Narcobloqueos en Colima por la captura de un l¨ªder del narco en la zona, ¡®El Chaparrito¡¯
La detenci¨®n de Aldrin Miguel Jarqu¨ªn, presunto miembro del Cartel Jalisco Nueva Generaci¨®n, ha provocado incendios de camiones para cerrar carreteras en el Estado
La detenci¨®n de Aldrin Miguel Jarqu¨ªn, alias El Chaparrito, presunto l¨ªder del Cartel Jalisco Nueva Generaci¨®n de Colima, ha provocado de nuevo el caos en el Estado. Jarqu¨ªn fue detenido este domingo en Zapopan (Jalisco) y como respuesta, sus lugartenientes han incendiado traileres y camiones en carreteras de Colima y Cuauht¨¦moc. La entidad costera de menos de un mill¨®n de habitantes se ha convertido en los ¨²ltimos a?os en una de las m¨¢s violentas del pa¨ªs y la reciente batalla de grupos del narco ha provocado escenas m¨¢s propias de una guerra. Los narcobloqueos suponen un aviso de que, como ha sucedido en otros Estados de M¨¦xico, la violencia del narco contin¨²a pese a algunos intentos del Gobierno de recuperar su poder en la zona.
El Chaparrito era uno de los principales importadores de armas y generadores de la violencia en el Estado de Colima, seg¨²n revel¨® la Fiscal¨ªa General de la Rep¨²blica poco despu¨¦s de su detenci¨®n. Y uno de los jefes de plaza m¨¢s cercanos al l¨ªder del poderoso Cartel Jalisco (CJNG), Nemesio Oseguera Cervantes, alias El Mencho, por quien la agencia antidrogas de Estados Unidos lleg¨® a aumentar la recompensa a 10 millones de d¨®lares.
El presunto l¨ªder del cartel en Colima, que cay¨® este domingo a dos horas en coche al norte de la tierra que controla, su hermano Jos¨¦ de Jes¨²s Jarqu¨ªn Jarqu¨ªn, El R32; C¨¦sar Enrique D¨ªaz De Le¨®n Sauceda, El Lobito, y Fernando Zagal Ant¨®n, tambi¨¦n presuntos miembros del CJNG, est¨¢n incluidos en la lista negra del Departamento del Tesoro de Estados Unidos. ¡°Ayudan a coordinar las operaciones de tr¨¢fico de drogas del CJNG a trav¨¦s del puerto de Manzanillo y mantienen el contacto con las fuentes de suministro de coca¨ªna en Colombia¡±, sostiene la acusaci¨®n de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, por sus siglas en ingl¨¦s)
La captura se ha producido casi un mes despu¨¦s de que se desatara una violencia insostenible en las calles de los principales municipios del Estado. A principios de febrero, las calles de Colima se convirtieron en un escenario de guerra. Pueblos baleados, barrios que contaban m¨¢s de 200 casquillos de bala, al menos 10 ejecutados y embolsados, el terror que no daba tregua a cualquier hora del d¨ªa, durante m¨¢s de una semana.
Las autoridades, que permanecieron mudas durante d¨ªas, mientras afuera rug¨ªan los balazos, explicaron lo que todos en los pueblos de la entidad con menos habitantes del pa¨ªs ¡ªpoco m¨¢s de 730.000¡ª ya sab¨ªan: un enfrentamiento entre c¨¢rteles del narcotr¨¢fico que hasta hace muy poco eran aliados. La disputa escal¨® a tal grado que la Universidad de Colima anunci¨® la suspensi¨®n de clases presenciales y a ella se sum¨® el resto de escuelas de todos los niveles. Los comercios llegaron a cerrar, nadie caminaba y sus banquetas se hab¨ªan convertido en un cementerio sin tumbas ni despedidas. El horror de la narcoviolencia a las puertas de las casas de una entidad costera que hasta hace menos de una d¨¦cada era el orgullo del turismo mexicano y centro de retiro para miles de personas del resto del pa¨ªs.
La gobernadora de Morena, Indira Vizca¨ªno, que tom¨® posesi¨®n en el cargo en noviembre, emiti¨® esa semana un v¨ªdeo a trav¨¦s de sus redes sociales para tratar de calmar a la poblaci¨®n. ¡°Hemos primado las acciones a las palabras¡±, se?alaba en el mensaje. Vizca¨ªno inform¨® de que hay desplegados m¨¢s de 600 soldados de la Guardia Nacional, 350 del Ej¨¦rcito y otros 350 de la Marina, que se suman a los 675 de la polic¨ªa estatal y m¨¢s de mil de las polic¨ªas municipales. Pese a este nivel de despliegue, los tiroteos entre los grupos del crimen organizado continuaron. Y sobre todo, la capacidad impune de los miembros del narcotr¨¢fico para pasearse con armas propias del Ej¨¦rcito y desatar el terror y la muerte, sin que una sola autoridad de las mencionadas se lo impida. El narco ha demostrado en Colima, como en muchos otros puntos del pa¨ªs, que supone un poder de facto dentro del Estado.
A medidados de febrero, el Gobierno federal anunci¨® un despliegue de fuerzas federales ¡ªEj¨¦rcito y Guardia Nacional¡ª en la zona. M¨¢s de 2.000 soldados y marinos para resguardar unos municipios que se hab¨ªan convertido en una tierra sin ley. La presencia federal proporcion¨® una tregua de d¨ªas que le permiti¨® a algunos pueblos retomar su actividad normal. Pero la captura de El Chaparrito ha roto la paz otra vez.
Los incendios para protestar por la detenci¨®n de su l¨ªder comenzaron alrededor de las 22:30 horas de este domingo. En el municipio de Cuauht¨¦moc, se report¨® el incendio de dos tr¨¢ileres, uno cerca a la altura del fraccionamiento Ikal, y el otro cerca de la gasolinera en El Trapiche. Adem¨¢s, fue incendiado otro cami¨®n, en el libramiento Ej¨¦rcito Mexicano, cerca del cruce de la avenida Gonzalo de Sandoval, en Colima.
La guerra que se desat¨® a principios de febrero tiene origen en la fractura de una c¨¦lula del poderoso Cartel Jalisco Nueva Generaci¨®n, amo y se?or de estas tierras desde su fundaci¨®n, alrededor de 2015. Uno de los grupos aliados, Los Mezcales, se ha separado del grande y ha decidido disputarle el territorio, pese a que en mitad de esa batalla intestina queden los colimenses sin ninguna relaci¨®n con el crimen organizado.
Hace no tanto tiempo, menos de una d¨¦cada, Colima ¡ªel Estado menos poblado de M¨¦xico¡ª acaparaba las portadas de la prensa nacional en contadas ocasiones: por los huracanes que ten¨ªan la maldita costumbre de tocar tierra siempre en Manzanillo o pueblos costeros aleda?os; las espectaculares erupciones del volc¨¢n que maravillaban a los ge¨®logos, sus altos niveles de vida, grandes playas, una temperatura envidiable de 25 grados de media todo el a?o, uno de los puertos m¨¢s grandes del Pac¨ªfico. Colima era todo eso, hasta que la ola de violencia que arras¨® sin ning¨²n orden el pa¨ªs en 2015 ¡ªy que no se ha detenido¡ª comenz¨® a colocarlo como el m¨¢s peligroso de M¨¦xico. Para un Estado de menos de un mill¨®n de habitantes, la cifra de asesinatos estaba disparada. La tasa de homicidios por cada 100.000 habitantes es de 65,7; una de las ciudades m¨¢s violentas del mundo, San Pedro Sula (Honduras) cerraba 2021 con una cifra menor, 41.
Y aunque en 2016 fue su peor a?o, despu¨¦s de meses consecutivos de colocarse en lo alto de la lista negra de la violencia, los actuales enfrentamientos y amenazas del narco en la capital y zonas aleda?as advierten de una nueva etapa violenta para la entidad. El caso de Colima se suma al de otros azotados sin tregua por las batallas del crimen organizado, Guanajuato, Zacatecas ¡ªcon matanzas y colgados de puentes casi diario¡ª, Michoac¨¢n, Jalisco o Baja California. Y aunque las autoridades presuman una contenci¨®n general de los homicidios, la cifra media que se ha alcanzado en los ¨²ltimos cinco a?os es tan insostenible (m¨¢s de 90 al d¨ªa), que la seguridad se ha convertido en la gran tarea pendiente del presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, cuyo eslogan de campa?a Abrazos y no balazos, le pesa cada d¨ªa m¨¢s.
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