Candidatos en la mira: los militares toman el control de la seguridad
Las aspirantes presidenciales contar¨¢n ya con el resguardo del Ej¨¦rcito para la campa?a de 2024. En los comicios de 2021 mataron a 101 candidatos por todo el pa¨ªs
Las campa?as electorales plantean en M¨¦xico un nuevo escenario para la violencia y el pa¨ªs anda sumido ya en un proceso adelantado donde los candidatos se van perfilando para las elecciones de junio de 2024, de nuevo las m¨¢s grandes de la historia por el n¨²mero de cargos en juego. El Gobierno ha anunciado que las dos aspirantes presidenciales, Claudia Sheinbaum y X¨®chitl G¨¢lvez, contar¨¢n con protecci¨®n del Ej¨¦rcito en los meses que siguen.
El pa¨ªs lleva un mes de terror desenfrenado, con cad¨¢veres que aparecen por cualquier parte, secuestros, torturas, quema de veh¨ªculos, narcobloqueos, ejecuciones. El c¨®mputo total de v¨ªctimas mortales superar¨¢ este sexenio las cifras conocidas, como ha reconocido el propio Gobierno. Pero la campa?a a?ade intereses distintos que no siempre se explican por la presencia del narco, aunque los asesinatos se hagan pasar en ocasiones por ajustes de cuentas entre los c¨¢rteles. La violencia en el seno de los partidos o por las diferencias entre ellos se dirimen a balazos en no pocas ocasiones, por no hablar del propio d¨ªa de los comicios. En las elecciones intermedias de 2021 se contaron 101 homicidios pol¨ªticos y un n¨²mero mayor de delitos, entre los que se incluyen cuatro candidatos secuestrados cuyo paradero a¨²n se desconoce, seg¨²n la organizaci¨®n Noria Research.
El parteaguas en el pa¨ªs norteamericano fue el asesinato a tiros de Luis Donaldo Colosio un 23 de marzo de 1994 en Tijuana, cuando se dirig¨ªa a su camioneta tras participar en un mitin. Por aquel entonces la seguridad era escasa, la proporcionaba el partido, pero tambi¨¦n la violencia era infinitamente menor. Del caso Colosio todav¨ªa se desconoce qui¨¦n estuvo detr¨¢s del crimen, aunque el agresor fue detenido. La tendencia a acusar al narco como agresor gen¨¦rico, es ahora tan acusada, que esa expresi¨®n se ha vaciado de contenido. Basta imitar el modo de operar del crimen organizado, las armas, las balas, para que la investigaci¨®n no vaya m¨¢s all¨¢. Pero a veces, se trata de fuego amigo.
Las organizaciones que se dedican a contar y a medir la incidencia de la violencia en M¨¦xico normalmente recurren a las noticias de la prensa para su estad¨ªstica y se quejan de que la protecci¨®n, que debe solicitarla el candidato que sienta que la precisa, concluye el d¨ªa de las votaciones, cuando el riesgo muchas veces se extiende m¨¢s all¨¢ de esa fecha, tanto si el objetivo gan¨® como si perdi¨® en las urnas, porque, a veces, lo que se dirime a balazos son cuestiones sin caducidad.
¡°Recurrir como explicaci¨®n para estos cr¨ªmenes al narco es muy deficitario. Hay que determinar si el bot¨ªn que buscan los asesinos es el puesto de elecci¨®n al que se concurre o el propio candidato, porque, en algunos casos, el peligro no se acaba con las urnas¡±, dice Mar¨ªa Teresa Mart¨ªnez Trujillo, profesora del Tecnol¨®gico de Monterrey y responsable de estudios en el Programa para M¨¦xico y Centroam¨¦rica de Noria Research. Esta especialista en violencias se?ala el caso de Italia: cuando alg¨²n municipio est¨¢ en peligro ¡°desaparecen el municipio, que se reparte entre otras demarcaciones electorales¡± y as¨ª evitan situaciones criminales, algo que en M¨¦xico tendr¨ªa sentido, dice, porque son esos territorios los codiciados para negocios il¨ªcitos, por ejemplo.
La mayor parte de la violencia que se ejerce en M¨¦xico en tiempos de elecciones se da en municipios rurales, ¡°un alcalde de un pueblo peque?o est¨¢ m¨¢s en riesgo que un candidato presidencial¡±, una estad¨ªstica que viene certific¨¢ndose sexenio tras sexenio. Y la protecci¨®n policial que a veces se les ofrece no es de su agrado, m¨¢s bien desconf¨ªan de ella. Pasa con muchos cr¨ªmenes de otra ¨ªndole. Los gobiernos no desconocen esta circunstancia, raz¨®n por la cual desde los noventa se vienen implementando diferentes protocolos de resguardo para estos candidatos. ¡°En tiempos del presidente Felipe Calder¨®n [2006-2012, cuando la violencia arreciaba como nunca] se establecieron las mesas de distensi¨®n pol¨ªtica, que se organizaban en aquellos territorios donde se ve¨ªan venir los conflictos, que pueden ser variados, comunitarios, por tierras o por la propia candidatura¡±, pone como ejemplo Mart¨ªnez Trujillo.
Los mexicanos no solo conviven con la violencia diaria, unas 100 muertes de promedio, sino que est¨¢n muy acostumbrados al crimen electoral. Casi podr¨ªa decirse que este tiempo de tensiones pol¨ªticas es solo una nube de humo para desenfundar la pistola. Asesinatos por raz¨®n de g¨¦nero tambi¨¦n ocurren en estos periodos ¡°cuando el agresor es compa?ero de partido de la mujer asesinada. En esos casos la explicaci¨®n del narco tambi¨¦n es recurrente¡±, dice la especialista, ¡°el tipo de arma y el modus operandi te dan el juicio y la sentencia cuando ni siquiera se conoce el m¨®vil ni el autor¡±.
En esta campa?a no se teme especialmente por las aspirantes a la presidencia, dos mujeres cuya trayectoria no est¨¢ estrechamente vinculada con la lucha contra la narcoviolencia, pero un candidato, que a¨²n no se sabe si ser¨¢ el definitivo, ha puesto en guardia a medio pa¨ªs. Se trata de Omar Garc¨ªa Harfuch, que acaba de dejar su cargo al frente de la polic¨ªa capitalina para postularse en su partido, Morena, a la jefatura de la Ciudad de M¨¦xico. Ante la televisi¨®n, y todav¨ªa en el proceso interno de primarias que se resolver¨¢n con una encuesta, la ciudadan¨ªa contiene el aliento cuando se le ve d¨¢ndose un ba?o de masas en cualquier hotel de la capital, rodeado de seguidores que le apapachan. Tienen razones para ello: Garc¨ªa Harfuch sufri¨® en 2020 un atentado que dej¨® su coche echo un colador. ?l encaj¨® tres tiros de los 400 que se dispararon aquella ma?ana cuando se dirig¨ªa al trabajo y desde entonces vivi¨® pr¨¢cticamente acuartelado. Hasta hoy.
¡°Ser¨ªa ingenuo pensar que ande por la calle sin protecci¨®n. ?l es polic¨ªa, no solo conoce los mecanismos para resguardarse, tambi¨¦n en su equipo deben estar muy al tanto de ellos. Seguro sabe qu¨¦ barrios, qu¨¦ calles son las peligrosas y cu¨¢ndo ese peligro es mayor¡±, sostiene Mart¨ªnez Trujillo, quien afirma que la Inteligencia policial tendr¨¢ perfectamente mapeado cada metro por el que se mueva. Pero la prensa le pregunta por ello, si visitar¨¢ los enclaves m¨¢s calientes de la capital, como el barrio Tepito, por ejemplo, donde se asienta con poder¨ªo una de las mafias criminales. El polic¨ªa, favorito en las encuestas para ser el candidato de Morena, de momento, dice que se ¡°siente seguro, muy tranquilo en los eventos¡± en los que participa. Se le ha visto custodiado por un grupo de agentes desarmados y ¨¦l afirma que no ha solicitado seguridad especial para estas semanas.
Nunca se sabe de d¨®nde saldr¨¢ la bala ni a qu¨¦ delirios responda la agresi¨®n, pero cada candidato en M¨¦xico conoce sus riesgos, sus debilidades y fortalezas, si el enemigo es el narco o anida entre sus propias filas porque quiere ocupar su espacio. Todo es posible.
A los protocolos federales, algunos Estados han ido sumando los suyos propios, pero justo aquellos m¨¢s violentos no han implementado esas medidas extraordinarias, seg¨²n la organizaci¨®n Noria Research. Cita los casos de Veracruz, Michoac¨¢n, Estado de M¨¦xico o Puebla. Estos no son, desde luego, los ¨²nicos peligrosos. La candidata de la oposici¨®n al Gobierno, X¨®chitl G¨¢lvez, se puso a citar aquellos Estados en los que consideraba que podr¨ªa ser necesaria la protecci¨®n del Ej¨¦rcito para ella y se dio cuenta r¨¢pido de que la lista era enorme. M¨¦xico atraviesa horas terribles de violencia y puestos a contar, m¨¢s vale hacerlo con las pocas islas de paz.
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