna culpa de madres y padres?
R. La consciencia es un multiplicador de la paciencia que te permite que ni siquiera tengas que recurrir a la gesti¨®n emocional. La consciencia lo que hace es ir un paso m¨¢s atr¨¢s: saber que lo que a m¨ª me genera la emoci¨®n es la interpretaci¨®n que yo hago de un hecho. Si gracias a la consciencia de 10 cosas de tus hijos que antes te irritaban y te hac¨ªan perder los nervios, ahora solo lo hacen seis, ya est¨¢s ganando mucho.
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