Matar al candidato: la campa?a se mancha de sangre en M¨¦xico
En el actual proceso electoral han muerto asesinados 46 contendientes. En el anterior se registr¨® solo un caso. Algunos se preguntan si el pa¨ªs se ha acostumbrado a la violencia
Pasadas las siete de la tarde, el calor sofocante de la frontera da un respiro a los vecinos de Piedras Negras. En el patio de la facultad de contadur¨ªa, cerca del centro, un grupo de estudiantes bromea, conversa, camina despacio hacia la salida. Son seis aunque hablar, habla una. Se llama Anah¨ª. Solo Anah¨ª, sin apellidos. Tiene 21 a?os. Anah¨ª recuerda perfectamente el asesinato de Fernando Pur¨®n. "Fue ah¨ª", dice y mira la entrada, unos candiles sucios, gastados, vac¨ªos, que hay en el suelo. "Mucha gente dec¨ªa que lo iban a matar".
Han pasado casi dos semanas del asesinato del candidato Fernando Pur¨®n en Piedras Negras. Pur¨®n contend¨ªa por un asiento en el Congreso federal por el distrito norte del Estado de Coahuila, que abarca Piedras Negras y otros seis municipios. El viernes 8 de junio, a la salida del debate con el resto de candidatos, un hombre se le acerc¨® por detr¨¢s y le peg¨® un tiro en la nuca. Muri¨® en el acto.
El ataque se produjo a pocos metros de la entrada de la facultad de contadur¨ªa. No en un camino de tierra, a las afueras de cualquier poblacho; ni en un bar de mala muerte, rodeado de circunstancias extra?as. Ocurri¨® nada m¨¢s salir del debate, celebrado en el auditorio de la facultad. Lo mataron mientras hablaba con un grupo de seguidores, a tres metros, literalmente, de la delegaci¨®n de la fiscal¨ªa federal, a 50 del palacio de Gobierno.
Como ha sucedido con el resto de pol¨ªticos asesinados a lo largo del proceso electoral, que inici¨® en septiembre, su asesinato provoc¨® todo tipo de reacciones y condenas. Principalmente por parte de sus compa?eros de partido, el PRI, pero tambi¨¦n del resto. Pausada el fin de semana, la campa?a electoral continu¨® como si nada el lunes, con el nombramiento del sustituto de Pur¨®n y la vuelta al trabajo de los otros dos candidatos, Evaristo Lenin P¨¦rez y Claudia Andrade. En los d¨ªas siguientes mataron a otros tres candidatos en el Estado de Michoac¨¢n. La campa?a sigui¨® igualmente.
De septiembre a la fecha, 46 candidatos o precandidatos han sido asesinados en M¨¦xico, de acuerdo a cifras de la consultora Etellekt. Desde hace unos meses, atendiendo a la in¨¦dita situaci¨®n de violencia electoral, Etellekt emite informes cada pocas semanas, actualizando los datos. En el ¨²ltimo, que se publica este lunes, la consultora compara el actual proceso electoral con el de 2011-2012, fecha de la ¨²ltima elecci¨®n presidencial. Igual que este a?o, la contienda coincid¨ªa entonces con elecciones a alcald¨ªas, parlamentos, etc¨¦tera. Comparado aquel proceso con este, la diferencia es abismal. Si en estos meses M¨¦xico cuenta 46 asesinatos, en el proceso anterior fue solo uno. El aumento es del 4500%. De tomar en cuenta los asesinatos de pol¨ªticos en general -regidores, alcaldes, exalcaldes-, el resultado es de 122 en el actual proceso por nueve del anterior.
En estos meses de campa?a, los candidatos a la presidencia han evitado detallar sus propuestas en materia de seguridad. Y desde luego ninguno ha planteado un cambio de enfoque, apartado de la l¨®gica policial de los ¨²ltimos dos gobiernos. Solo Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, candidato de la coalici¨®n Juntos Haremos Historia, propuso hace meses promover una amnist¨ªa para algunos de los presos de estos a?os. Ante las cr¨ªticas, L¨®pez Obrador no ha vuelto a hablar del tema.
La violencia no afecta solo a los candidatos. La denuncia a lo largo del mandato del presidente Enrique Pe?a Nieto ha sido que el crimen se ha expandido, que ha copado poco a poco espacios anta?o impensables. Resulta dif¨ªcil hablar siquiera del narco como del ¨²nico actor responsable. El caso de la desaparici¨®n de los 43 estudiantes en Iguala en 2014 ilustra perfectamente lo anterior. No fue el narco, fue un complejo entramado de delincuentes y polic¨ªas de diferentes niveles y quiz¨¢ otros actores. A d¨ªa de hoy, lo ¨²nico que se sabe es que las investigaciones de la fiscal¨ªa est¨¢n plagadas de errores, realidad transversal a la impartici¨®n de justicia en el pa¨ªs. En M¨¦xico, el nivel de impunidad es superior al 99%, seg¨²n el informe anual que elabora la Universidad de las Am¨¦ricas, con sede en Puebla.
M¨¢s indicadores. M¨¦xico cerr¨® 2017 como el a?o m¨¢s violento de su historia reciente, con un tasa de m¨¢s de 20 homicidios por cada 100.000 habitantes, superior a la media de la regi¨®n, mayor al pico que hab¨ªa alcanzado en 2011. Adem¨¢s del gremio de los pol¨ªticos, uno de los m¨¢s afectados ha sido el de los periodistas. 2016 y 2017 acabaron con 11 y 12 profesionales asesinados respectivamente, m¨¢s que en cualquier a?o del Gobierno de Felipe Calder¨®n. En 2018 ya son cuatro. En todo este tiempo, fiscales e investigadores del ¨¢mbito local y federal han recibido cr¨ªticas por apuntar motivos, posibles m¨®viles, en casos de homicidio que acababan de ocurrir. O en casos en que las pesquisas resultaban incompletas o directamente defectuosas.
De acuerdo a expertos consultados por EL PA?S, la situaci¨®n de los candidatos, los asesinatos y la pr¨¢cticamente nula respuesta a los ataques, ilustra la situaci¨®n que vive el pa¨ªs entero. El soci¨®logo Andreas Schedler toma de punto partida la "negaci¨®n" ante la violencia, actitud que permite que las cosas sigan como est¨¢n. "En general, no sabemos qui¨¦n mata a qui¨¦n o por qu¨¦, pero pensamos que lo sabemos: 'fue el narco, fue un ajuste de cuentas'. Ahora, con la violencia pol¨ªtica contra candidatos, se mantiene la opacidad de los hechos. Seguimos, generalmente, sin saber qui¨¦n mata a qui¨¦n y por qu¨¦. Pero adem¨¢s, se nos destruye nuestra claridad imaginaria".
Matan a un candidato y la gente busca una explicaci¨®n bajo la l¨®gica de la guerra de las drogas: lo mataron por esto, lo mataron por esto otro, normalizando, racionalizando una realidad inmanejable, el asesinato de casi medio centenar de candidatos a representantes p¨²blicos.
En el caso de Pur¨®n y de otros candidatos asesinados, la respuesta se parece a la que daba la estudiante Anah¨ª hace unos d¨ªas en la facultad de contadur¨ªa en Piedras Negras: "Mucha gente dec¨ªa que lo iban a matar". O como explicaba su contrincante, el candidato Lenin P¨¦rez: "Su mensaje p¨²blico fue siempre un reto. Festejaba la muerte de los delincuentes: me da mucho gusto, eso se merecen porque eran malandros". De ah¨ª que la sociedad en Piedras Negras asumiera perfectamente su asesinato. No lo aprueba, pero lo comprende.
Alejandro Madrazo, acad¨¦mico experto en la guerra de las drogas y las narrativas que la envuelven, dice: "Descargamos la muerte como algo ajeno y esos mecanismos -'en algo andaba el que mataron'- ya no necesitan pasar por la raz¨®n. Si preguntas por un caso espec¨ªfico, la gente dir¨¢ 's¨ª, estaba en eso'. O no. Pero no importa lo que pienses en el caso espec¨ªfico, porque la cultura general ya tienda a explicar la muerte como algo ajeno, algo que no le puede pasar a uno".
Lenin P¨¦rez cuenta que supo del ataque contra Pur¨®n apenas diez minutos despu¨¦s de salir del debate. Ese fin de semana suspendieron la campa?a y la reanudaron el martes. El ¨²nico cambio, tres guardaespaldas que ahora le acompa?an a todas partes.
"Me da la sensaci¨®n", dec¨ªa Lenin esta semana en Piedras Negras, "de que los mexicanos empezamos a sentir que esto es normal. Pero no es posible que nos estemos acostumbrando a este nivel de violencia. Me tiene sorprendido que contin¨²e y que los partidos no hayan reaccionado. Tampoco desde la sociedad. Todos asumimos que as¨ª es. Este pa¨ªs lleva diez a?os de guerra, una guerra que no funciona.
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