M¨¦xico afronta otra crisis migratoria ante la intransigencia de Estados Unidos
La deportaci¨®n de 15.000 migrantes haitianos aboca al Gobierno de L¨®pez Obrador a hacerse cargo de la emergencia mientras las autoridades piden m¨¢s implicaci¨®n regional
A orillas del r¨ªo Bravo o en la frontera sur, las crisis migratorias son un espejo de la relaci¨®n entre M¨¦xico y Estados Unidos. El Gobierno de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador se prepara para asumir la ¨²ltima emergencia, una oleada de migrantes haitianos que llevan casi una semana retenidos en un campamento bajo un puente que une Texas y el Estado de Coahuila. La Administraci¨®n de Joe Biden ya ha comenzado la deportaci¨®n de las cerca de 15.000 personas que lograron cruzar y que ser¨¢n devueltas a otros pa¨ªses o acabar¨¢n en Ciudad Acu?a, un municipio mexicano que corre el riesgo de convertirse en otro embudo como ya lo es Tapachula, en Chiapas, un muro de contenci¨®n para las caravanas que llegan de Centroam¨¦rica. Pero a las escalofriantes im¨¢genes de las capturas de los agentes fronterizos se une tambi¨¦n un pulso diplom¨¢tico por el futuro de esos migrantes.
El secretario de Estado Antony Blinken y el canciller Marcelo Ebrard hablaron por tel¨¦fono el lunes por la noche para abordar la crisis. Los dos coincidir¨¢n en la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York, donde planean tener una conversaci¨®n en profundidad. M¨¦xico busca una mayor implicaci¨®n de su vecino, reflejada tambi¨¦n en la carta que L¨®pez Obrador acaba de dirigir a Biden solicitando m¨¢s apoyo econ¨®mico a los programas sociales en Centroam¨¦rica. Este planteamiento no es una novedad y -aunque Washington suele supeditar sus inversiones a la evaluaci¨®n del desempe?o de un pa¨ªs en la gesti¨®n de esos fondos- la necesidad de una respuesta conjunta, de car¨¢cter regional, se ha convertido en una prioridad para el Gobierno mexicano.
El responsable de la Secretar¨ªa de Relaciones Exteriores ha explicado que en la frontera se concentr¨® un ¡°flujo reciente muy notorio, notable, de personas de origen haitiano que provienen de Brasil y de Chile, no de Hait¨ª, y tienen condici¨®n de refugiados en esos pa¨ªses¡±. ¡°No est¨¢n solicitando ser refugiados en M¨¦xico, salvo un peque?o porcentaje. Lo que est¨¢n pidiendo es que se les deje libre el paso pr¨¢cticamente hacia los Estados Unidos¡±, ha agregado. La ola migratoria se debe a que Washington ampli¨® el pasado mes de agosto los plazos para un programa de protecci¨®n temporal conocido como TPS. La decisi¨®n solo afecta a los haitianos que ya se encuentran en territorio estadounidense, pero provoc¨® una suerte de efecto llamada como ocurri¨® a finales de 2020 tras la victoria de Biden frente a Donald Trump.
¡°La conversaci¨®n vers¨® sobre este tema particular y la necesidad de tener una respuesta regional, no solo sobre este flujo que ha atravesado todos los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina. Estamos hablando de Per¨², Ecuador, Colombia, Panam¨¢, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala y M¨¦xico¡±, ha mantenido Ebrard, que tambi¨¦n solicita el apoyo de Naciones Unidas para apoyar a Hait¨ª. El pa¨ªs caribe?o acaba de sufrir un sismo devastador y atraviesa la en¨¦sima crisis pol¨ªtica tras el asesinato del presidente Jovenel Mo?se el pasado mes de julio.
Pero esto es solo la punta del iceberg. Debajo hay un pozo sin fondo: la historia reciente de Hait¨ª. Y observar el campamento de migrantes que se agolpan entre Estados Unidos y M¨¦xico, entre Del R¨ªo y Ciudad Acu?a ayuda a entender las caracter¨ªsticas de esa historia reciente. El mediod¨ªa de este martes suena m¨²sica en criollo en un descampado de Ciudad Acu?a. Gregorio Jean-Pierre, un haitiano de 30 a?os, traduce: ¡°Dame tu mano, yo voy a hacer algo para ti¡±. Una mujer llora con la m¨²sica cristiana y levanta los brazos, sentada con su beb¨¦ en las rodillas. M¨¢s ni?os se cuelgan de los juegos donde tambi¨¦n est¨¢ colgada la ropa que algunos lavan m¨¢s all¨¢, en la orilla del r¨ªo Bravo. Casi 15.000 migrantes llegaron a estar bloqueados debajo del puente internacional que separa M¨¦xico de Estados Unidos en ese punto. Ahora son menos: algunos han sido deportados por la Administraci¨®n de Joe Biden y otros han optado por volver a Ciudad Acu?a, donde otro campamento empieza a formarse.
El hombre vuelve a M¨¦xico cada d¨ªa a buscar comida para ¨¦l, su esposa y su hijo; a veces tambi¨¦n aprovecha a retirar el dinero que le env¨ªan sus parientes de Estados Unidos. Ahora se da prisa porque el tiempo amenaza con lluvias. Varios coinciden en que las condiciones debajo del puente, al que la prensa tiene el acceso restringido, son ¡°muy malas¡±. ¡°Los americanos solo nos dan agua y pan¡±, dice. ¡°?Qu¨¦ se va a hacer con agua y pan?¡±. El fin de semana tambi¨¦n se vieron im¨¢genes de agentes de la Patrulla Fronteriza montados a caballo utilizando a los animales para empujar a los migrantes hacia M¨¦xico, unos hechos que recordaban los tiempos de la esclavitud y que las autoridades se comprometieron a investigar.
Tras d¨ªas en esas condiciones y por el miedo a ser deportados, algunos han preferido instalarse en el lado mexicano. Quiz¨¢s para intentar cruzar por otro punto o para empezar sus tr¨¢mites migratorios en el pa¨ªs. Etrovis Doliskar, de 32 a?os, ya abandon¨® el campamento bajo el puente definitivamente, dice. Despu¨¦s de siete a?os en Brasil, donde asegura que viv¨ªa con 190 d¨®lares al mes, este haitiano empez¨® un viaje de varios meses hasta Estados Unidos atravesando 11 pa¨ªses. Muchos como ¨¦l han vuelto en estos d¨ªas al punto de partida, despu¨¦s de que el Gobierno dem¨®crata empezara a deportar a miles de personas. Amigos suyos que fueron devueltos a Hait¨ª, le advirtieron este lunes: ¡°No te acerques si te dicen que te van a llevar a Estados Unidos, es mentira¡±.
Doliskar ni siquiera valora la posibilidad de ser deportado. El pa¨ªs m¨¢s pobre del hemisferio occidental sufri¨® en 2010 un devastador terremoto que oblig¨® a miles de personas a empezar un ¨¦xodo, principalmente, hacia pa¨ªses de Sudam¨¦rica. En 2017, M¨¦xico dej¨® de ser solo un pa¨ªs de paso hacia Estados Unidos y se convirti¨® en un destino para los haitianos. ¡°En Hait¨ª no tenemos presidente, no tenemos trabajo y hay muchos bandidos¡±, explica el hombre.
¡°Con la covid, la situaci¨®n vuelve a ser dif¨ªcil otra vez¡±, apunta Christoph Jankh?fer, coordinador de proyectos en M¨¦dicos sin Fronteras, una de las organizaciones no gubernamentales que lleg¨® al campamento. Tambi¨¦n est¨¢n all¨ª la Cruz Roja y Unicef, y este martes reparten comida, ropa o papel de ba?o organizaciones cristianas y militantes pol¨ªticos. El m¨¦dico calcula que son unas 500 personas ya instaladas, pero critica que ¡°no hay nada organizado¡± por las autoridades. ¡°No hay abrigo ni techo para las personas que est¨¢n durmiendo afuera, en contacto con muchos insectos. Tambi¨¦n faltan agua, sanitarios, y los sistemas m¨¦dicos¡±.
Jankh?fer explica que los migrantes llegan con s¨ªntomas respiratorios y gastrointestinales, con lesiones o infecciones en la piel o con necesidad de atenci¨®n psicol¨®gica. ¡°Mucha de la gente experiment¨® situaciones dif¨ªciles en sus pa¨ªses de origen, pero tambi¨¦n en el camino: violencia, agresiones sexuales, asaltos, extorsiones... Salieron sin saber ad¨®nde iban a dormir la pr¨®xima noche, el pr¨®ximo mes o el pr¨®ximo a?o, y sin saber si iban a ser recibidos por Estados Unidos o M¨¦xico¡±. Esa ¡°falta de previsi¨®n¡± puede ser muy ¡°deprimente¡± para quienes la experimentan. El m¨¦dico critica, adem¨¢s, la ¡°falta de orientaci¨®n dentro del sistema¡± en M¨¦xico: ¡°Aqu¨ª no hay Comar [la oficina encargada de gestionar las solicitudes de refugio] y muchos nos est¨¢n preguntando¡±.
Calix Pierre, de 29 a?os, lleg¨® en autob¨²s hasta Ciudad Acu?a con su esposa y su hija de un a?o y ocho meses, que duerme, diminuta, cubierta por una toalla en el piso. Este paso ha sido el segundo m¨¢s usado por los migrantes despu¨¦s del de Valle de R¨ªo Grande en el ¨²ltimo a?o. En Del R¨ªo, la oficina de Aduanas y Protecci¨®n Fronteriza (CBP, por sus siglas en ingl¨¦s) registr¨® un 533% m¨¢s de encuentros con migrantes que durante el periodo anterior. Este martes, Pierre y su familia llegaron al campamento. Su plan, ahora, es intentar tramitar all¨ª sus papeles, pero como muchos otros, est¨¢ desorientado. ¡°Vengo a trabajar porque tengo una familia¡±, dice. ¡°Si me dan los papeles ac¨¢, me voy a quedar ac¨¢¡±. ¡°All¨¢¡±, dice y se?ala hacia el puente fronterizo, ¡°tengo amigos que est¨¢n sufriendo mucho¡±.
Debajo de la enorme infraestructura de hormig¨®n, ya est¨¢ Jean-Pierre, que env¨ªa por WhatsApp im¨¢genes del campamento: tiendas de campa?a de tela o improvisadas con ramas y paja, bidones de agua ya caliente, y m¨¢s ni?os en el suelo. Cruz¨® hace varias horas de vuelta el r¨ªo Bravo con refrescos y comida para su familia. A las dos de la tarde, el agua le llegaba hasta el torso, pero a partir de las cuatro el nivel del r¨ªo sube hasta el cuello de los m¨¢s altos. Algunos de los que lo atraviesan se quitan la ropa y protegen lo m¨¢s que pueden sus cosas en capas y capas de pl¨¢stico antes de bajar la pendiente enlodada hasta la orilla. Jean-Pierre quiere llevarse a su familia de ese lado: ¡°Yo quiero salir de aqu¨ª, no s¨¦ c¨®mo¡±.
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