Dos pistolas en la cabeza de Efra¨ªm: m¨¢s migrantes y m¨¢s violencia en la frontera sur de M¨¦xico por el efecto Trump
Desde la victoria del magnate republicano en Estados Unidos, cada d¨ªa cruzan el r¨ªo desde Guatemala entre 800 y 1.200 migrantes, m¨¢s del doble que fechas anteriores, acechados por el crimen organizado
La balsa toc¨® la orilla del r¨ªo y una pistola apareci¨® frente a la cabeza de Efra¨ªm. El hombre que sosten¨ªa el arma orden¨® a los tripulantes que se bajaran y los llev¨® caminando hasta una casa cercana donde exigi¨® 500 d¨®lares a cambio de no matarlos a todos. Efra¨ªm es una ni?a de cuatro a?os originaria Luanda, la capital de Angola y, despu¨¦s de cruzar medio mundo, aquella ma?ana finalmente hab¨ªa llegado a M¨¦xico.
¡°Nos quitaron lo ¨²ltimo que nos quedaba: tel¨¦fono, dinero, hasta la ropa¡±, cuenta Alfonso, el padre de Efra¨ªm, un hombre de 48 a?os que aprendi¨® un poco de espa?ol durante su corta estancia en Sao Paulo, la capital financiera de Brasil. Esta familia de siete miembros -adem¨¢s de Efra¨ªm y Alfonso, su mujer embarazada y cuatro hijos- huy¨® de su tierra hace cinco meses a causa de los conflictos armados que la asolan. ¡°Nunca me ha ca¨ªdo una bala, pero la pobreza es terrible. No puedo pagar alimentos, salud ni educaci¨®n para mi hija. Eso tambi¨¦n es guerra¡±, dice.
El hombre del arma mantuvo cautiva a la familia durante unas cuatro horas hasta que le quit¨® todo lo que llevaba. Luego la dej¨® ir. Apenas un rato antes, al otro lado del r¨ªo Suchiate, esta vez del lado de Guatemala, otra pistola hab¨ªa apuntado a la cabeza de la peque?a Efra¨ªm. ¡°Terrible. Ah¨ª nos quitaron otros 200 d¨®lares y el reloj¡±, cuenta Alfonso con su poco espa?ol reci¨¦n aprendido. Esa tampoco ser¨ªa la primera vez que un asaltante decidi¨® amenazar a la m¨¢s peque?a del grupo. Mientras cruzaban la selva del Dari¨¦n, entre Colombia y Panam¨¢, otra persona le apunt¨® con una pistola para quitarle dinero a su familia.
La frontera sur de M¨¦xico est¨¢ viviendo un repunte masivo de migrantes que intentan llegar desde todas partes del mundo a Estados Unidos en una carrera contra el reloj antes de que su pr¨®ximo presidente, Donald Trump, asuma el poder el pr¨®ximo 20 de enero. Trump ha prometido cerrar su frontera y realizar deportaciones masivas. Por eso la desbandada. Y ante la llegada masiva de migrantes, a las estructuras de crimen organizado se le han hecho largos los colmillos.
De acuerdo con activistas locales, desde el pasado 6 de noviembre cuando se supo que Trump hab¨ªa ganado, cada d¨ªa cruzan el r¨ªo entre 800 y 1.200 migrantes. En meses anteriores, seg¨²n los mismos conteos, el flujo diario rondaba los 300 migrantes. A este incremento los activistas lo han llamado ¡°El efecto Trump¡±. El presidente electo lleg¨® al poder criminalizando la migraci¨®n.
Ante este escenario, miles de migrantes se han aglomerado en ciudad de Tapachula, en la frontera entre M¨¦xico y Guatemala y han salido en caravanas como una manera de protegerse de los secuestros masivos que cada d¨ªa hace crimen organizado en esta regi¨®n. Activistas locales consultados para este art¨ªculo y un traficante de personas, que pidieron omitir su nombre, aseguran que cada migrante deja un promedio de 40.000 pesos mexicanos, el equivalente a 2.000 d¨®lares, al crimen organizado para garantizar su paso por M¨¦xico. Este dinero puede ser entregado a voluntad como pago por traslado o en forma de extorsiones en diferentes puntos a lo largo del camino.
Los secuestros por parte del crimen organizado son tan masivos en la frontera sur de M¨¦xico que parecen una industria. Algunos migrantes han denunciado que despu¨¦s de pagar el rescate y ser liberados sus captores les ponen un sello en la piel o una pulsera de un color determinado lo que les garantiza no ser secuestrados otra vez. O al menos no tan pronto.
Esta ma?ana a finales de octubre, Efra¨ªm camina de la mano con su padre sobre la calzada que quema la planta de sus pies. Alfonso cojea de la pierna izquierda. Dice que hace a?os sufri¨® una lesi¨®n. Asegura que, durante el camino, se han quedado sin dinero para poder pagar un coyote, como son llamados los traficantes de personas, y su ¨²nica opci¨®n es viajar en grupo a pie. Esta familia ha cruzado el mundo y nueve fronteras antes de llegar a Estados Unidos: Angola, Brasil, Ecuador, Colombia, Panam¨¢, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala y ahora M¨¦xico. ¡°Ya no quiero m¨¢s secuestros¡±, dec¨ªa Alfonso a finales de octubre.
Esa misma ma?ana, la caravana conformada por unos dos mil migrantes de diferentes nacionalidades avanzaba desde Huixtla, en el Estado de Chiapas, en su tercer d¨ªa de camino y muchos ya se ve¨ªan agotados. Despu¨¦s de esta, de Tapachula han salido al menos dos caravanas m¨¢s conformadas por casi la misma cantidad de indocumentados.
La regi¨®n sur de Chiapas est¨¢ en disputa por tres estructuras de crimen organizado: El Cartel de Sinaloa, el Cartel Jalisco Nueva Generaci¨®n y el Cartel Chiapas-Guatemala. La guerra entre carteles inici¨® aproximadamente en 2021 cuando el segundo cartel incursion¨® en la lucha por esta plaza. M¨¢s recientemente se ha sumado la tercera estructura al conflicto. La lucha por el control del territorio implica no solo el control de la ruta de la droga sino tambi¨¦n de la ruta de cientos de miles de migrantes a los que ven como mercanc¨ªas. Un informe reciente de la Comisi¨®n Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) revela que en 2023 por Tapachula pasaron 600.000 migrantes de 165 pa¨ªses de los cinco continentes del mundo.
La frontera sur de M¨¦xico es la puerta de entrada a la recta final de la migraci¨®n mundial que busca llegar a Estados Unidos. Y ahora mismo est¨¢ sufriendo cambios muy violentos. Solo en el ¨²ltimo a?o han ocurrido los siguientes hechos:
Una ma?ana a mediados de este a?o, un grupo de unos cien migrantes caminaba en el trayecto entre Ciudad Hidalgo y Tapachula. Algunos de ellos dijeron a este reportero que minutos antes un grupo de hombres oblig¨® a cinco personas del grupo a subirse a cami¨®n de redil y los secuestraron. D¨ªas despu¨¦s, este reportero observ¨® un cami¨®n similar y lleno de hombres negros. El veh¨ªculo no llevaba placas, pero s¨ª una pegatina con la palabra ¡°SINALOA¡±. Seg¨²n un expolic¨ªa municipal que habl¨® bajo anonimato, esos camiones son usados por el cartel para transportar gente secuestrada.
A principios de octubre de este a?o un cami¨®n similar al antes mencionado circulaba un par de pueblos adelante de Tapachula cuando fue interceptado por miembros del Ej¨¦rcito mexicano. Los soldados aseguraron haber sido atacados y tras reaccionar al fuego mataron a seis migrantes e hirieron al menos a 12 m¨¢s que iban encerrados en el cami¨®n.
Aunque muchos migrantes son liberados luego de pagar la extorsi¨®n, otros corren con menos suerte. Este martes 19 de noviembre dos mujeres cubanas fueron encontradas desmembradas dentro de unos barriles en una zona rural de Tapachula. Los medios locales reportaron que un d¨ªa antes hab¨ªa circulado un video donde una de las v¨ªctimas aparec¨ªa pidiendo a su familia que pagara la extorsi¨®n. En el mismo lugar fue asesinado un joven d 16 a?os que presuntamente pasaba en la motocicleta cuando los victimarios abandonaban los cuerpos y lo mataron por haber visto el hecho.
El estado fronterizo de Chiapas est¨¢ bajo fuego. En abril, uno de los tres carteles en guerra se adjudic¨® el asesinato de 25 hombres guatemaltecos que se transportaban armados en un cami¨®n. En julio, miles de personas huyeron del poblado de Cuilco hacia el pa¨ªs vecino, Guatemala, luego de que dos grupos del crimen organizado se tomaran el lugar. En octubre, en una escena de horror, la cabeza del alcalde de Chilpancingo apareci¨® puesta sobre su veh¨ªculo luego de ser ejecutado por miembros de un cartel local.
Tras m¨¢s de nueve horas de camino, Efra¨ªm y su familia llegan a Escuintla. Ah¨ª descansan en una cancha de f¨²tbol. Gode, su madre dice que la larga caminata le ha provocado mareos pero no piensa detenerse. ¡°Yo puedo morir, pero mis hijos tienen que cumplir sus sue?os¡±, dice en portugu¨¦s y traducida con ayuda de su esposo. Efra¨ªm juega con su hermana mayor, Johana. Ambas sonr¨ªen para que este reportero les toma una foto y por un momento parecen olvidar la odisea en la que se encuentran. Kaleb, su hermano de 16 a?os dice que su sue?o es llegar a Nueva York, donde est¨¢n todos sus amigos. Viste una camisa negra que dice ¡°I Love New York¡±. Mientras escucha a su hermano, Efra¨ªm pronuncia en voz alta su sue?o. ¡°Yo bombero¡±, dice.
Aunque a¨²n sigue siendo la mejor opci¨®n para los migrantes m¨¢s pobres, las caravanas han dejado de ser seguras. Seg¨²n algunos migrantes y activistas locales, el crimen organizado ha encontrado la manera de atacarlas. A mediados de noviembre, una segunda caravana se deshizo cerca del l¨ªmite entre Chiapas y Oaxaca, el siguiente estado en la ruta. Los organizadores aseguraron que tomaron la decisi¨®n de separarse porque ¡°hab¨ªa mucha gente infiltrada¡±.
Al menos familia de Efra¨ªm lo logr¨®. Este viernes por la tarde Gode, la mam¨¢ de Efra¨ªm envi¨® un mensaje a este reportero con una buena noticia: ¡°Ya estamos dentro. Estamos en Washington¡±, dijo. Entraron al filo, antes de que el gran temor de los migrantes que se apellida Trump tome el poder. Ellos lo lograron. Los cientos de miles que vienen detr¨¢s, no se sabe.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.