Las ¨²ltimas 600 p¨¢ginas de rebeld¨ªa de Wole Soyinka
¡®Cr¨®nicas desde el pa¨ªs de la gente m¨¢s feliz de la tierra¡¯, la m¨¢s reciente novela del nigeriano, nos devuelve un autor con la genialidad para la iron¨ªa intacta
M¨¢s de 600 p¨¢ginas ha necesitado el Nobel de Literatura de 1986, Wole Soyinka (Abeokuta, Nigeria, 87 a?os) para volcar la necesidad de expresar su ansiedad y sus preocupaciones actuales. Tras casi 50 a?os de silencio, su regreso a la novela como veh¨ªculo de compromiso activo frente al abuso de poder ha sido as¨ª de contundente. Podr¨ªamos usar esta obra de arma arrojadiza si no fuera porque leerla abre mucho, mucho m¨¢s, aunque no sin dificultad, la cabeza.
Cr¨®nicas desde el pa¨ªs de la gente m¨¢s feliz de la tierra (Alfaguara, 2021), cuya publicaci¨®n, deliberada por parte del escritor, coincidi¨® con el 60? aniversario de la independencia de Nigeria, es un libro escrito desde la mirada de un hombre que ha vivido bajo una constante exigencia de defensa activa de todo lo que merma al ser humano. Lo que vino antes pas¨® desde 24 meses de c¨¢rcel hasta soportar una huida improvisada en moto hacia el exilio. Se trata, entonces, de la ¨²ltima constataci¨®n de que el nigeriano se resiste a dejar de ser fiel a s¨ª mismo y por esa raz¨®n trata de poner bajo los focos, mediante la ficci¨®n, las nuevas maneras en las que se esconde el poder y sus tenebrosos tent¨¢culos. Lo cual, con sus casi 90 a?os, en un mundo en el que mucha gente se declara derrotada y echa la toalla mucho antes, es muy de agradecer y admirar.
Soyinka ha elegido en esta ocasi¨®n la novela, sin ser el g¨¦nero literario en el que se mueve con m¨¢s comodidad. Tras Los int¨¦rpretes (1974) y La estaci¨®n del caos (1972), este aut¨¦ntico tit¨¢n literario ha pertrechado una obra mastod¨®ntica, brillante e imperfecta. Una inmersi¨®n, llena de meandros y profundidades en una Nigeria contempor¨¢nea donde todo parece diferente para constatar que nada lo es en realidad. Usando de nuevo la iron¨ªa, que defiende a capa y espada, y el humor como herramientas imprescindibles para poder penetrar en las realidades sociales y pol¨ªticas que, con su insobornable actitud de rebeld¨ªa, nos obliga a mirar.
En l¨ªnea con las obras anteriores mencionadas, Soyinka no elude la realidad que le rodea y la plasma con honestidad por muy inc¨®modo e incluso peligroso que pueda ser para ¨¦l mismo, llamando siempre a la urgencia de dinamitar un punto de vista ¨²nico, ya sea religioso o pol¨ªtico. Al comenzar a leer esta su tercera y ¨²ltima novela, calificada de thriller, an¨¢lisis del alma de un pa¨ªs y sobre todo de s¨¢tira, puede aparecer un cierto d¨¦j¨¤ vu con Los int¨¦rpretes. En aquella obra eran cinco los amigos, graduados universitarios, que hab¨ªan estudiado y viajado al extranjero y que regresaban a la Nigeria independiente, tratando de encontrar su camino dentro de la nueva estructura pol¨ªtica, en una sociedad dominada por la confusi¨®n, la hipocres¨ªa, el materialismo y la corrupci¨®n.
Magn¨ªficas son las p¨¢ginas que narran las tribulaciones que pasa Menka para hacer regresar el cuerpo del amigo frente a su familia y la sociedad desde tierras lejanas
No muy lejos de aquella realidad, en Cr¨®nicas desde el pa¨ªs de la gente m¨¢s feliz de la tierra, son cuatro amigos de la infancia los que hacen avanzar la trama en un pa¨ªs que no se nombra, pero que tiene demasiadas conexiones con Nigeria. Uno de los grandes hitos de esta novela es la amistad de dos de ellos; Duyole, el ingeniero, y Menka, el cirujano. Completan el retablo el pol¨ªtico corrupto y el falso predicador en un ambiente en el que se respira la presi¨®n contin¨²a sobre los individuos para ceder bajo el peso de la amenaza o la muerte. ¡°La religi¨®n, como siempre, es la excusa¡±, dice uno de los personajes al analizar el nacimiento del fundamentalismo justo en el lugar donde empieza a manar el oro.
En el magma del universo yoruba, Soyinka nos ofrece una trama que habla del tr¨¢fico de ¨®rganos humanos y del tr¨¢fico de almas en su pa¨ªs. El cuerpo deja de ser sagrado para esparcirse en pedazos tras la explosi¨®n de las bombas de Boko Haram, mientras el cirujano intenta recomponer la atrocidad. El cuerpo vuelve a ser sagrado cuando se intenta recuperarlo, magn¨ªficas las p¨¢ginas que narran las tribulaciones que pasa Menka para hacer regresar el cuerpo del amigo frente a su familia y la sociedad desde tierras lejanas y la necesidad de los ritos; de dar descanso en el lugar que merece.
Absorbidos por los meandros de una narraci¨®n que indaga en el interior de una masa de individuos que hacen perdurar el fanatismo, la locura, la aberraci¨®n y la muerte, frente a otra que trata de reconstruir, curar e iniciar, nos preguntamos decenas de cuestiones. Soyinka nos transmite que algo se ha roto en su pa¨ªs y de la dificultad de volver a recomponerlo. A todos nos suena lo anterior y Soyinka lo sabe. Por eso ha vuelto a sacar sus obsesiones, en un intento de encontrar posibles salidas para una encrucijada llena de desajustes y desencuentros entre seres humanos, sin falsas promesas, desde los cimientos de un tejido da?ado que ¨¦l observa con dolor, pero al que este gigante no permite nunca que deje de palpitar.
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