El urbanismo voraz que condena a Tijuana al desastre cuando llueve
La semana pasada, m¨¢s de 160.000 personas se quedaron sin luz tras un aguacero de una hora en esta zona de la frontera entre M¨¦xico y EE UU. Y cada a?o hay deslaves e inundaciones en la ciudad
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El pasado mi¨¦rcoles, a partir de las cuatro de la tarde, ten¨ªa que llover en Tijuana. Eso hab¨ªa previsto Protecci¨®n Civil. Mucho m¨¢s pronto, pasadas las diez de la ma?ana, el cielo se oscureci¨®, empezaron los rel¨¢mpagos y se solt¨® el agua con fuerza. Dur¨® poco m¨¢s de una hora. Lo suficiente para llenar el WhatsApp y las redes sociales con mensajes e im¨¢genes de vientos huracanados que hac¨ªan volar sombrillas en las terrazas de algunos bares, provocaban incendios por incidentes el¨¦ctricos, ca¨ªdas de postes y bardas, y un gran apag¨®n que afect¨® a muchas partes de la ciudad, con sem¨¢foros estropeados y casas a oscuras. Hasta el Palacio Municipal, sede del ayuntamiento, tuvo que suspender actividades por falta de luz.
M¨¢s tarde, las autoridades reportaron que ese apag¨®n dej¨® sin electricidad a m¨¢s de 160.000 personas a lo largo de la costa bajacaliforniana: en Tijuana, Rosarito, Ensenada y San Quint¨ªn. Por las lluvias y por unos vientos at¨ªpicos de m¨¢s de 45 kil¨®metros por hora. Para poderlos comparar: los huracanes m¨¢s suaves ¡ªde categor¨ªa uno¡ª llegan con vientos a partir de 119 km/h y, seg¨²n el Gobierno mexicano, suelen generar ¡°leves afectaciones¡±.
Durante el inicio del caos, la alcaldesa Montserrat Caballero compareci¨® en Facebook Live y explic¨® la situaci¨®n. Pidi¨® a los ciudadanos que, si no ten¨ªan necesidad de salir, se quedaran en casa. Inform¨® tambi¨¦n de que en las escuelas no iba a haber clases por la tarde porque se preve¨ªan m¨¢s lluvias. Esa ma?ana del 15 de noviembre, seg¨²n Protecci¨®n Civil, se registraron entre 1,5 y 6 mil¨ªmetros de lluvia en Tijuana. Los datos del Gobierno nacional para este municipio establecen que el umbral de precipitaciones ? el l¨ªmite para que empiece a haber problemas ? es de 60mm. Ese mi¨¦rcoles por la ma?ana llovi¨® diez veces menos, pero hubo muchos problemas.
No es nuevo. En la pasada temporada invernal, entre finales de 2022 y principios de 2023, hubo inundaciones importantes, se activaron diez deslaves, fallecieron dos menores, varias casas tuvieron que ser evacuadas y decenas de familias resultaron afectadas. Eso condujo a las autoridades a declarar el Estado de Emergencia por riesgos geol¨®gicos e hidrometereol¨®gicos.
?Por qu¨¦ en Tijuana cada vez que llueve estalla el caos? Seg¨²n los expertos, hay tres causas principales que desencadenan muchas otras: el relieve en esta zona favorece las inundaciones y los deslaves; la falta de infraestructura pluvial y el exceso de basura en las calles hace que todo se tapone m¨¢s f¨¢cilmente; y el crecimiento urban¨ªstico, desigual y descontrolado ? que anima a la corrupci¨®n ?, potencia el desastre y dificulta los posibles remedios. Son soluciones que se necesitan urgentemente porque el cambio clim¨¢tico est¨¢ agravando la situaci¨®n. Como dice Miguel ?ngel Ceballos, director de Protecci¨®n Civil de Tijuana, las lluvias antes ¡°no se presentaban en noviembre, era a partir de enero¡±, pero en los ¨²ltimos a?os se han adelantado. Adem¨¢s, ¡°ahora tambi¨¦n se da el monz¨®n mexicano, en junio y julio¡±, un fen¨®meno que ¨¦l define como nuevo que provoca un aumento de precipitaciones en el noroeste del pa¨ªs de junio a septiembre.
Resistir y recuperarse
Durante la ma?ana del 15 de noviembre, algunas de las im¨¢genes m¨¢s impactantes llegaban de Zona R¨ªo y por el Hip¨®dromo, ¨¢reas de clase media y alta. La naturaleza no entiende de dinero; lo que marca la diferencia es la capacidad de resistir la destrucci¨®n y de recuperarse despu¨¦s. Lo cuenta el doctor Juan Manuel Rodr¨ªguez Esteves, investigador del Colegio de la Frontera Norte (Colef) y experto en desastres asociados al agua. Pone el ejemplo de la colonia Chapultepec, una de las m¨¢s exclusivas de la ciudad: ¡°Una parte es de riesgo, en una zona de laderas. Han tenido problemas con las inundaciones, pero ellos son menos vulnerables porque tienen m¨¢s recursos financieros, m¨¢s recursos pol¨ªticos, etc¨¦tera, y r¨¢pidamente se reconstruye¡±.
A kil¨®metros de distancia de esas casas de lujo, en la misma ciudad, aunque parece otra, Jos¨¦ Guzm¨¢n Palomares ve la lluvia y sale a trabajar. ¡°Jos¨¦, alias el Tortuga¡±, puntualiza sonriendo, ¡°porque estaba bien gordo antes¡±. Y mientras se presenta, mueve la pala para quitar el lodo y las piedras que se han amontonado en medio de la calle. As¨ª, los coches lo tienen m¨¢s f¨¢cil para pasar.
Ah¨ª donde pisa el Tortuga, el suelo es de asfalto. Otras partes est¨¢n sin pavimentar. Ese asfalto es una de las pocas conexiones con el resto de la ciudad de Tijuana. Una de las pocas salidas es un carril de un solo sentido para toda la gente esparcida por m¨¢s de 13.000 viviendas a lo largo de los casi 12 kil¨®metros cuadrados que conforman los cerros, las laderas y la garganta del ca?¨®n de Los Laureles. Muchas de esas viviendas son irregulares, construidas con materiales muy vulnerables, algunas sin agua potable ni sistemas de drenaje.
Esa es una de las condenas de esta ciudad: sus ca?ones. Lo explica con claridad el doctor Rodr¨ªguez, del Colef: ¡°Eso hace que cuando hay lluvias, el agua corra de manera r¨¢pida. Hay poco tiempo para que las personas puedan reaccionar¡±. As¨ª pasa en este rinc¨®n del ca?¨®n de Los Laureles. ¡°No es tanto la lluvia, sino que de ah¨ª arriba, del cerro, baja mucha basura¡±, dice Concepci¨®n de pie frente a su llantera, a pocos metros de donde Jos¨¦ limpia la calle. ¡°Esto se inunda y me llega el agua hasta la mitad de la pierna¡±. La clave, seg¨²n ella, est¨¢ en que el cami¨®n de recogida solo pasa los martes, y como la gente trabaja, deja sus desechos el d¨ªa antes y los perros lo destrozan. ¡°Los de la basura nada m¨¢s agarran las bolsas que hay, el resto ah¨ª se queda y cuando llueve se escurre, y todo esto se llena de basura. Por eso se tapa. Hay drenaje pero ya es viejo¡±, se queja Concepci¨®n.
La infraestructura pluvial en toda la localidad es insuficiente y se desborda r¨¢pido. Ceballos, el director de Protecci¨®n Civil, admite que ¡°la ciudad no cuenta con mucho drenaje de pluviales, son desarenadores lo que m¨¢s tenemos¡±. En concreto, 37 desarenadores en las partes bajas de los ca?ones, que filtran el agua de la lluvia y separan los materiales s¨®lidos para que el l¨ªquido fluya con m¨¢s facilidad. El arquitecto Rodolfo Argote, exdirector del Instituto Metropolitano de Planeaci¨®n de Tijuana, a?ade un matiz hist¨®rico: ¡°La infraestructura que se hizo en un inicio no previ¨® tanto crecimiento. Se ha ido reemplazando en algunas partes, pero en otras no, ya est¨¢ obsoleta¡±.
Riesgo mapeado
Aqu¨ª el clima es semi¨¢rido, no suele llover mucho, pero la superficie donde se asienta esta ciudad est¨¢ llena de ca?ones, cerros, arroyos, y su suelo no est¨¢ consolidado, se mueve f¨¢cilmente. Esa combinaci¨®n hace que cuando hay precipitaciones todo quiera irse hacia el r¨ªo Tijuana. En palabras del director de Protecci¨®n Civil, el municipio recibe en promedio ¡°1 pulgada o 1,5 pulgadas [entre 25 y 38 mm] en 24 o 36 horas de tormenta¡±. El problema es cuando esa cantidad de agua cae en mucho menos tiempo.
El problema est¨¢ bien representado en unos atlas de riesgo que Protecci¨®n Civil actualiz¨® en 2019. Ah¨ª han quedado definidas al detalle todas las zonas propensas a inundarse, d¨®nde hay arroyos y d¨®nde ha habido inundaciones hist¨®ricas, y todas las laderas inestables con potencial de deslaves. Y seg¨²n Ceballos, su organismo va a ¡°recibir una mesa de realidad aumentada, para poder visualizar c¨®mo se comportar¨¢ el agua en el momento en que llegue a los ca?ones¡±. Esos mapas de Protecci¨®n Civil definen el ca?¨®n Los Laureles como epicentro de m¨²ltiples riesgos, tanto de inundaci¨®n como de deslaves.
¡°Cuando llueve en Tijuana, la corrupci¨®n aflora en sus calles¡±
El doctor Juan Manuel Rodr¨ªguez, el investigador del Colef, es categ¨®rico al definir el problema: ¡°No existen los desastres naturales. No es natural que hayamos construido hoteles frente al mar, o que las personas vivan sobre los arroyos porque no hay otras opciones para construir su vivienda. Entonces, llam¨¦mosle un desastre social¡±.
Los mapas de riesgo de Protecci¨®n Civil los tiene tambi¨¦n el ¨¢rea del Gobierno de Tijuana que otorga los permisos de edificaci¨®n. A¨²n as¨ª, ¡°habr¨ªa que analizarlo caso por caso, pero a vista de p¨¢jaro no parece que se est¨¦ respetando, porque ves construcciones en zonas de riesgo¡±, opina Rodr¨ªguez. Las consecuencias de ese apetito por edificar las explica en su libro De lluvias y desastres: Un modelo para manejar el riesgo en Tijuana: ¡°El r¨¢pido proceso de urbanizaci¨®n se traduce en aumento de la deforestaci¨®n, lo cual implica cambios en las descargas pluviales, erosi¨®n y sedimentaci¨®n¡±, se?ala.
En otra investigaci¨®n un poco m¨¢s antigua, de 1998, V¨ªctor Alejandro Espinoza es m¨¢s contundente: ¡°La voracidad de los fraccionadores no tuvo l¨ªmites, no import¨¢ndoles las consecuencias de la destrucci¨®n de cauces naturales y desviaci¨®n de arroyos. Cuando llueve en Tijuana, la corrupci¨®n aflora en sus calles¡±. Y responsabiliza del desastre a un tipo de desarrollo que ¡°ha apostado por la ganancia f¨¢cil¡±.
Una tercera investigaci¨®n de 2018, del Colef, a?ade n¨²meros: ¡°M¨¢s del 10% de la poblaci¨®n (m¨¢s de 153.000 habitantes), vive en zonas de alta vulnerabilidad a las inundaciones, y otro 18% (277.000 habitantes) en zonas de vulnerabilidad media-alta¡±.
Si la ma?ana del 15 de noviembre se hubiera superpuesto sobre Tijuana, como un holograma, ese mapa de vulnerabilidades, seguramente alguno de esos n¨²meros habr¨ªa flotado sobre la cabeza de Jos¨¦ el Tortuga, en una esquina del ca?¨®n Los Laureles mientras mov¨ªa la pala y sosten¨ªa un peque?o vaso de cart¨®n para que los coches le metieran ah¨ª algo de propina por limpiarles la calle. ¡°Como estoy enfermo de los ri?ones, tengo una hernia y otras cosillas, pues no tengo trabajo¡±. Por eso cuando se crean r¨ªos de lodo, basura y agua, Jos¨¦ sale a la calle pala en mano para limpiar los destrozos con su chaleco amarillo fosforescente marca Puma para que se le vea bien. Es un trabajo con el que puede llegar a ganar 600 o 700 pesos (35 o 40 d¨®lares) al d¨ªa. ¡°Pero llegan otros que tambi¨¦n andan haciendo el tal¨®n [trabajando] y pues, ni modo de decirles, eh, vete. No, para todos hay¡±.
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