Revoluci¨®n mexicana: historia de traiciones, poder y mitos
Personajes como Francisco Villa, Francisco I. Madero, Victoriano Huerta o Emiliano Zapata marcaron el inicio del siglo XX con la lucha revolucionaria en M¨¦xico
La Revoluci¨®n mexicana fue un conflicto armado que dur¨® m¨¢s de 10 a?os. Una lucha violenta en la que se debat¨ªan diversos intereses como la batalla por un Gobierno democr¨¢tico y una estructura agraria m¨¢s justa. Existen interpretaciones, an¨¦cdotas e historias que se repiten una y otra vez. Una lucha llena de matices que durante a?os se han exaltado o disminuido. El antrop¨®logo Roger Bartra asegura que ¡°la Revoluci¨®n fue un estallido de mitos, entre los cuales destaca el de la propia Revoluci¨®n¡±....
La Revoluci¨®n mexicana fue un conflicto armado que dur¨® m¨¢s de 10 a?os. Una lucha violenta en la que se debat¨ªan diversos intereses como la batalla por un Gobierno democr¨¢tico y una estructura agraria m¨¢s justa. Existen interpretaciones, an¨¦cdotas e historias que se repiten una y otra vez. Una lucha llena de matices que durante a?os se han exaltado o disminuido. El antrop¨®logo Roger Bartra asegura que ¡°la Revoluci¨®n fue un estallido de mitos, entre los cuales destaca el de la propia Revoluci¨®n¡±.
En 1910 se preparaban las elecciones mexicanas. Poco antes de ir a las urnas, los mexicanos lidiaron con la crisis econ¨®mica de 1907 y un conflicto diplom¨¢tico con las grandes potencias por el petr¨®leo mexicano, mismo que hab¨ªa sido reci¨¦n descubierto. En febrero de 1908, Porfirio D¨ªaz otorg¨® una famosa entrevista al periodista estadounidense James Creelman en la que asegur¨® que no volver¨ªa a reelegirse ni gobernar M¨¦xico; adem¨¢s, dijo, ve¨ªa con simpat¨ªa la creaci¨®n de nuevos partidos pol¨ªticos; sin embargo, D¨ªaz se reeligi¨®.
Desde San Luis Missouri, los hermanos Ricardo y Enrique Flores Mag¨®n escrib¨ªan en 1906: ¡°la Dictadura de Porfirio D¨ªaz, que pone el poder al servcio de todos los explotadores del pueblo, el trabajador mexicano ha sido reducido a la condici¨®n m¨¢s miserable; en dondequiera que presta sus servicios, es obligado a desempe?ar una dura labor de muchas horas por un jornal de unos cuantos centavos¡±.
En la contienda electoral hubo nombres como Bernardo Reyes, Benito Ju¨¢rez Maza (hijo de Benito Ju¨¢rez), Francisco I. Madero e incluso, desde Estados Unidos, el magonismo anarquista. D¨ªaz dificult¨® la campa?a y la vida de los otros candidatos; incluso encarcel¨® a Francisco I. Madero, quien durante el proceso electoral segu¨ªa preso y despu¨¦s de declarar el fraude electoral, y escapar a San Luis, tuvo que huir a Texas donde permaneci¨® hasta el 5 de octubre, fecha en la que promulg¨® el Plan de San Luis Potos¨ª para convocar a las armas el 20 de noviembre de 1910.
A pesar de que sus colegas del partido antirreleccionista no lo secundaron; s¨ª lo hicieron grupos rurales y populares donde surgieron l¨ªderes preparados para la lucha armada; entre ellos, Pascual Orozco, Francisco Villa y Emiliano Zapata.
El mito de D¨ªaz como el villano revolucionario
A diferencia de lo que se cree, la Revoluci¨®n mexicana no finaliz¨® con el derrocamiento de Porfirio D¨ªaz, en realidad, D¨ªaz desapareci¨® del mapa tan solo seis meses despu¨¦s de que el conflicto comenzara.
Gracias a los acuerdos de Ciudad Ju¨¢rez, el 21 de mayo de 1911 se pact¨® la renuncia de Porfirio D¨ªaz y su vicepresidente Ram¨®n Corral. Durante la noche del 25 de mayo, trasladaron a D¨ªaz, su familia y ocho ba¨²les de archivos a la estaci¨®n del ferrocarril de San L¨¢zaro y un d¨ªa despu¨¦s lleg¨® al Puerto de Veracruz, escoltado por el general Victoriano Huerta y el coronel Joaqu¨ªn Ch¨ªcharo. El 20 de junio, D¨ªaz ya estaba en Francia, pa¨ªs en el que permaneci¨® hasta su muerte.
Con los acuerdos de Ciudad Ju¨¢rez se desmovilizaron m¨¢s de 60.000 rebeldes; sin embargo, las fuerzas de Pascual Orozco decidieron seguir en la lucha despu¨¦s de quedar insatisfechas con el pacto. Lo mismo ocurri¨® con los zapatistas, quienes buscaban la recuperaci¨®n de sus tierras.
Madero: espiritista e inexperto
Francisco I. Madero fue electo como presidente en octubre y comenz¨® su mandato en noviembre. Jos¨¦ Mar¨ªa Pino Su¨¢rez fue su mancuerna. De acuerdo con la historiadora Yolia Tortolero Cervantes, el espiritismo de Madero influy¨® en sus ideales y manera de gobernar. Las coincidencias entre sus creencias espiritistas y sus propuestas pol¨ªticas quedan m¨¢s claras en una carta que env¨ªa a su hermano Ra¨²l, Madero asegura que ¡°con educaci¨®n, energ¨ªa inquebrantable y un deseo ardiente por el progreso, tanto de la patria como de la sociedad en general, era como los grandes hombres y los libertadores pod¨ªan salvar a la humanidad y convertirse en sus gu¨ªas espirituales¡±.
De este modo, de acuerdo con el doctor en historia Luis Barr¨®n, el gobierno de Madero se caracteriz¨® por sus ideales espiritistas y su inexperiencia pol¨ªtica. En su ensayo sobre la Revoluci¨®n mexicana, Javier Garciadiego y Sandra Kuntz aseguran que durante la breve presidencia de Madero fueron m¨¢s los problemas pol¨ªticos que los cambios.
Su origen de hacendado algodonero hac¨ªa que su balanza se inclinara hacia la propiedad privada de la tierra y propuso el fraccionamiento y venta de terrenos nacionales a trav¨¦s de cr¨¦ditos agr¨ªcolas. Campesinos y obreros no estaban de acuerdo con esto ya que lo consideraban poco equitativo. Consideraban su ofrecimiento un pago insuficiente y en ese mismo a?o, los zapatistas promulgaron el Plan de Ayala para continuar con la lucha armada.
Por otro lado, la milicia de Pascual Orozco tambi¨¦n se levant¨® en armas en marzo de 1912. Impulsados por la inconformidad de las retribuciones obtenidas con la lucha contra Porfirio D¨ªaz y las reformas sociales maderistas tibias y lentas, los orozquistas tuvieron una lucha intensa.
Madero, para defender su gobierno, puso al frente del ej¨¦rcito a Victoriano Huerta, quien derrot¨® a los orozquistas y m¨¢s tarde al propio presidente durante el evento conocido como ¡°la decena tr¨¢gica¡±. Bernardo Reyes, quien hab¨ªa sido un contundente l¨ªder de la oposici¨®n desde tiempos de Porfirio D¨ªaz, muri¨® al intentar tomar el Palacio Nacional. Victoriano Huerta junto con F¨¦lix D¨ªaz (sobrino del expresidente) y el embajador estadounidense Henry Lane Wilson se unieron y de este modo, Madero y Pino Su¨¢rez fueron asesinados el 22 de febrero de 1913.
Todos contra Victoriano Huerta
Huerta tom¨® el poder en medio de la transici¨®n presidencial de Estados Unidos. El nuevo presidente norteamericano, Woodrow Wilson, promov¨ªa los gobiernos democr¨¢ticos y no estaba de acuerdo con el golpe de Estado que Huerta hab¨ªa dado.
No solo Wilson se interpuso al gobierno de Huerta, al norte del pa¨ªs se gestaba un movimiento de inconformidad generalizada. Los l¨ªderes, Francisco Villa en Chihuahua y Venustiano Carranza en el resto de los Estados norte?os, estaban preparados para confrontar a Huerta.
En Coahuila se hizo un decreto en el que negaban el gobierno huertista y en 1913, con el Plan de Guadalupe, puso foco en el derrocamiento del entonces presidente y la restauraci¨®n de la legalidad. Para llevarlo a cabo, Carranza se convirti¨® en el l¨ªder del movimiento constitucionalista y jefe regional.
La culminaci¨®n de la Revoluci¨®n mexicana
El gobierno de Huerta estaba desmoralizado, sin solvencia econ¨®mica y deudas con Estados Unidos. La marina norteamericana impidi¨® el desembarco de armas que Huerta esperaba de Europa. Huerta aument¨® los impuestos, endeud¨® al pa¨ªs y oblig¨® a los hacendados a cooperar con los gastos del ej¨¦rcito.
Con la toma de la Ciudad de M¨¦xico por los ej¨¦rcitos de Villa y Carranza, en 1914 derrocaron al gobierno y ej¨¦rcito, y se firmaron los Acuerdos de Teoloyucan. Carranza comenz¨® su gobierno y por fin, en 1917 pudieron redactar la nueva constituci¨®n que buscaba una reorganizaci¨®n nacional completa.
La lucha armada continu¨® hasta 1920; sin embargo, el fin de la Revoluci¨®n mexicana se basa en la promulgaci¨®n de la Constituci¨®n y la presidencia de Carranza.
La leyenda del Caudillo del sur
Al centro del pa¨ªs las tropas zapatistas segu¨ªan en la lucha agraria por la restituci¨®n de las tierras comunales bajo el mando de Emiliano Zapata. Aunque sufr¨ªan por la escasez de armas y recursos, el ej¨¦rcito zapatista segu¨ªa al pie de la lucha y convirti¨® a su l¨ªder en un h¨¦roe de la zona.
Carranza retom¨® la lucha contra los disidentes y sobre todo, contra las tropas zapatistas. La situaci¨®n se agrav¨® cuando Emiliano Zapata, tambi¨¦n conocido como el Caudillo del sur, dirigi¨® una carta a Carranza en la que criticaba el saqueo de los bancos y la industria; las contribuciones injustas y exorbitantes, y la miseria en la que viv¨ªa la gente humilde.
Carranza respondi¨® con el asesinato de Zapata en una emboscada en la hacienda de Chinameca el 10 de abril de 1919. De acuerdo con el secretario zapatista Salvador Reyes, los militares descargaron dos veces sus fusiles y su cuerpo presentaba entre siete y ocho orificios. Al cuerpo lo identificaron el general zapatista Eusebio J¨¢uregui, jefe de su escolta y un vecino que fue testigo. La noticia corri¨® y su cad¨¢ver se exhibi¨® en Cuautla, pero los pobladores de Morelos aseguraban que no era Zapata quien yac¨ªa en el f¨¦retro.
Dec¨ªan, Zapata ten¨ªa un lunar y le faltaba un dedo, mientras que el cad¨¢ver no ten¨ªa la marca de nacimiento y ten¨ªa todos los dedos completos, justificaban la historia al decir que el Caudillo del sur hab¨ªa mandado un doble muy parecido a ¨¦l al encuentro en el que fue asesinado. La desaparici¨®n de Zapata se deb¨ªa a que el revolucionario hab¨ªa huido a Arabia con un primo suyo.
Se escribieron reportajes, ensayos y estudios de campo. El investigador y documentalista Francesco Taboada asegura, ¡°Zapata cumple una funci¨®n semejante a la de hombre-dios. La incuestionable trascendencia que el caudillo morelense [...] representa un concepto que se ha fundido en la cosmovisi¨®n ind¨ªgena-campesina de finales del siglo xx y principios del siglo XXI¡±.
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