La migraci¨®n surca (tambi¨¦n) la escritura
Seis autores, Sergio Ram¨ªrez, Luc¨ªa Lijtmaer o Pablo Villalobos, entre otros, profundizan sobre c¨®mo su trabajo est¨¢ marcado por haber dejado su tierra y abrirse camino en un sitio nuevo
Son tiempos oscuros para aquellos que deciden dejar su casa y convertirse en un n¨²mero m¨¢s dentro del fen¨®meno migratorio. La victoria de Donald Trump y su turbulenta relaci¨®n con M¨¦xico, al que le gusta usar de muro para frenar el flujo de personas hacia Estados Unidos, ponen en vilo a cientos de miles de migrantes que se aferran a un peligroso camino hacia el norte con la esperanza de que traiga algo mejor. A la fuerza o por elecci¨®n, aband...
Son tiempos oscuros para aquellos que deciden dejar su casa y convertirse en un n¨²mero m¨¢s dentro del fen¨®meno migratorio. La victoria de Donald Trump y su turbulenta relaci¨®n con M¨¦xico, al que le gusta usar de muro para frenar el flujo de personas hacia Estados Unidos, ponen en vilo a cientos de miles de migrantes que se aferran a un peligroso camino hacia el norte con la esperanza de que traiga algo mejor. A la fuerza o por elecci¨®n, abandonar la vida que se ten¨ªa ¡ªcon todo lo que significa¡ª marca para siempre a una persona. Seis escritores que visitan la Feria Internacional del Libro de Guadalajara hablan de esos surcos que ha dejado la migraci¨®n, c¨®mo ha determinado su obra, y sobre la necesidad de contar las implicaciones de no siempre pertenecer al sitio donde se vive.
A Sergio Ram¨ªrez la vida le ha empujado a migrar forzadamente dos veces. La primera, cuando se exili¨® a causa de Anastasio Somoza, el dictador que gobern¨® Nicaragua entre 1974 y 1979. La segunda es el exilio de Daniel Ortega, otrora compa?ero de filas que deriv¨® en dictador. ¡°Lo primero que me salta a la vista es la duda de si un d¨ªa regresar¨¦ o no, si mi vida me dar¨¢ para regresar a Nicaragua y no deja de ser una pregunta dram¨¢tica que condiciona mucho de lo que uno piensa del destierro¡±, dice. ¡°Cuando viv¨ª en Alemania en 1973, ve¨ªa el alejamiento de Nicaragua como una especie de bendici¨®n que me permiti¨® observar de lejos al pa¨ªs exacerbando la nostalgia. Ahora lo veo con m¨¢s perturbaci¨®n. Porque este elemento de la posibilidad del no regreso es perturbador¡±.
Para escribir, Ram¨ªrez dice que se necesita poco m¨¢s que imaginaci¨®n y memoria. ¡°Desde la perspectiva lejana en la que uno se sit¨²a frente a su pa¨ªs, la memoria y la imaginaci¨®n cambian de naturaleza, se vuelven m¨¢s imprescindibles todav¨ªa porque el exilio y la imposibilidad de regresar a su pa¨ªs hace que la memoria se vuelva una memoria del pasado, ya no se est¨¢ construyendo presente con la memoria¡±, se?ala, ¡°y eso tiene que ver tambi¨¦n con el lenguaje, si uno deja atr¨¢s un lenguaje que est¨¦ escuchando todos los d¨ªas, el propio lenguaje envejece¡±. Se niega a impregnar a sus personajes de un espa?ol peninsular, no ser¨ªa ¨¦l si lo hiciera. ¡°Hay que hacer un esfuerzo muy grande de memoria para tener el lenguaje [propio] presente y no perderlo¡±.
Luc¨ªa Lijtmaer se dio cuenta hace poco que toda su obra estaba marcada por su experiencia migratoria. La escritora naci¨® en Buenos Aires, pero sus padres se exiliaron de la dictadura en Espa?a y se la llevaron a Barcelona cuando apenas ten¨ªa seis meses de edad. Cuando habla, hay poco en su tonada de la identidad argentina, pero en su escritura all¨ª est¨¢. La expresi¨®n m¨¢s clara es su ¨²ltimo libro, Casi nada que ponerte (Anagrama), una obra que intenta dilucidar c¨®mo se construye una identidad con fragmentos de dos culturas diferentes. La portada es una fotograf¨ªa de ella cuando era peque?a, vistiendo un poncho. Una imagen que retrata esa infancia migratoria, una mini Luc¨ªa en un colegio de Barcelona con un abrigo t¨ªpico de Sudam¨¦rica, rodeada de compa?eritos vistiendo anoraks de nylon y brillantes.
¡°Me he dado cuenta hace poco que en mi trabajo siempre hay un protagonista que est¨¢ descolocado, o sea, que hay algo deslocalizado¡±, comenta. ¡°Cauterio es un libro donde hay dos mujeres que est¨¢n fuera de su lugar de origen. Y que en esa deslocalizaci¨®n tienen un extra?amiento que tienen que resolver. Ofendiditos es un libro que intenta resolver las diferencias entre el lenguaje, entre lo que se puede decir y lo que no se puede decir, algo que tambi¨¦n yo creo que tiene que ver con mi historia propia¡±. De manera ¡ªun poco¡ª inconsciente, Lijtmaer ha sembrado en todos sus personajes una pregunta: cu¨¢l es su lugar en el mundo.
La costarricense Catalina Murillo tard¨® cinco a?os, desde que dej¨® su pa¨ªs para estudiar en Madrid, en darse cuenta que con ese movimiento hab¨ªa infligido ¡°una cuchillada¡± a su vida, ¡°una herida que no sanar¨ªa nunca, la pregunta por el aqu¨ª y por el all¨¢ estar¨ªa abierta por siempre¡±. Se pregunta mucho a s¨ª misma a qui¨¦n le escribe y ha intentado encontrar un punto intermedio en el lenguaje, que sea el suyo de Costa Rica pero que pueda entenderse en Espa?a. ¡°Mi pr¨®ximo libro va a ser un gran puente entre ambos pa¨ªses que llevo 30 a?os intentando construir¡±.
Aroa Moreno Dur¨¢n no se atreve a llamar experiencia migratoria a lo suyo, aunque vivi¨® en Alemania, Irlanda y M¨¦xico. Ha pensando mucho en el impacto que tiene la migraci¨®n en su trabajo, como periodista y como escritora. Sus novelas, La hija del comunista y La bajamar, abordan el exilio espa?ol despu¨¦s de la Guerra Civil. ¡°Me ha hecho pensar qu¨¦ pasa con la identidad de los emigrados, d¨®nde reside el arraigo una vez que son despojados de su lugar, se tala esa ra¨ªz y no pueden regresar a su tierra¡±, apunta. ¡°Qu¨¦ pasa con la segunda generaci¨®n del exilio, con la gente que nace en otro pa¨ªs, que siguen siendo de otro lugar pero crecen ah¨ª. Creo que se crean identidades poli¨¦dricas distintas y es un fen¨®meno¡±.
La escritora Melanie P¨¦rez Ortiz comenta que los puertorrique?os viven en vaiv¨¦n, entre Estados Unidos y Puerto Rico. Ese movimiento ha marcado tambi¨¦n su obra. Su novela Con llanto de cocodrilo, que a¨²n no sale a la venta, reflexiona sobre la pol¨ªtica de las fronteras, a trav¨¦s de unos cocodrilos cubanos que est¨¢n invadiendo la isla de Puerto Rico y una protagonista que busca la convivencia entre unos y otros. ¡°Un amigo que la ley¨® cuando reci¨¦n la hab¨ªa hecho me sugiri¨® que la titulara Pangea, que es un asunto sobre el que reflexiona la personaje principal. Tambi¨¦n sobre la noci¨®n de que las fronteras son pol¨ªticas, visto que el mundo animal ni las conoce ni las respeta¡±.
El mexicano Juan Pablo Villalobos dice que tiene una historia privilegiada, porque migr¨® por motivos acad¨¦micos en 2003, cuando se fue a Espa?a a hacer un doctorado. Sus primeros libros eran m¨¢s mexicanos, con personajes y lenguaje de su pa¨ªs. Los ¨²ltimos tienen a Barcelona como escenario, y la migraci¨®n o los discursos de xenofobia son temas que atraviesan la obra. Antes, comenta, ¡°predominaba un discurso m¨¢s buenista que ven¨ªa de la socialdemocracia, que ten¨ªa que ver con la idea de ¡®necesitamos a la inmigraci¨®n¡¯ y estaba toda esta cosa de la integraci¨®n¡±. Ah¨ª hubo una trampa, porque lo de la integraci¨®n supone borrarte, adoptar las costumbres locales y dejar las tuyas. Hubo una simulaci¨®n cr¨ªtica de parte de quienes llegamos en esas ¨¦pocas por querer ser parte, asumimos ese discurso sin darnos cuenta que no se trataba de integrarse¡±.