De la revoluci¨®n mexicana al grito estudiantil del 68: las joyas del cine mexicano llegan al ¡®streaming¡¯
La Filmoteca de la UNAM, que protege 50.000 t¨ªtulos y 500.000 rollos cinematogr¨¢ficos, pone a disposici¨®n cl¨¢sicos de inicios del siglo XX y documentales sobre los movimientos sociales que marcaron la historia de M¨¦xico
Corr¨ªa el tumultuoso a?o del 68 y Leobardo L¨®pez Arretche cursaba su formaci¨®n en el Centro Universitario de Estudios Cinematogr¨¢ficos de la UNAM. Los estudiantes de medio pa¨ªs se movilizaban, hartos de la apretada soga con la que el PRI gobernaba a M¨¦xico, y exig¨ªan un cambio de sistema, libertad y fin de la corrupci¨®n estatal. Hubo huelgas, manifestaciones, toma de universidades, dura represi¨®n y masacres como la de Tlatelolco. Entre los lugares donde m¨¢s se vivi¨® esa ola de liberaci¨®n fue en los pasillos de la UNAM. L¨®pez Arretche aprovech¨® los recursos que le facilitaba su escuela y film¨® muchas de aquellas expresiones de hartazgo. Producto de ese trabajo es El Grito, considerado el ¨²nico testimonio f¨ªlmico que narra aquella revoluci¨®n desde dentro. El documental forma parte del acervo de la Filmoteca de la UNAM ¡ªque re¨²ne m¨¢s de 50.000 t¨ªtulos¡ª, cuyos especialistas lo han restaurado y puesto a la disposici¨®n del p¨²blico a trav¨¦s de un servicio de streaming que ya es una alternativa a grandes compa?¨ªas como Netflix.
La de L¨®pez Arretche no es la ¨²nica joya del tesoro de la Filmoteca, pero posiblemente s¨ª es la m¨¢s simb¨®lica. No solo porque representa un testimonio s¨®lido de lo que fue el grito de libertad de los estudiantes ¡ªal que se unieron intelectuales, catedr¨¢ticos, obreros, amas de casa, comerciantes y campesinos¡ª, sino porque sobrevivi¨® a la represi¨®n y la censura gubernamentales. ¡°La pel¨ªcula marca un parteaguas en la producci¨®n cinematogr¨¢fica de la universidad, porque la repercusi¨®n que tuvo El Grito fue poderos¨ªsima¡±, dice Hugo Villa, director de la Filmoteca. Villa recuerda que los j¨®venes de su generaci¨®n adoraban el filme, que se estudiaba en clubes de cine, se compart¨ªa en VHS o se distribu¨ªa en copias piratas.
La pel¨ªcula fue restaurada para la conmemoraci¨®n de los 50 a?os del movimiento estudiantil, en 2018, gracias a las manos m¨¢gicas de un equipo t¨¦cnico que al son de la batuta de Villa trabaja para rescatar el patrimonio f¨ªlmico de M¨¦xico. ¡°Las restauraciones en la Filmoteca no solo tratan de mejorar los da?os que tenga el material, porque naturalmente con el tiempo pasan muchas cosas, sino que tambi¨¦n implica el dar a conocer la ¨¦poca y el entorno de quien lo dirigi¨®¡±, explica Villa.
La cinta de L¨®pez Arretche ha pasado por un proceso que parece de alquimia. Todo inicia en el taller de restauraci¨®n de la Filmoteca, un lugar espacioso y luminoso, donde hay monta?as de latas que se usan para guardar los rollos de pel¨ªculas. Este es el territorio de Ignacio S¨¢nchez, jefe de taller, y Manuel Mendoza, t¨¦cnico restaurador, quienes trabajan verificando con sumo cuidado cada cinta. Los hombres laboran con celo, insertan los rollos en un artefacto que estira la cinta y con un lente especial ven cada cuadro del filme. Ellos revisan las im¨¢genes, reparan pegaduras, registran da?os y apuntan las caracter¨ªsticas especiales de las pel¨ªculas, en lo que es un viaje en el tiempo, a im¨¢genes, espacios y gente de otras ¨¦pocas, inmortalizadas por el lente de creadores que captaron un cachito de la historia mexicana, tanto la real como la ficticia.
De este taller los rollos pasan al proceso de digitalizaci¨®n, donde se estabilizan las im¨¢genes, se ajusta el color, se corrige el sonido y se ¡°limpia¡± el material deteriorado. Ac¨¢ brilla la tecnolog¨ªa y al frente de todo el equipo est¨¢ Gerardo Le¨®n, un hombre delgado y de sonrisa amable, que explica que las cintas se colocan en esc¨¢neres que digitalizan, a trav¨¦s de lo que llama luces estorbosc¨®picas, cada fotograma de la pel¨ªcula. ¡°Aqu¨ª se analiza c¨®mo est¨¢n las escenas y los encuadres. Tambi¨¦n se realiza un trabajo de restauraci¨®n profundo que rescata el material f¨ªlmico que estar¨¢ disponible en l¨ªnea¡±, explica Le¨®n.
Las pel¨ªculas digitalizadas se almacenan en un sistema conocido como CLAF, donde hay 1.600 t¨ªtulos (52 millones de fotogramas, 795 horas de material digitalizado), a los que pueden acceder expertos de la Filmoteca o los investigadores y cineastas que cuenten con permisos para consultar este acervo. De aqu¨ª pueden salir filmes que se presentar¨¢n en festivales de cine, pero no se marchan tan libremente, sino que cuentan con varios ¡®candados¡¯ que restringen su uso, para evitar la pirater¨ªa y cuidar los derechos de autor, explica Gustavo Lucio Jos¨¦, jefe del Departamento de Laboratorio Digital. As¨ª, una pel¨ªcula solo se puede presentar en una determinada ciudad, a una hora espec¨ªfica, seg¨²n el acuerdo al que se haya llegado con la Filmoteca. En el sistema no solo se almacenan trabajos mexicanos, sino tambi¨¦n de Francia, Espa?a, Estados Unidos, Canad¨¢, Colombia, China o Jap¨®n.
No todas estas cintas est¨¢n disponibles en el servicio de streaming que ha organizado la Filmoteca. Hasta ahora solo hay 103 t¨ªtulos que representan una alternativa para quienes quieren ahondar en la historia del cine en M¨¦xico. De este tesoro forman parte obras como el largometraje El tren fantasma, de 1926, y dirigida por Gabriel Garc¨ªa Moreno, que narra las fechor¨ªas de unos asaltantes de trenes que siembran el temor entre los habitantes de Veracruz; Dos monjes, de 1934, y bajo la direcci¨®n de Juan Bustillo Oro, que es la historia pasional de dos curas que se enfrentan por el amor de una mujer; o Tepeyac, de 1917, de los realizadores Jos¨¦ Manuel Ramos y Fernando Sayago y que narra la devoci¨®n por la Virgen de Guadalupe de una mujer joven que cree a haber perdido a su prometido en el naufragio de un barco bombardeado por un submarino alem¨¢n. La cinta ¡°mezcla con gran ingenuidad ficci¨®n y realidad documental, lo que nos permite atisbar la Villa de Guadalupe en 1917 con sus costumbres populares, religiosas y paganas¡±, explican desde la Filmoteca.
Este servicio de cine en l¨ªnea tambi¨¦n permite navegar entre materiales como la propaganda con la que el Gobierno mexicano llamaba a la poblaci¨®n a vacunarse, metrajes que narran los movimientos sociales o grandes personajes de la ¨¦poca del cine de oro mexicano, como la actriz y directora Mim¨ª Derba. ¡°Fue una cineasta brillante, pero adem¨¢s una de las primeras personas que pens¨® en crear los archivos cinematogr¨¢ficos¡±, dice Villa. Entre los t¨ªtulos que generan m¨¢s orgullo a los encargados de la Filmoteca est¨¢n los que forman parte del cine de la Revoluci¨®n mexicana, nombrado patrimonio inmaterial por la UNESCO.
El servicio de cine de la Filmoteca no solo pretende ser una plataforma para ver pel¨ªculas, sino un espacio donde los espectadoras puedan ahondar en la historia de estas creaciones. Detr¨¢s de El grito de L¨®pez Arretche, por ejemplo, hay toda una historia de persecuci¨®n y represi¨®n. ¡°La pel¨ªcula se termin¨® hasta 1971, porque a Leobardo lo detienen y encarcelan en la penitenciar¨ªa de Lecumberri [denunciada como centro de torturas] y es hasta que sale que concluye el proyecto. Pero incluso aqu¨ª, a la escuela, ven¨ªa a hostigar la polic¨ªa pol¨ªtica, revisaba todo lo que estaban haciendo los alumnos, por lo que Leobardo tuvo que trabajar a salto de mata y los materiales estuvieron guardados bajo otro t¨ªtulo¡±, explica el director Villa.
La pel¨ªcula se conserv¨® por d¨¦cadas en las b¨®vedas de la Filmoteca, lo que permiti¨® que se salvara de hechos lamentables para el cine mexicano como el incendio de la Cineteca, ocurrido el 24 de marzo de 1982, un infierno que dur¨® 16 horas, durante las que las llamas destruyeron carteles, cintas, pel¨ªculas (incluyendo algunas de Luis Bu?uel) y documentales, documentos hist¨®ricos del cine, consumiendo uno de los mayores acervos cinematogr¨¢ficos de M¨¦xico. ¡°El periplo de esta pel¨ªcula de Leobardo ha sido largo y marca un hito en el cine¡±, afirma Villa. Gracias a ese trabajo de conservaci¨®n de los magos de la Filmotelca la cinta puede llegar restaurada hasta nuestros ojos y podemos apreciar aquella ola de libertad que fue el movimiento estudiantil de 1968.
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