Mario Bellatin: ¡°Provengo de un experimento nazi¡±
El escritor de culto recibe a EL PA?S en su casa de Ciudad de M¨¦xico para desvelar un antiguo y extra?o secreto familiar que sigue retroalimentando las conexiones mitol¨®gicas entre su vida y su obra
Charlar con Mario Bellatin sobre su vida y sus libros es algo parecido a montarse en una noria. La conversaci¨®n puede avanzar siguiendo los planes de crear una novela total, una precuela infinita de todas sus obras anteriores; para luego retroceder a pruebas m¨¦dicas, recuerdos infantiles o su pol¨¦mica salida hace dos a?os como director del FONCA, el hist¨®rico programa de becas mexicano. Y mientras, que todo siga dando vueltas y vueltas sobre la idea de...
Charlar con Mario Bellatin sobre su vida y sus libros es algo parecido a montarse en una noria. La conversaci¨®n puede avanzar siguiendo los planes de crear una novela total, una precuela infinita de todas sus obras anteriores; para luego retroceder a pruebas m¨¦dicas, recuerdos infantiles o su pol¨¦mica salida hace dos a?os como director del FONCA, el hist¨®rico programa de becas mexicano. Y mientras, que todo siga dando vueltas y vueltas sobre la idea de una escritura aut¨®noma en guerra contra las nociones cl¨¢sicas de tiempo y memoria.
Siempre en movimiento, Bellatin ha publicado este a?o ocho libros y ha descubierto un extra?o secreto familiar que ha sacudido su vida y, claro, tambi¨¦n su obra. Hijo de migrantes italianos a Per¨², a su madre la recetaron durante el embarazo un peligroso medicamento inventado durante la Segunda Guerra Mundial. Ahora, 60 a?os despu¨¦s, ha podido confirmar que esa es la causa detr¨¢s de que ¨¦l naciera sin el antebrazo derecho y de otros insospechados desordenes de salud.
La enfermedad, las deformaciones f¨ªsicas, la violencia sacrificial o la muerte son temas que ya atravesaban toda su obra, traducida a m¨¢s de 20 idiomas. Autor personal¨ªsimo, experimental y de culto ¨Cjunto a Borges o Bola?o ha sido uno de los 10 escritores en espa?ol representados por el superagente literario Andrew Wyle¨C, el universo Bellatin desborda lo literario para acercarse a los c¨®digos del arte contempor¨¢neo. Hace 10 a?os present¨® en el Documenta de Kassel una ¨®pera filmada en Ciudad Ju¨¢rez, el lugar m¨¢s mort¨ªfero de M¨¦xico, basada en un cuento suyo sobre un entom¨®logo japon¨¦s que se come a s¨ª mismo.
En el sal¨®n de su casa-estudio en Ciudad de M¨¦xico, un luminoso inmueble de principios del siglo pasado de una elegancia espartana, sus perros F¨¢bulo y Benito no parar¨¢n de corretear durante las m¨¢s de tres horas de entrevista. Casi a la misma velocidad que su due?o va desgranando los detalles del ¨²ltimo acontecimiento en su biograf¨ªa. Una nueva muesca para seguir retroalimentando la mitolog¨ªa de su obra.
Pregunta. ?Cu¨¦nteme bien lo de la pastilla esa?
Respuesta. En estos tiempos de pandemia he estado revisando muchas cosas: desde mi nacimiento, por qu¨¦ nac¨ª as¨ª, por qu¨¦ ten¨ªa convulsiones, una serie de cosas que me hacen distinto y que nunca he sacado a la luz, m¨¢s all¨¢ de lo evidente, que me falta un brazo. Pero no es solamente eso.
P. ?Y qu¨¦ ha descubierto?
R. La muerte de mi madre el a?o pasado fue como develar mis or¨ªgenes, el porqu¨¦ de muchos tipos de des¨®rdenes. Es que yo provengo de un experimento nazi. Soy uno de los pocos sobrevivientes de lo que ocurri¨® hace 60 a?os, porque muchos se murieron.
P. ?Tiene que ver con que su familia fuera italiana?
R. Bueno yo tengo una familia italiana horrible. Creo que esto fue la venganza de haber sido fascistas. Porque los laboratorios nazis crearon una sustancia¡ Bueno, primero crearon el gas sar¨ªn. ?Saben lo que es el gas sar¨ªn?
P. No.
R. Es un arma biol¨®gica que lo que hace es atacar el sistema nervioso. La gente como que pierde la consciencia, se queda fuera de s¨ª. Entonces, ellos, los laboratorios nazi, buscaban un ant¨ªdoto contra el gas sar¨ªn para que cuando lo echaran ellos tomaran el ant¨ªdoto y pudieran no tener los efectos del gas. Entonces, en la b¨²squeda del ant¨ªdoto, hallaron la talidomida, que era como un ¨¦xtasis. Esto parece mentira, pero es verdad.
P. Bueno, a Hitler le gustaban mucho las anfetaminas.
R. O anfetaminas, no s¨¦, pero crearon una cosa que te pon¨ªa feliz por un rato. Bueno, no sabemos mucho qu¨¦ pas¨® con la sociedad civil alemana despu¨¦s de finalizada la Segunda Guerra Mundial. Tenemos el relato de los vencedores, pero nunca se supo qu¨¦ pas¨® con la sociedad civil despu¨¦s de esos espantosos bombardeos que diezmaron Berl¨ªn o Dusseldorf.
P. ?Y qu¨¦ pas¨®?
R. Hay un libro peque?o de Sebald que va contando que despu¨¦s de los bombardeos fue tal la violencia que se creaban tormentas artificiales. Entonces, les empezaron a dar esa droga a la gente, la talidomida. A todo el mundo le daban eso. Y andaban como felices, todo el mundo estaba en ¨¦xtasis. Ese periodo donde la poblaci¨®n estaba completamente fuera de s¨ª dur¨® ocho, nueve a?os y de nuevo vino el milagro alem¨¢n. De pronto empezaron a hacer Volkswagen y a reconstruir las ciudades. Fue rapid¨ªsimo. Hitler parece que sale como del 1.700, pero no, es ahorita. Yo nac¨ª en el a?o 60 y eso termin¨® en el 45, son 20 a?os antes de mi nacimiento. Nunca ha habido esa ruptura que nos hicieron hacer creer, que se empezaba de cero despu¨¦s de todos estos horrores, campos de concentraci¨®n y todo eso. No.
P. Pero volvamos a la pastilla.
R. S¨ª, la pastillita se reparti¨® en Alemania para que la gente no se diera cuenta de aquellos horrores. Pero como muy r¨¢pido se reinvent¨® la sociedad, ya no hizo falta. Entonces, no sab¨ªan qu¨¦ hacer con la pastillita, pero quedaba mucha felicidad. As¨ª que se pusieron de acuerdo un laboratorio alem¨¢n y la industria del alcohol. Johnnie Walker, Jim Gordon, Smirnoff, todas las marcas cl¨¢sicas. Ya sab¨ªan que muy pronto el alcohol iba a ser sustituido por drogas. Entonces, la industria del alcohol abri¨® una farmac¨¦utica solamente para esa droga. Fue como en los a?os 50. La pastilla iba a a venir acompa?ando a tu whiskey.
P. ?Pero lo vend¨ªan junto?
R. No, pero eso era como el porvenir. Vamos a hacer drogas sint¨¦ticas oficiales. Entonces, empezaron a aplic¨¢rselas al principio a las mujeres embarazadas porque en ese tiempo los des¨®rdenes de los primeros meses del embarazo eran achacados a histeria de las mujeres. Ten¨ªan n¨¢useas, mareos, v¨®mitos. Era evidentemente una cuesti¨®n hormonal. Es como la testosterona, y esas pr¨¢cticas de conversi¨®n para homosexuales donde ponen testosterona. Pero la testosterona no te cambia la orientaci¨®n sexual, lo que hace es exacerbar el deseo sexual. Entonces, si alguien tiene un inter¨¦s gay y le metes testosterona, va a querer coger m¨¢s gays. ?Me explico?
P. S¨ª, pero volvamos a la pastilla.
R. Les obligaron a los m¨¦dicos a recetarlas a las se?oras embarazadas que se sent¨ªan mal. Mi mam¨¢ la tom¨®. Ahora que ya se muri¨® puedo hablar m¨¢s abiertamente. De pronto, en el a?o que yo nazco, en 1960, empiezan a nacer una cantidad de ni?os hechos mierda. Como mi mam¨¢ tom¨® una dosis diluida el da?o fue menor. Los peores casos est¨¢n en Alemania e Inglaterra, porque ah¨ª le dieron la dosis pura. Ha habido juicios internacionales. Yo fui a ver si me pod¨ªan dar una indemnizaci¨®n¡
P. ?A Alemania o a Inglaterra?
R. A Alemania porque hab¨ªa solo dos cient¨ªficos que pod¨ªan darte un certificado de que eras v¨ªctima de la talidomida. Ya con las sentencias hay muchos testimonios. En los hospitales cuando nac¨ªan los ni?os, casi todos eran asesinados en las salas de maternidad para no decirle a los pap¨¢s que su bebe no ten¨ªa ni pies, ni brazos, ni nada. Bueno, Fassbinder tiene un documental sobre la talidomida. Sale la mam¨¢ gritando, diciendo que le da verg¨¹enza y que quiere matar al hijo. Otros se murieron j¨®venes porque ten¨ªan poca posibilidad de vida, ten¨ªan como 20 a?os, casi como los afectados por el s¨ªndrome de Down
P. ?Le indemnizaron?
R. No, porque mi mam¨¢ no la tom¨® en Alemania sino en M¨¦xico. Pero el m¨¦dico me dijo: ¡°Usted es un mutante¡±. Entonces, me dieron un certificado de mutante. Qu¨¦ genial que me dijeron que soy un mutante, ?no?
P. ?As¨ª pone en el certificado?
R. S¨ª, un certificado de ¡°Mutant¡±.
P. ?Qu¨¦ m¨¢s secuelas le ha quedado de aquello?
R. Todo empez¨® a cobrar sentido. Desde hace como 20 a?os ten¨ªa cosas raras, convulsiones, asmas raras, cosas como psicosom¨¢ticas. Por eso renunci¨¦ a la direcci¨®n del FONCA.
P. El comunicado oficial de la secretar¨ªa de Cultura solamente dec¨ªa que por problemas m¨¦dicos.
R. S¨ª, yo renuncio como una semana antes de toda la pol¨¦mica. Tuve la mala suerte de que al primero que descubr¨ª robando as¨ª de manera flagrante era al de J¨®venes Creadores. Y la gente como lo que quiere es gritar me acus¨® de ir contra los j¨®venes. Hay una carta donde firman todos los famos¨ªsimos para defender a este tipo. El odio era absoluto y empez¨® as¨ª la turbamulta. Por suerte yo no tengo Twitter pero mi m¨¦dico me llam¨® y me oblig¨® a que lo dejara. Me di¨® un justificante m¨¦dico.
P. ?Por el riesgo a que con el estr¨¦s empeorar¨¢ su diagn¨®stico?
R. S¨ª, porque como a los 30 y tantos me dieron estas crisis de convulsiones, como ataques epil¨¦pticos. Me hice 48.000 ex¨¢menes. No sali¨® nada hasta que mi m¨¦dico de ahora, el director del Instituto de Nutrici¨®n, especialista en enfermedades raras, logr¨® que no tuviera esos ataques utilizando una pastilla...
P. Otra pastilla.
R. S¨ª, porque los antiepil¨¦pticos me fueron p¨¦simo. Casi me muero. Me dio Valium. Un medicamento antiguo que se empez¨® a usar en los a?os sesenta para las se?oras que quer¨ªan dormir. Todos los d¨ªas tomo Valium para estabilizarme. Antes de eso, una vez casi me muero porque me dio Stevens-Johnson, que es otro mal que tampoco le da a nadie. El cuerpo se vuelve todo una roncha. Es supuestamente lo que le dio a Job, el de la Biblia.
P. ?Sinti¨® la presi¨®n durante la pol¨¦mica por el FONCA?
R. Yo no soy un pol¨ªtico y pens¨¦ que eso me iba a acorazar. Es decir, ?a m¨ª qu¨¦ me importa que me digan cualquier cosa? Pero luego se empezaron a meter con mi cuerpo. Cosas de parbulario: ¡°Lo que le sobra de ego le falta de brazo¡±. Entonces pens¨¦ que si empezaban con esto el otro paso iban a ser mis libros. Dije: ¡°Puta madre, me van a dejar como sin nada¡±. Y mi m¨¦dico me dijo: ¡°No, te proh¨ªbo que sigas, porque nos ha costado much¨ªsimo sacarte de las convulsiones y esta ola que est¨¢ habiendo en redes sociales no lo vas a aguantar, as¨ª que te proh¨ªbo que sigas¡±.
P. ?C¨®mo ha sido la relaci¨®n con su madre todos estos a?os?
R. Yo lo que hice con mis padres fue un divorcio m¨¢s o menos. Ella dec¨ªa que yo les odiaba, a mis padres, que por cierto, es algo que me aplic¨® a mi Carlos Monsiv¨¢is. O sea, qu¨¦ hueva, ?no es m¨¢s f¨¢cil que ellos reconozcan que yo les caigo mal? Y mam¨¢ hizo eso. Su excusa era que yo la odiaba porque hab¨ªa nacido de ese modo, y que yo nunca hab¨ªa podido perdonarla. Frente a una sentencia materna o palabra de padre, como quieran llamarla kafkianamente, pues, ?qu¨¦ haces?
P. ?Se ha psicoanalizado alguna vez?
R. S¨ª, mucho. Ya estoy harto.
P. ?Lo ha dejado ya?
R. En M¨¦xico eso no prende.
P. ?Por qu¨¦?
R. Porque M¨¦xico no es de o¨ªdo. M¨¦xico es de vista. Argentina es de o¨ªdo.
P. Toda esta historia familiar parece sacada de uno de sus libros. Esta cosa de un escritor sin memoria, que va llenando esos huecos con una especie de escritura autom¨¢tica. Todo ese universo de paradojas y desdoblamiento de la identidad. ?C¨®mo ha afectado este descubrimiento a su obra?
R. Tengo un texto, que quiz¨¢s sea el comienzo del pr¨®ximo libro, que empieza as¨ª: ¡°El 99,9% de las actividades humanas me est¨¢n negadas¡±. Me he dado cuenta de dos cosas que est¨¢n en el texto. Me preceden dos elementos a mi nacimiento y eso hace que siga escribiendo. Escribir es un impulso que precede a la consciencia. Recuerdo de ni?o sentarme en la mesa de desayuno y ver el peri¨®dico. De pronto voltear al vaso de leche y ver c¨®mo el peri¨®dico empezaba a moverse. Yo dec¨ªa: ¡°?Qu¨¦ me pasa?¡± De pronto cobraba vida, se mov¨ªa y empezaba a ver c¨®mo formaba frases. Eso para m¨ª fue como un primer nacimiento.
P. ?Cu¨¢l fue la otra epifan¨ªa?
R. La otro fue con la m¨¢quina con la estoy escribiendo ahorita y que es la que usaba de ni?o, que la he robado de casa de mis abuelos. A los 8 a?os hice mi primera letra impresa. Empec¨¦ a teclear e hice una l¨ªnea. De pronto, verme a m¨ª mismo en la letra impresa era como que reci¨¦n exist¨ªa, porque eso que est¨¢ ah¨ª, esa la letra es lo que existe y no yo, que soy una excrecencia.
P. Hace casi cuatro a?os me cont¨® que estaba preparando su obra definitiva, basada en todos las anteriores.
R. Lo que estoy haciendo ahora es como un archivo port¨¢til. No estoy escribiendo hacia adelante, hacia lo nuevo. Un archivo que de alguna manera converse con este presente pero donde tambi¨¦n fueran v¨¢lidos todos. ?Me explico? No para invalidar el pasado, sino para que haya una misma escritura que vaya paralela en el tiempo. Me interesa cada vez m¨¢s el camino que no es el literario, me parece aburrido.
P. M¨¢s parecido a los enfoques del arte contempor¨¢neo.
R. Bueno, es que por ejemplo ahorita me pregunto mucho sobre fotograf¨ªa. Me interesa mucho m¨¢s que ver qu¨¦ pasa en el cine, por ejemplo.
P. Usted estudio cine en Cuba.
R. S¨ª, all¨ª fue donde decid¨ª hacerme escritor y donde aprend¨ª la importancia de la edici¨®n. Por ejemplo, en lo que estoy escribiendo ahora vuelve a aparecer el due?o del Sal¨®n de belleza [su obra m¨¢s celebrada] pero no es el que todo el mundo imagina. Todo el mundo pens¨® que era el peluquerito de un barrio marginal latinoamericano. No, ahora se sugiere que el due?o del sal¨®n de belleza era alguien venido de Europa, huido de campos de concentraci¨®n. Porque mucho de todo ese rigor que establece el sal¨®n de belleza, toda esa reglamentaci¨®n sobre que son lugares hechos para la muerte, tiene mucho que ver con Auschwitz, tiene mucho que ver con los campos. Y ese personaje tambi¨¦n se funde con otro de otro libro anterior, de Poeta ciego, donde hab¨ªa un pedagogo, Boris. Entonces, ya no solamente hay salones de belleza para la muerte, sino peque?as escuelitas para la muerte, para que los ni?os mueran bien limpios y al menos con una cultura m¨ªnima, como una especie de perversi¨®n doble.