El penacho de Moctezuma o c¨®mo recuperar el patrimonio art¨ªstico de un pa¨ªs
Expertos en arte e historiadores debaten f¨®rmulas para ubicar con justicia los antiguos tesoros que se exponen fuera de sus lugares de origen
El arte tambi¨¦n es pol¨ªtica. Y c¨®mo. Lo era cuando se encontraron Moctezuma y Hern¨¢n Cort¨¦s en el territorio mexica en 1519. El tlatoani le entreg¨® preciosos regalos al barbado blanco que en este siglo vuelven al centro de la disputa entre pa¨ªses de forma recurrente. Aquellos suntuosos presentes se dispersaron por el mundo y la cosa no hac¨ªa m¨¢s que empezar. M¨¦xico tiene hoy un ...
El arte tambi¨¦n es pol¨ªtica. Y c¨®mo. Lo era cuando se encontraron Moctezuma y Hern¨¢n Cort¨¦s en el territorio mexica en 1519. El tlatoani le entreg¨® preciosos regalos al barbado blanco que en este siglo vuelven al centro de la disputa entre pa¨ªses de forma recurrente. Aquellos suntuosos presentes se dispersaron por el mundo y la cosa no hac¨ªa m¨¢s que empezar. M¨¦xico tiene hoy un rico patrimonio repartido por museos de varios continentes debido al mercadeo colonialista, los robos arqueol¨®gicos, la rapi?a de los viajeros decimon¨®nicos, la desidia o la necesidad de los aut¨®ctonos y otras formas de traficar con lo que no es de uno, sino de todos.
La historiadora Beatriz Guti¨¦rrez M¨¹ller ha sido enviada por su marido, el presidente mexicano, a un viaje por Europa para pedir en pr¨¦stamo parte de esos objetos hist¨®ricos que se conservan en lejanos museos italianos, alemanes, franceses¡ Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador quiere que vuelvan a su territorio para ser expuestos, el a?o que viene, con motivo de varios aniversarios patri¨®ticos, pero sobre todo el quinto centenario de la conquista espa?ola. Se trata de mostrar la grandeza art¨ªstica, cultural y cient¨ªfica de aquellos pueblos que Cort¨¦s encontr¨® tan ex¨®ticos. Y de paso, darle un empujoncito a la recuperaci¨®n del patrimonio ¡°usurpado¡± o ¡°expoliado¡±, como se ha dicho desde el Gobierno.
Han pasado 500 a?os y la relaci¨®n entre el arte y la pol¨ªtica no puede ser la misma. Sirva este ejemplo: Los ?ngeles es la segunda ciudad con m¨¢s mexicanos del mundo, representan un 80% de los latinos del condado. Buena parte de ellos visita cada d¨ªa el LACMA, un museo con una excepcional colecci¨®n de arte latinoamericano. Y mexicano. ?No tienen suerte aquellos de visitar su valioso pasado art¨ªstico en su lugar de residencia? La subdirectora del museo, Diana Magaloni, opina que s¨ª. Recuperar un patrimonio no significa necesariamente trasladarlo a su territorio de origen, y ofrece esta conciliadora f¨®rmula para limar asperezas. ¡°Se tratar¨ªa de hacer un registro en M¨¦xico del patrimonio que le pertenece, de catalogar bajo su propiedad todos esos objetos dispersos y llegar a acuerdos con pa¨ªses y museos para que eso permanezca all¨ª bajo propiedad mexicana, lo que impedir¨ªa su compra, venta y otras cesiones sin permiso previo. A cambio, M¨¦xico tendr¨ªa en esas salas de arte de medio mundo excepcionales consulados art¨ªsticos donde el arte de los pueblos originarios dialogar¨ªa con el de otros mundos de igual a igual. ?Hay mejores embajadores?¡±.
Magaloni no descarta que algunos objetos hayan de volver a M¨¦xico, pero es consciente de que si el mundo entero devuelve a cada pa¨ªs lo que le corresponde por origen ser¨ªa equiparable a un terremoto planetario. Por no hablar de otras consideraciones pr¨¢cticas o de justicia. Magaloni, responsable en el LACMA del programa de Am¨¦rica Antigua y de Conservaci¨®n, cuenta que el C¨®dice Fiorentino de 1577 que estos d¨ªas se reclama a Italia era considerado por la Iglesia cat¨®lica tras la conquista como ¡°una obra del demonio¡± y sali¨® de M¨¦xico para refugiarse en Europa de las llamas divinas. ¡°All¨ª lo guardaron y lo revalorizaron. Podr¨ªa pertenecer a M¨¦xico, pero quiz¨¢ es de justicia que siga en Italia¡±, apunta.
El desacuerdo es de rigor entre expertos en arte e historiadores. La idea que plantea Magaloni no es de hoy. La parieron hace a?os personas muy conocidas en M¨¦xico: un hombre de leyes, Alejandro Gertz Manero, el actual fiscal general, el reputado arque¨®logo Eduardo Matos Moctezuma y ella misma. En unas conferencias en la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico (UNAM) lo discutido ¡°qued¨® listo para que se legislara un reglamento¡± sobre el registro del tesoro disperso. Pero no se avanz¨® en ello. En 1972 Gertz Manero fue uno de los autores de la Ley Mexicana de Monumentos Hist¨®ricos que declar¨® que todo objeto prehisp¨¢nico pertenece a la naci¨®n y no se puede comprar ni vender. Se trataba de endurecer reglamentos de los a?os 40 que ofrec¨ªan grietas a la hora de controlar el tr¨¢fico del arte antiguo.
¡°Si se demostraba que algo hab¨ªa salido de M¨¦xico a partir de ese a?o, deb¨ªa ser regresado¡±, dice Miguel Gleason, investigador independiente experto en Patrimonio. Demostrar cu¨¢ndo sali¨® un objeto de un pa¨ªs no es f¨¢cil. Uno puede encontrar una obra en una subasta en Francia, y reclamarla, pero a veces eso solo ocasiona un problema diplom¨¢tico que suelen ganar los mismos pa¨ªses que en su d¨ªa llenaron los museos con arte de lugares remotos. En estos tiempos es m¨¢s eficaz la suave relaci¨®n diplom¨¢tica que andar a las bravas.
Gleason es partidario de que al menos aquellos objetos que sea ¨²nicos en su categor¨ªa permanezcan o sean devueltos a sus lugares de origen. El penacho de Moctezuma, a M¨¦xico, el friso del Parten¨®n que atesora el British Museum, a Grecia. ¡°La pol¨ªtica es muy influyente, por algo las mejores colecciones del mundo est¨¢n en pa¨ªses como Francia, Gran Breta?a o Estados Unidos¡±, dice. ¡°Los objetos deben estar, de preferencia, all¨¢ donde aparecieron y cerca de los descendientes de quienes los hicieron. Al menos entre los que se puede probar que salieron ilegalmente¡±, a?ade el investigador, quien se suma a las directrices de la Unesco sobre el Patrimonio de la Humanidad. Tambi¨¦n es consciente de que un mundo tan trastocado no puede ordenarse de repente. ¡°No estoy por que todo regrese, tambi¨¦n me da orgullo, como mexicano, que haya objetos de mi pa¨ªs en los templos de la cultura del mundo, son embajadores culturales¡±, coincide con Magaloni. ¡°No habr¨ªa ni almacenes para guardar todo si llegara a M¨¦xico¡±, a?ade la experta en Conservaci¨®n.
Ambos alaban la actividad diplom¨¢tica de Guti¨¦rrez M¨¹ller por Europa. ¡°Puede que sea dif¨ªcil traer resultados, pero no hay peor lucha que la que no se da¡±, dice Gleason. ¡°Es importante que se ejerza esa presi¨®n¡±, a?ade.
No todas las culturas entienden igual su arte. En el caso de M¨¦xico, cobra importancia vital la opini¨®n de los pueblos originarios que los crearon y c¨®mo sienten su p¨¦rdida. A principios del siglo XX, el espabilado c¨®nsul estadounidense Edward Thompson drag¨®, con maquinaria de la que no dispon¨ªan ni por asomo los lugare?os, el cenote sagrado en el sitio arqueol¨®gico de Chich¨¦n Itz¨¢, en la pen¨ªnsula yucateca. Sac¨® joyas de toda clase que los pueblos antiguos arrojaban all¨ª en rituales. ¡°Eso es un sacrilegio¡±, dice Gleason. ¡°En este debate deber¨ªamos tomar la visi¨®n originaria de quienes hicieron aquellas piezas y considerar la opini¨®n de sus descendientes¡±, a?ade Magaloni.
Hay varias maneras de sacar de un pa¨ªs piezas antiguas de valor incalculable. Gleason las tiene catalogadas: como bot¨ªn de guerra (ilegal); extra¨ªdas por los colonialistas bajo su dominio (confuso); regalos (legal); robo o saqueo de sitios arqueol¨®gicos, muy com¨²n en el siglo XIX (ilegal) compraventa (legal o ilegal); a partir de una misi¨®n arqueol¨®gica en la que interviene otro pa¨ªs (legales algunas, ilegales otras).
M¨¢s pr¨¢ctico en los tiempos actuales son las f¨®rmulas que plantea este experto para recuperar lo que sali¨® de su lugar originario: mediante una devoluci¨®n amistosa. Es raro, pero el papa Juan Pablo II regres¨® a M¨¦xico el C¨®dice Cruz-Badiano. Los m¨¢s valiosos, que ahora pide Guti¨¦rrez M¨¹ller, siguen en el Vaticano. La segunda propuesta es que alguien vaya y los robe, dice Gleason. Ya ocurri¨® en los ochenta, cuando el abogado Jos¨¦ Luis Casta?eda sustrajo el C¨®dice Tonalamatl de Aubin de la Biblioteca Nacional de Par¨ªs y lo devolvi¨® a M¨¦xico. Gran conflicto diplom¨¢tico irresoluto a¨²n. Se puede probar la ilegalidad con que sali¨® de su lugar de origen, prosigue el experto, o iniciar acuerdos diplom¨¢ticos; tambi¨¦n es plausible negociar cuando el viento sopla a favor o hacer intercambios de piezas de valor similar. Y siempre se puede recurrir a la compra, por parte del Estado o de alg¨²n adinerado que lo traiga a sus museos del pa¨ªs, v¨¦ase Slim.
Lo del penacho de Moctezuma tiene dif¨ªcil arreglo debido a su delicado estado, en lo que coinciden expertos austriacos y mexicanos. Un viaje as¨ª lo desplumar¨ªa y es un objeto ¨²nico de arte plumario que asombr¨® a los europeos porque no conoc¨ªan esas t¨¦cnicas ni esas aves. El penacho se ha convertido en el s¨ªmbolo m¨¢s codiciado por M¨¦xico, donde las voces pol¨ªticas casi depositan la reparaci¨®n de los ¡°agravios¡± de la conquista. Y es de ese tono del que discrepa Magaloni: ¡°Hoy en d¨ªa ya no podemos plantear eso en t¨¦rminos de conquista, ni de reparaci¨®n de da?os causados, ni de usurpaci¨®n¡±.
De qui¨¦n es el penacho, ?de Moctezuma?
Se puede recurrir a los historiadores para que pongan un poco de luz sobre aquel 1519, cuando dos hombres se encuentran asombrados por el aspecto del otro. Una impresi¨®n imposible de experimentar en este siglo. Se sabe que el tlatoani, el m¨¢s poderoso se?or de los mexicas, bravo guerrero que no sol¨ªa recibir a enemigos, acoge al extreme?o con agasajo postinero y le entrega decenas de regalos. ?O no eran estrictamente regalos tal cual los entendemos ahora? ¡°S¨ª lo eran, es tradici¨®n de aquellos pueblos entregar obsequios al entablar relaciones que hoy llamar¨ªamos diplom¨¢ticas. Y eran muy suntuosos porque con ellos daban a entender qui¨¦n era el poderoso, qui¨¦n mandaba all¨ª. Es quijotesco pensar que los entregaron porque cre¨ªan m¨¢gicos a los visitantes¡±, comienza Miguel Pastrana, del Instituto de Investigaciones Hist¨®ricas de M¨¦xico, de la UNAM. No hay documentaci¨®n fidedigna que acredite si el famoso penacho que hoy luce Austria fue uno de aquellos regalos o sali¨® de M¨¦xico con otras ma?as. ¡°No hab¨ªa un cat¨¢logo, como ahora, pudo ser otro parecido lo que se le entreg¨®¡±. ¡°Es probable, pero no se sabe¡±, concede.
No tiene duda de que fue un regalo, sin embargo, Mar¨ªa Casta?eda de la Paz, del Instituto de Investigaciones Antropol¨®gicas, que estos d¨ªas remata con su marido, Michel Oudijk, del Instituto de Filolog¨ªa, una publicaci¨®n sobre las acusadas creencias religiosas de Moctezuma. Esa visi¨®n del tlatoani como un hombre religioso en extremo, asiste al relato del regalo entregado a un ser que presum¨ªan enviado por el dios-hombre Quetzalcoatl, la gran deidad mexicana que condujo a los aztecas hasta lo que hoy es la Ciudad de M¨¦xico y se fue por el oc¨¦ano Atl¨¢ntico prometiendo volver. Algunas representaciones lo dibujan barbado como Cort¨¦s, recuerda Casta?eda de la Paz. ¡°Moctezuma ya hab¨ªa hecho averiguaciones sobre aquellos extra?os que arribaron a las costas de Veracruz. El propio Cort¨¦s escribe al rey dici¨¦ndole que les hac¨ªan creer que ellos eran emisarios de aquel al que esperaban. ?C¨®mo se explica si no que les abrieran las puertas y les recibieran en una ceremonia con todos los honores, que les alojaran en el mejor palacio y que les entregaran vestimentas y accesorios de cuatro dioses?¡±, plantea la historiadora. ¡°De hecho, la segunda vez que Moctezuma lo recibe, se somete como vasallo y pide a los nobles que hagan lo propio. Moctezuma era muy religioso y le aflig¨ªan las consecuencias de no hacer lo correcto. Si se demostraba que Cort¨¦s era el enviado de aquella deidad deb¨ªa entregarle el trono¡±, sigue la historiadora. Luego todo acab¨® en tremendas batallas que se denominaron conquista, como se sabe. Pero Casta?eda de la Paz no duda de que el penacho de Moctezuma estaba entre los presentes que recibi¨® Cort¨¦s. Sobre si eso es motivo para reclamarlo a Austria o no, es un debate que cree que le corresponde a otros.