Una terraza de letras, activismo y baile de M¨¦xico para el mundo
M¨¢s de un centenar de novelistas, cient¨ªficos, y premios Nobel se reunieron este fin de semana en el Hay Festival de Quer¨¦taro. Muchas pasaron por la misma azotea de la ciudad mexicana
Alma Guillermoprieto est¨¢ bailando. Son movimientos elegantes que duran unos segundos y la periodista mexicana regresa a sus formas contenidas. Tiene auriculares en los o¨ªdos ¨Cse los dio un periodista¨C y no es posible saber qu¨¦ escucha, quiz¨¢s es parte de la entrevista. Acaba de presentar La vida toda (Debate, 2022), una recopilaci¨®n de cr¨®nicas de autores estadounidenses que ella antolog¨®. En el encuentro con lectores, cont¨® que desde hace un tiempo, cuando empieza a ver una pel¨ªcula,...
Alma Guillermoprieto est¨¢ bailando. Son movimientos elegantes que duran unos segundos y la periodista mexicana regresa a sus formas contenidas. Tiene auriculares en los o¨ªdos ¨Cse los dio un periodista¨C y no es posible saber qu¨¦ escucha, quiz¨¢s es parte de la entrevista. Acaba de presentar La vida toda (Debate, 2022), una recopilaci¨®n de cr¨®nicas de autores estadounidenses que ella antolog¨®. En el encuentro con lectores, cont¨® que desde hace un tiempo, cuando empieza a ver una pel¨ªcula, no consigue terminarla. Dice que la va a seguir viendo otro d¨ªa y eso nunca pasa. Como le ocurre a cualquiera.
Guillermoprieto, cronista de Am¨¦rica desde hace medio siglo ¨Ctambi¨¦n bailarina profesional durante casi una d¨¦cada¨C, est¨¢ en la terraza de un hotel c¨¦ntrico de Quer¨¦taro, en M¨¦xico. Este rect¨¢ngulo color ocre es el lugar al que llegan los autores que participan hasta este domingo del Hay Festival cuando bajan del escenario para que la prensa les pregunte. Aqu¨ª, sin las luces apuntando de frente, novelistas, poetas, cient¨ªficos, m¨²sicos y activistas vuelven a ser las personas normales que son. Aunque ya lo hab¨ªa avisado por la ma?ana Rosa Montero: ¡°La normalidad no existe. Todos somos divergentes. Claro, algunos son m¨¢s raros que otros¡±.
Cuando llega la activista Tawakkol Karman a la terraza, el fot¨®grafo Daniel Mordzinski la hace posar con su hija, que corre al ba?o a peinarse. Karman fue la primera mujer ¨¢rabe en obtener el Premio Nobel de la Paz por su liderazgo en las protestas de 2011 en Yemen. La hija regresa y el padre de la joven les da un abrazo que las contiene a las dos. M¨¢s tarde sube otro premio Nobel, el nigeriano Wole Soyinka, que presenta su libro m¨¢s reciente, Cr¨®nicas desde el pa¨ªs de la gente m¨¢s feliz de la Tierra (Alfaguara, 2021). Sali¨® de su charla, firm¨® libros y ac¨¢ est¨¢. El p¨²blico le hab¨ªa hecho preguntas que le cost¨® responder, como de d¨®nde saca la inspiraci¨®n o c¨®mo acabar con la corrupci¨®n:
¨CHe luchado contra esa cosa toda mi vida y no he conseguido nada hasta ahora¨C brome¨® primero y sigui¨®. ¨CCreo que, como el poder, la corrupci¨®n es una toxina que no puede ser totalmente erradicada.
La terraza los iguala en un lugar y en una situaci¨®n: las entrevistas. Hay una decena en marcha y la azotea es inesperadamente silenciosa.
Margo Glantz lleva m¨¢s de una hora en el mismo rinc¨®n del sof¨¢ y sostiene un vaso con caf¨¦ que se enfriar¨¢ mientras habla sin apenas cambiar el gesto. Rosa Montero tampoco se levanta por un buen rato hasta que tiene un hueco y encuentra, entre los aperitivos, una bolsita con garbanzos enchilados. El poeta Paul Muldoon, ganador del Pulitzer, se estira mientras espera a que pase el siguiente reportero y bosteza. Wilfried N¡¯Sond¨¦ present¨® esta ma?ana su libro Un oc¨¦ano, dos mares, tres continentes (Elefanta editorial, 2022) y ahora el escritor congole?o responde con la ayuda de una traductora en franc¨¦s. La narradora Dahlia de la Cerda se levanta y sigue respondiendo mientras va andando a su charla porque si no, no llega.
Jarvis Cocker sale a esa hora al escenario de un teatro a 500 metros de la azotea. Un hola, as¨ª en espa?ol, le vale una ovaci¨®n al l¨ªder de la banda de pop brit¨¢nico Pulp. Muchos de los que estaban en la terraza est¨¢n ahora ac¨¢. ?l no pas¨® por el segundo piso del hotel c¨¦ntrico, tal vez habr¨ªa causado demasiado esc¨¢ndalo. La periodista Mariana H. lo presenta as¨ª: ¡°?l nos hizo sentir importantes. Y cuando digo ¡®nos¡¯ me refiero a los indignos, a los perdedores, a los de coraz¨®n roto¡ La gente com¨²n, como t¨² dices¡±. Mariana H. lo menciona por ese himno de la banda que es la canci¨®n Common people, sobre una rica heredera griega que quiere vivir como las personas corrientes.
Cocker trae consigo una bolsa de basura color negro y empieza a sacar cosas que recuper¨® del desv¨¢n londinense donde las hab¨ªa tirado. Un pedazo de jab¨®n viejo o el cuaderno en el que a los 15 a?os garabate¨® una gu¨ªa ilustrada del atuendo que usar¨ªa Pulp. Todo lo cuenta en el libro que presenta, Pop bueno, pop malo (Sexto piso, 2022). Tras la firma de libros, Cocker se va de la forma m¨¢s com¨²n que puede, acompa?ado por un equipo de seguridad que lo escolta hacia el exterior por una puerta lateral con su familia.
Para llegar hasta ah¨ª atraviesa, por un costado, la sala oscura en la que est¨¢n conversando Vivian Gornick y la locutora Elvira Liceaga. Los d¨ªas previos a la charla, la escritora neoyorquina, una de las voces m¨¢s relevantes del feminismo en Estados Unidos, se cay¨® y en la terraza se comentaba que quiz¨¢s se suspender¨ªa el evento. Pero aqu¨ª est¨¢, con 88 a?os y varios puntos en la boca. ¡°La equidad entre g¨¦neros es una de las cosas que m¨¢s temor genera en el mundo¡±, dice la autora de Apegos feroces y La mujer singular y la ciudad, ¡°y esa es mi buena noticia de la tarde¡±.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S M¨¦xico y reciba todas las claves informativas de la actualidad de este pa¨ªs