Vivir sin agua, una distop¨ªa que en Tijuana lleva d¨¦cadas siendo real
La pen¨ªnsula de Baja California es la regi¨®n con el grado m¨¢s elevado de estr¨¦s h¨ªdrico en todo el pa¨ªs, solo por detr¨¢s del Valle de M¨¦xico. En la ciudad fronteriza, miles no tienen acceso a agua corriente
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La casa de Mar¨ªa Elena Mart¨ªnez est¨¢ arriba de un cerro. Se sube por una escalera de neum¨¢ticos viejos, incrustados en la tierra entre matorrales y ¨¢rboles silvestres. Desde ah¨ª, las vistas son impactantes. Se ven miles de viviendas, algunas rodeadas de caminos de tierra que serpentean entre las flores amarillas que brotan en esta ¨¦poca del a?o. Son m¨¢s de 13.500 los hogares que se alzan en esta zona: la subcuenca Los Laureles. Esta porci¨®n de Tijuana, seg¨²n un informe del Proyecto Fronterizo de Educaci¨®n Ambiental (PFEA) elaborado junto con otras fundaciones, tiene un grado de marginaci¨®n entre medio y muy alto. El informe dice tambi¨¦n que un 12% de esa poblaci¨®n, m¨¢s de 1.300 viviendas, no cuenta con servicios de agua entubada.
Seg¨²n la Comisi¨®n Estatal de Servicios P¨²blicos de Tijuana (Cespt), el organismo encargado de proveer esos servicios, casi toda la poblaci¨®n censada en la ciudad est¨¢ cubierta. Sin embargo, desde el PFEA, Delia Castellanos apunta que probablemente hay un sesgo, porque los datos de los asentamientos irregulares son imprecisos. El informe de su organizaci¨®n as¨ª lo demuestra.
A¨²n teniendo en cuenta solo las estad¨ªsticas de la Cespt, hay cerca de 10.500 personas que no tienen agua corriente en esta ciudad al noroeste de M¨¦xico. ¡°La necesidad se genera en la periferia, en la zona noreste, este y Playas de Rosarito, ya que el crecimiento va hacia esas zonas¡±, reconoce el propio organismo.
Mar¨ªa Elena Mart¨ªnez lleva 28 a?os sin agua, desde que se mud¨® aqu¨ª cuando les traspasaron el terreno a ella y a su marido. ?l, cuando a¨²n viv¨ªa, construy¨® la casa de madera que tiene un par de habitaciones, una cocina, y un ba?o aparte, en un peque?o cub¨ªculo, cruzando el patio con ropa tendida, desde donde se contempla la ciudad. El d¨ªa est¨¢ despejado y hace sol. A lo lejos se alcanza a ver el oc¨¦ano Pac¨ªfico y algunos trozos del muro que separa a M¨¦xico de Estados Unidos. Y aunque as¨ª es bonito, Mart¨ªnez dice que de noche lo es m¨¢s. Cuando en las faldas de este cerro se encienden las luces que iluminan el ca?¨®n Los Laureles, el ca?¨®n Rosales y el Rancho Las Flores.
Pero lo m¨¢s impactante es que, a la izquierda de esta casa, a tan solo unos cuantos pasos, est¨¢ uno de los tanques de agua potable de la Comisi¨®n Estatal de Servicios P¨²blicos de Tijuana, que abastece a 7200 personas, entre las que no se encuentran ni Mart¨ªnez ni sus dos hijos y dos nietos con los que vive.
Requisitos que vulneran los derechos humanos
A Jacqueline Uribe tampoco le llega el agua de ese tanque, pese a que desde hace m¨¢s de 30 a?os vive justo debajo. Ni a otro vecino que prefiere no dar su nombre y que se ha construido su casa a unos centenares de metros de ¨¦l. Jacqueline dice que hace varias d¨¦cadas a ella le dijeron que conectarse a ese servicio le iba a costar 35.000 pesos (unos 2.000 d¨®lares al cambio de hoy). Quedaba fuera de sus posibilidades.
Pero no tenerlo tambi¨¦n sale muy caro porque le toca comprar agua por otras v¨ªas. El Centro de Innovaci¨®n y Gesti¨®n Ambiental (CIGA) calcula que, en Tijuana, ¡°quienes la reciben por tuber¨ªa, pagan 20 pesos el metro c¨²bico (algo m¨¢s de un d¨®lar), las que no hasta 250¡å. Eso son casi 15 d¨®lares, mucho m¨¢s que los que tienen agua corriente. Y los que no la tienen suelen ser los de menor capacidad econ¨®mica.
Aunque m¨¢s all¨¢ del dinero, una de las claves en estas situaciones es que estas personas no tienen la titularidad de los terrenos que habitan, y ese es uno de los requisitos principales de la Cespt para prestar el servicio de agua potable. Ese requisito es controvertido, porque vulnera el derecho al agua potable, reconocido por la Constituci¨®n mexicana y por la Asamblea General de las Naciones Unidas. ¡°La Cespt deber¨ªa de proveer el servicio o por lo menos organizarse con las comunidades para ir a llevar pipas [camiones de agua] a esos espacios¡±, dice Meritxell Calderon, abogada y experta en derechos humanos. Y si no, ofrecer ¡°facilidades e incentivos para que las personas con tubos cercanos se puedan conectar¡±, a?ade Delia Castellanos, del PFEA.
La vida sin agua
Seg¨²n revela el informe del PFEA, en el Estado de Baja California, donde se encuentra Tijuana, cada habitante deber¨ªa tener 220 litros al d¨ªa, pero ya en 2017 estudios demostraban que la dotaci¨®n era de 178,90 litros por habitante por d¨ªa.
Mar¨ªa Elena trabaja de lunes a s¨¢bado desde la ma?ana hasta la noche, as¨ª que no suele gastar mucha agua, aunque s¨ª su hija, su hijo y sus dos nietos, pero ¡°nom¨¢s lo indispensable¡±, aclara. Ella para ba?arse calienta el agua en un bote, se mete en una peque?a tina que tiene en el ba?o, y ¡°a jicarazos¡±, dice. Cuando termina, utiliza el agua de la tina para regar el patio o las plantas.
Despu¨¦s de ba?arse, Mario tambi¨¦n utiliza el agua que ha quedado en su tina para regar el patio o las plantas. Y para los trastes, usa dos cubetas medio llenas y un peque?o bote donde mezcla el agua con jab¨®n. Es decir, unos 20 litros en total. En una cubeta enjuaga y en la otra deja los trastes remojando, ya limpios. Luego el agua que queda tambi¨¦n la reutiliza.
Jacqueline sol¨ªa hacer todo eso y se ba?aba a cubetas, pero hace unos cuatro a?os se compr¨® un tanque de 1100 litros y puso instalaci¨®n en la casa. Ella ya puede abrir el grifo y sale agua, pero no viene del servicio p¨²blico, sino que tiene que comprarla cada vez que se le termina el tanque. Suele durarle una semana y le abastece a ella, a su marido y a su hijo. Eso son unos 52 litros por d¨ªa y por persona. Es decir, un cuarto de lo que se estima que deber¨ªa de tener un habitante de Baja California.
Lo que est¨¢ por llegar
Tijuana se alza en una regi¨®n semides¨¦rtica donde no llueve muy a menudo. Por eso, para conseguir agua, recurre principalmente al r¨ªo Colorado, por a?os sobreexplotado, que abastece a varios estados en el sur de EE UU y el norte de M¨¦xico. En Baja California, el l¨ªquido se transporta a lo largo de 125 kil¨®metros, desde el Valle de Mexicali, subiendo luego los m¨¢s de 1000 metros de altitud de La Rumorosa y volviendo a bajar hasta llegar a millones de hogares en la costa del Pac¨ªfico: a Tijuana, Tecate y Rosarito. Como cuenta Vicente S¨¢nchez, profesor del Colegio de la Frontera Norte (Colef) y experto en gesti¨®n de recursos h¨ªdricos, el costo de hacer todo ese recorrido es alt¨ªsimo. Adem¨¢s, ¡°en los ¨²ltimos a?os de la ¨²ltima administraci¨®n panista [del Partido Acci¨®n Nacional], no se invirti¨® en las bombas del acueducto para subir el agua. Algunas de esas bombas ya est¨¢n obsoletas y no se repusieron¡±.
En muchas colonias de Tijuana son habituales las pol¨ªticas de ¡°tandeo¡±, que consisten en cortes de agua cada ciertos d¨ªas durante 24 horas en promedio, aunque a veces pueden alargarse hasta una semana o m¨¢s. Sucede en ¨¢reas de todos los niveles econ¨®micos, la diferencia es que quien tiene dinero se compra tinacos donde almacena agua y ni siquiera lo nota cuando la cortan. Vicente S¨¢nchez explica que algunos de los motivos de esos tandeos tienen que ver con problemas en la presa El Carrizo, que bebe del r¨ªo Colorado y surte a la ciudad, pero tambi¨¦n con ¡°rupturas de los grandes tubos que van a los tanques de agua que est¨¢n por regiones en la ciudad. Hay mucha obsolescencia en esa infraestructura¡±.
A eso se le suma que Tijuana es el municipio m¨¢s poblado del pa¨ªs y que est¨¢ creciendo a un ritmo descontrolado por su condici¨®n fronteriza y por la falta de planeaci¨®n urban¨ªstica. Aunque no son los hogares los que hacen un uso m¨¢s intensivo del agua, sino principalmente, el sector agr¨ªcola. Por su parte, quien m¨¢s aguas residuales vierte es el sector industrial.
Por si todo eso no fuera poco, el cambio clim¨¢tico va secando cada vez m¨¢s el r¨ªo Colorado. Seg¨²n investigaciones oficiales, ¡°los niveles del r¨ªo caer¨¢n entre 19% y 31% para 2065, por lo que se anticipa un futuro con alto riesgo de escasez de agua¡±. Otros datos oficiales demuestran, adem¨¢s, que la pen¨ªnsula de Baja California es la que tiene el grado m¨¢s elevado de presi¨®n sobre este recurso en todo el pa¨ªs, solo por detr¨¢s del Valle de M¨¦xico. Toda esa mezcla de factores deviene un c¨®ctel explosivo para el estr¨¦s h¨ªdrico.
Como escudo ante ese apocalipsis, est¨¢ el Plan Binacional de Contingencia ante la Escasez de Agua en la Cuenca del R¨ªo Colorado, un acuerdo entre M¨¦xico y los EE UU firmado en 2017 y actualizado en marzo de 2024. Esa actualizaci¨®n le otorga a M¨¦xico 65 millones de d¨®lares del Gobierno estadounidense ¡°para proyectos y acciones a fin de generar agua para el sistema del R¨ªo Colorado¡±. La condici¨®n es que para 2026 tienen que haber contribuido a acumular m¨¢s de 493 millones de metros c¨²bicos de agua, casi un 9% de lo que va a recibir M¨¦xico en estos tres a?os siempre que no haya restricciones por sequ¨ªa.
Mientras tanto, se plantean varias opciones adicionales para enfrentar la escasez. Una e tratar el agua residual y reutilizarla, algo que, seg¨²n cuenta S¨¢nchez, el profesor del Colef, ya est¨¢n empezando a implementar ciudades como San Diego o Las Vegas, que tambi¨¦n se abastecen del r¨ªo Colorado. En Tijuana, las aguas negras se tratan, pero de forma altamente ineficiente y con una planta estropeada, que cada segundo lanza miles de litros de esos desechos al Pac¨ªfico, creando un grave problema binacional de contaminaci¨®n. Seg¨²n datos de la Cespt, actualmente solo un 1,19% del agua residual tratada se reutiliza para el riego de ¨¢reas verdes.
La otra opci¨®n sobre la mesa es construir una planta desaladora para potabilizar el agua del oc¨¦ano. Supondr¨ªa explotar todav¨ªa m¨¢s ese recurso natural, en vez de reutilizarlo. Pero como dice el experto en gesti¨®n de recursos h¨ªdricos, estar¨ªa bien considerarlo no como fuente principal, sino porque ¡°ante situaciones cr¨ªticas, tienes que ampliar la variedad de fuentes de agua¡±.
Una tercera v¨ªa es la que proponen desde organizaciones como el PFEA. Alternativas tecnol¨®gicas para captar agua o reutilizarla, en ¡°procesos m¨¢s chiquitos autogestionados por la comunidad¡±, dice Castellanos.
Mientras llegan esas soluciones, Mar¨ªa Elena Mart¨ªnez, de espaldas a sus tres tambos de agua, sigue esperando que la comisi¨®n estatal de servicios p¨²blicos le de una soluci¨®n. Pero ella, que trabaja todo el d¨ªa y solo libra los domingos y vive lejos de sus oficinas, ni siquiera tiene tiempo para ir a preguntar. ¡°A veces, con la econom¨ªa no da¡±, asegura.