El ¡®caso Ravelo¡¯ retoma el debate sobre la violencia policial en M¨¦xico
La investigaci¨®n sobre la muerte del joven Jos¨¦ Ravelo en M¨¦rida (Yucat¨¢n) tras una detenci¨®n revela contradicciones y un laberinto de impunidad
M¨¦rida (Yucat¨¢n) es uno de los pocos rincones de M¨¦xico donde se presume que all¨ª no pasa nada. En un pa¨ªs con casi un centenar de homicidios, decenas de miles de desaparecidos, narcomantas, enfrentamientos a balazos, un eslogan como este es un atractivo tur¨ªstico e inmobiliario que pocos se pueden permitir. M¨¦rida no ocupa las portadas de la prensa nacional, cuenta con casi un mill¨®n de habitantes y una de las tasas de criminalidad m¨¢s bajas del pa¨ªs. La ciudad colonial yucateca fue una de las pocas que mantuvo un toque de queda estricto por la crisis sanitaria y despu¨¦s de las 11 de la noche no hab¨ªa ni un alma en sus calles de casas colores pastel. ¡°El lugar m¨¢s seguro de M¨¦xico¡±, repiten empresarios y alcaldes. Pero la burbuja del para¨ªso se pinch¨® a finales de julio. La misteriosa muerte de Jos¨¦ Eduardo Ravelo, de 23 a?os, tras una violenta detenci¨®n policial ha reabierto el debate sobre los abusos de las autoridades y le ha recordado a M¨¦xico que el horror y la impunidad pueden llegar a cualquier rinc¨®n de la Rep¨²blica.
El crimen de Ravelo todav¨ªa no ha encontrado justicia tres semanas despu¨¦s de su muerte en una camilla de hospital. El joven fue detenido el 21 de julio alrededor de las 10.30 por unos agentes en las calles de M¨¦rida pues, seg¨²n alega la autoridad, hab¨ªan recibido quejas de los vecinos porque se encontraba ¡°alterando el orden p¨²blico¡±. Unos v¨ªdeos que se difundieron en las ¨²ltimas semanas y que vendr¨ªan a respaldar la versi¨®n oficial mostraban a Ravelo, tambi¨¦n conocido como El G¨¹ero, lanzando una piedra dentro de un establecimiento. Tambi¨¦n se han difundido otras im¨¢genes filtradas supuestamente por los agentes que lo detuvieron donde reconoce haberse drogado con metanfetaminas o cristal. Y de ah¨ª, concluye la defensa de los polic¨ªas, una conducta ¡°autolesiva¡±.
A partir de ah¨ª hasta el d¨ªa de su muerte, el 3 de agosto, lo que vivi¨® Ravelo sigue siendo oficialmente un entramado de contradicciones, ataques pol¨ªticos entre autoridades estatales, municipales y las ¨®rdenes del presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, que anunci¨® que ser¨ªa la Fiscal¨ªa General de la Rep¨²blica qui¨¦n investigar¨ªa lo sucedido en las calles de la tranquila M¨¦rida. Y denunci¨® de paso lo sucedido pese a que la carpeta de investigaci¨®n sigue abierta y no hay una acusaci¨®n formal contra ninguno de los implicados ¡ªlos cuatro agentes detenidos fueron liberados por falta de pruebas¡ª: ¡°El caso de este joven que fue ultrajado, asesinado en M¨¦rida, eso es un crimen de odio y no se va permitir, y no es nada m¨¢s una actitud de los de los polic¨ªas, no solo el que ejecuta, sino el que tolera este tipo de atrocidades¡±, apunt¨®.
Ravelo fue liberado 24 horas despu¨¦s. Los v¨ªdeos de las c¨¢maras de seguridad callejeras lo muestran tirado en la batea de una camioneta de la Polic¨ªa Municipal durante todo el recorrido hasta las oficinas del Ministerio P¨²blico. Otros v¨ªdeos muestran incluso c¨®mo el joven permanece inm¨®vil en el piso a su llegada a la dependencia. Y en ese reguero de filtraciones de las ¨²ltimas semanas, en otras im¨¢genes de las celdas para faltas administrativas, se observa al joven sentado tras los barrotes.
Su madre, Mar¨ªa Ravelo, denunci¨® ante las autoridades que su hijo la llam¨® y le cont¨® que hab¨ªa sido golpeado, torturado y violado por los agentes de la Polic¨ªa Municipal en el momento de su detenci¨®n. ¡°Primero lo violaron en la patrulla, lo golpearon, y despu¨¦s lo violaron en la c¨¢rcel. ?l me dijo que fueron varios polic¨ªas¡±, se?al¨® la mujer ante las c¨¢maras de los medios nacionales. Cont¨® tambi¨¦n que su hijo, originario del municipio La Isla (Veracruz) hab¨ªa llegado a M¨¦rida hac¨ªa cuatro meses en b¨²squeda de empleo. Y fue un d¨ªa despu¨¦s de su detenci¨®n cuando la llam¨® y se lo cont¨® todo. Ella lleg¨® dos d¨ªas despu¨¦s.
¡°Yo llegu¨¦ el s¨¢bado 24. Lo vi y le dije que vayamos a la fiscal¨ªa a denunciar. Despu¨¦s lo pasaron con el m¨¦dico legista y ah¨ª le dijeron que estaba grave, que hab¨ªa que llevarlo al hospital para internarlo¡±, relat¨® la mujer a Milenio. ¡°Cuando llegu¨¦ lo vi golpeado y en muy malas condiciones, por lo que lo llev¨¦ al Hospital O¡¯Hor¨¢n, donde despu¨¦s falleci¨® y seg¨²n la necropsia fue a causa de los golpes y la violaci¨®n de que fue v¨ªctima presuntamente de parte de los cuatro polic¨ªas meridanos¡±, a?adi¨®.
En medio de una tormenta de noticias sobre la misteriosa muerte del joven que llegaron hasta Palacio Nacional y la intervenci¨®n del presidente, el fiscal general de Yucat¨¢n, Juan Manuel Le¨®n, declar¨® como correcta la versi¨®n de la madre de Ravelo y la demanda del joven que hizo antes de morir. En una entrevista para la cadena Milenio, Le¨®n declar¨® que no hab¨ªa ¡°ninguna duda¡± de que el joven hab¨ªa muerto por las agresiones que hab¨ªa sufrido por parte de los agentes. No obstante, los cuatro polic¨ªas implicados en la detenci¨®n fueron poco despu¨¦s liberados.
Ninguna de las autoridades, ni las estatales ni las nacionales que terminaron por atraer el caso ante el esc¨¢ndalo nacional, han aportado m¨¢s luz que la de su detenci¨®n, su resguardo por falta administrativa en una comisar¨ªa hasta la ma?ana siguiente y su fallecimiento una semana despu¨¦s en un hospital por un fallo multiorg¨¢nico. Pese a las pruebas presentadas por la Fiscal¨ªa, tres semanas despu¨¦s de su muerte, el caso Ravelo se enfrasca en el intrincado laberinto de la impunidad mexicano, donde apenas el 10% de los delitos se resuelve.
La muerte de Ravelo remiti¨® a otro crimen en condiciones muy similares contra una inmigrante salvadore?a en otro de los para¨ªsos mexicanos, Tulum, en el Caribe. En marzo, unos polic¨ªas detuvieron a Victoria Salazar en un barrio popular de la capital del turismo de la Riviera Maya porque supuestamente se encontraba tambi¨¦n ¡°alterando el orden p¨²blico¡±. Unos v¨ªdeos de las c¨¢maras de seguridad y otros tomados con tel¨¦fonos m¨®viles mostraban a Salazar tirada en el suelo con la rodilla de una agente de la Polic¨ªa Municipal presion¨¢ndole el cuello. La escena y el mismo modus operandi record¨® adem¨¢s a la muerte violenta del afroamericano George Floyd y dio la vuelta al mundo.
En los dos casos las autoridades estatales y nacionales prometieron justicia. Rechazaron este tipo de comportamiento abusivo por parte de la polic¨ªa y durante los primeros d¨ªas se efectuaron detenciones y despidos. La pregunta que se hace la ciudadan¨ªa es si adem¨¢s de combatir el crimen, que en el caso de Ravelo se encuentra atascado en los tribunales, se plantear¨¢ alguna medida estatal o nacional para que algo como lo que ha sucedido este a?o en dos rincones paradis¨ªacos de M¨¦xico no vuelva a ocurrir. La credibilidad de un cuerpo ya denostado vuelve a estar en juego.
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