El Museo de las Relaciones Rotas, el lugar de Ciudad de M¨¦xico donde van a parar los s¨ªmbolos del amor fallido
El Museo del Objeto acoge durante cinco meses esta muestra compuesta de una selecci¨®n de objetos donados por mexicanos de todo el pa¨ªs antes de su inauguraci¨®n
Cada uno tiene su historia. Una bufanda de color rojo, un llavero en forma de cactus, un botecito para guardar las l¨¢grimas, una pieza de cer¨¢mica diminuta con el dibujo de una casa. Pero tambi¨¦n un vestido de novia, un zapato de tac¨®n, un m¨®vil doblado por la mitad, un disco de vinilo o una receta para preparar mole.
Estos objetos, de apariencia insignificante, son los vestigios de amores que nunca cuajaron, de personas que se fueron demasiado pronto o de relaciones que acabaron demasiado tarde. Escondidos hasta ahora en cajas de zapatos, trasteros y cajones, los objetos, convertidos en monstruos que atenazaban al que se atrev¨ªa a conservarlos, se muestran ahora y hasta marzo del a?o que viene en el Museo del Objeto (MODO) de Ciudad de M¨¦xico, gracias a la colaboraci¨®n realizada con El Museo de las Relaciones Rotas, una exposici¨®n itinerante que comenz¨® en Croacia hace 16 a?os.
Paulina Newman, directora del MODO, habla por tel¨¦fono con EL PA?S sobre el enorme reto que les ha supuesto seleccionar, de entre m¨¢s de 700 objetos, los que se quedar¨ªan en la exposici¨®n y los que no. Pese a tener la ayuda constante de Olinka Vi?tica y Dra?en Grubisic, los croatas impulsores de esta iniciativa, les ha llevado m¨¢s de un mes leer todas las cartas. ¡°Estar leyendo historias tristes todos los d¨ªas se volvi¨® una tarea muy dura¡±, cuenta Newman. Pronto se dio cuenta de que solo pod¨ªa leer por la ma?ana, porque si le¨ªa por la tarde luego estaba desanimada y alica¨ªda. ¡°Se me ca¨ªa el mundo encima¡±, relata. Lo que buscan los croatas al crear la exposici¨®n es una especie de ¡°monta?a rusa emocional¡± en la que las historias y los objetos var¨ªen en longitud y diversidad.
No solo hay relatos de relaciones amorosas fallidas, tambi¨¦n hay nietas que guardaban con fervor la receta de mole de su abuela, o un hijo que echa de menos al padre que no ve desde hace a?os. ¡°Hace poco le escrib¨ª, sin embargo, el proceso es muy doloroso. Nunca me ha costado tanto dar un primer paso¡±, cuenta en su carta el chico. Al lado, una foto de ¨¦l y de su padre cuando eran peque?os. La carta termina con este ¡°grito¡± a su padre en la distancia: ¡°Pap¨¢, ?te amo! Pap¨¢, ?te extra?o mucho! Pap¨¢, me gustan los hombres. Pap¨¢, me aterra tu rechazo¡±.
Hace ocho a?os el Museo de las Relaciones Rotas estuvo por primera vez en el MODO. Newman decidi¨® que ser¨ªa bueno traerlo de nuevo. ¡°Sent¨ªamos la necesidad de la gente de expresar lo que hab¨ªan experimentado durante este tiempo, sobre todo despu¨¦s de la pandemia¡±, explica la directora. Y esa fue una de las grandes diferencias con la exposici¨®n que se realiz¨® en 2014: hijos que no pudieron despedir a sus padres mayores cuando murieron de Covid-19 en el hospital, y relaciones que se terminaron despu¨¦s del periodo de convivencia exhaustiva de la pandemia.
Tambi¨¦n han visto un aumento en otro tipo de relaciones que se acaban: ¡°Hab¨ªa muchas historias de violencia y abusos tras los estragos de la pandemia¡±, explicaba Newman. Sin embargo, los croatas aseguraban que ese rasgo no solo hab¨ªa aumentado en M¨¦xico, sino en todo el mundo. ¡°La exposici¨®n no es nada m¨¢s que un reflejo de la sociedad, del aumento de la violencia y los abusos y de los estragos de la pandemia¡±.
Un m¨®vil azul doblado por la mitad esconde la historia de una relaci¨®n de cinco a?os muy violentos, ¡°en lo f¨ªsico y en lo psicol¨®gico¡±, empieza la carta. ¡°Este fue el primer tel¨¦fono que me rompi¨® con sus propias manos porque estaba enojado. Primero fue el celular, despu¨¦s fui yo¡±, contin¨²a. Despu¨¦s de a?os de violencia consigui¨® salir de la relaci¨®n, y ha escrito la carta para recordar a los que la lean que ¡°primero son los gritos y quiz¨¢s, despu¨¦s, sean los golpes, no se queden a descubrirlo. A la primera falta de respeto ser¨¢ mejor que tomen su coraz¨®n y se retiren. Es mejor soltar lo que ni siquiera intenta sostenerte¡±.
Newman cuenta que una de las cosas m¨¢s bonitas de todo el proceso era llegar al final de las cartas. ¡°En casi todas ellas hab¨ªa un mensaje de ¡®me alegro de haberme podido liberar de esto¡¯ o ¡®por fin me he quitado este peso de encima que me ha arrastrado durante tanto tiempo¡¯. Es tan subjetivo esto de la selecci¨®n. Todas las cartas son importantes para la persona que las escribe, aunque sean parecidas a otras que ya hemos seleccionado para la exposici¨®n¡±, explica la directora. Uno de los objetivos declarados del Museo de las Relaciones Rotas es dar la posibilidad de superar un colapso emocional ¡°a trav¨¦s de la creaci¨®n y contribuyendo al acervo del museo¡±.
Frente al museo se saca una foto Rosenberg Carrasco, de 34 a?os. Entreg¨® su carta y su objeto, pero finalmente no ha sido expuesto. ¡°Mi relaci¨®n con esa chica dur¨® seis meses nada m¨¢s, pero fueron los m¨¢s intensos de mi vida¡±, cuenta. Recuerda que la exposici¨®n de hace seis a?os fue m¨¢s cruel. ¡°La pandemia lo ha cambiado todo¡±, reflexiona. El volumen de cartas que han recibido este a?o solo es superado por la exposici¨®n que hicieron en Ciudad de M¨¦xico en 2014. ¡°Entones recibimos unas 1.400 cartas. Los croatas no se lo pueden creer¡±, explica Newman. Normalmente, el volumen de cartas que reciben cuando realizan esta actividad en cualquier otra capital del mundo suele ser de entre 50 y 100 cartas. La directora del MODO cuenta que los croatas dec¨ªan: ¡°En todas partes hay historias de desamor, pero aqu¨ª, por alguna raz¨®n, todo el mundo necesita contar la suya¡±.
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