Cuando los hijos crecen: del s¨ªndrome del nido lleno al s¨ªndrome del nido vac¨ªo
Estas dos manifestaciones de conducta pueden afectar a las madres en dos situaciones contrarias: con la llegada de un beb¨¦ y cuando los mayores se van de casa
Durante mi primer embarazo, antes de que los m¨®viles fueran casi nuestra principal fuente de consulta e informaci¨®n, le¨ªa bastantes revistas y libros sobre maternidad y beb¨¦s. Una de las cosas que me llam¨® la atenci¨®n durante esas lecturas fue conocer sobre la existencia del s¨ªndrome del nido lleno. Ese s¨ªndrome, explicado brevemente, es aquel por el que las embarazadas sufren un s¨²bito inter¨¦s por preparar la habitaci¨®n del beb¨¦, decorarla, arreglar la casa o lavar la diminuta ropa.
Me result¨® bastant...
Durante mi primer embarazo, antes de que los m¨®viles fueran casi nuestra principal fuente de consulta e informaci¨®n, le¨ªa bastantes revistas y libros sobre maternidad y beb¨¦s. Una de las cosas que me llam¨® la atenci¨®n durante esas lecturas fue conocer sobre la existencia del s¨ªndrome del nido lleno. Ese s¨ªndrome, explicado brevemente, es aquel por el que las embarazadas sufren un s¨²bito inter¨¦s por preparar la habitaci¨®n del beb¨¦, decorarla, arreglar la casa o lavar la diminuta ropa.
Me result¨® bastante chocante. Lo de ordenar, lavar, limpiar o volver a decorar no me parec¨ªa a m¨ª algo que pudiera considerarse un s¨ªndrome. M¨¢s bien me parece algo l¨®gico dadas las circunstancias. No s¨¦ si es que hay madres que de verdad lo sufren como una patolog¨ªa, o casi. A lo mejor es que no lo sufr¨ª. O, por el contrario, es que vivo sumida en el s¨ªndrome del nido, porque siendo una persona ordenada y teniendo una familia numerosa me paso la vida limpiando, recogiendo, lavando, planchando e intentado que mi casa sea agradable y habitable.
Pero es que lo de ser ordenado est¨¢ totalmente devaluado. En una sociedad donde la creatividad es una de las habilidades m¨¢s valoradas, el desorden parece el mayor enemigo para desarrollarla. Si eres ordenado, corres el riesgo de que te consideren un obseso de la limpieza, un mani¨¢tico o un exagerado. Salvo que seas Marie Kondo, porque en ese caso puedes hacer de tu defectillo todo un negocio.
A lo mejor, si en vez de considerar que las mujeres embarazadas tienen un problema cuando se ponen a limpiar a fondo las convirti¨¦ramos en estrellas de Netflix, como la japonesa, ya no se considerar¨ªa un s¨ªndrome. Yo no s¨¦ vosotros, pero entre el s¨ªndrome de Di¨®genes, que s¨ª me parece digno de tratamiento psicol¨®gico, y el del nido, me quedo con el segundo.
Pero es que hay que ser extranjero para triunfar. Lo de deshacerse de cosas que ya no usamos para sentirse feliz es algo que practico desde hace a?os, pero nunca se me hab¨ªa ocurrido escribir sobre ello. Clasificar y colgar la ropa me sale natural, entro en casa y lo primero que hago es colocar los zapatos de mis hijos. Voy a dejar la ropa planchada y me paso media hora recolocando todo el armario.
Decid¨ª que no me iba a pasar la vida grit¨¢ndoles por el desorden de sus habitaciones. Cuando tengo tiempo las ordeno yo y punto. Despu¨¦s se enfadan conmigo porque no encuentran sus cosas. Aunque realmente lo que no encuentran es lo que yo no he tocado. Ordenarles las habitaciones les da la excusa perfecta para acusarme de haberles perdido algo. M¨¢s tarde suelen reconocer, como en el chiste, que cuando no encuentran una cosa la tengo que buscar yo porque le impongo respeto y sale de donde est¨¢ escondida.
Y lleg¨® el s¨ªndrome del nido vac¨ªo...
La sorpresa ha llegado con los a?os al encontrarme con otro s¨ªndrome que tiene que ver con nidos. Ahora que dos de mis tres hijos se han ido a estudiar a la universidad, la gente me pregunta si tengo el s¨ªndrome del nido vac¨ªo. Un poco s¨ª, no lo voy a negar. Pero, aunque me siento un poco mal, tengo que reconocer que el poder ordenar y hacer limpieza por fin de muchos trastos a los que les ten¨ªa ganas desde hace tiempo ha sido liberador.
Es muy triste solo o¨ªr el silencio en las habitaciones donde antes se escuchaba risas y m¨²sica. Me debato entre la pena por ver las camas vac¨ªas y la tranquilidad que da saber que est¨¢n hechas. Espero que no me odien por ello, yo los quiero como siempre y estoy deseando que llegue Navidad para que vuelvan a casa, como los turrones, y desordenen los cajones, dejen los zapatos tirados y me traigan la ropa con las manchas que no han podido sacar. Pero hay que reconocer que la carga de trabajo y de desorden ha bajado desde que no est¨¢n. Posiblemente sea a¨²n pronto, seguro que cuando acabe el verano, y los d¨ªas sean cortos y fr¨ªos, me dar¨¢ el baj¨®n. Unas pocas semanas m¨¢s y sabr¨¦ si estaba realmente preparada para que volaran del nido.
*Eva Bail¨¦n es madre, ingeniera de Telecomunicaciones y profesora de Secundaria.
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