Las cartas de amor de Benito Ju¨¢rez a Margarita Maza: ¡°De tu esposo que te ama y desea¡±
El pol¨ªtico mexicano, convertido en personaje m¨ªtico por el discurso oficial, era tambi¨¦n hombre enamorado de su esposa y amante de los bailes. Sus cartas cuentan pasiones y tristezas personales que la memoria oficial ha hecho a un lado
Benito Ju¨¢rez escrib¨ªa el 15 de septiembre de 1865 una dolorosa carta a su esposa, Margarita Maza, exiliada en Nueva York por la inestabilidad pol¨ªtica que sufr¨ªa M¨¦xico. En la misiva, que comenzaba con un ¡°mi muy amada Margarita¡±, el pol¨ªtico mexicano expresaba su dolor por la muerte de uno de sus hijos, Antonio. ¡°La mala suerte nos persigue; pero contra ella qu¨¦ vamos a hacer; no est¨¢ en nuestra mano evitar esos golpes y no hay m¨¢s arbitrio que tener serenidad y resignaci¨®n¡±, reflexionaba Ju¨¢rez. ¡°Procura distraerte y no fijes tu imaginaci¨®n en las desgracias pasadas y que ya no tienen remedio¡±, recomendaba.
El documento es una muestra del amor que el pol¨ªtico, convertido en personaje m¨ªtico por el discurso oficial, ten¨ªa por su compa?era, una pasi¨®n que dej¨® clara en las 37 cartas que le escribi¨® mientras los vaivenes de un M¨¦xico convulso los manten¨ªa separados. ¡°En estas cartas est¨¢ reflejada la nostalgia tanto de Benito como de Margarita. Puedes ver en las cartas de Margarita el anhelo de tener a Benito junto con ella; no a un Benito que est¨¦ metido en la vida pol¨ªtica, sino a un esposo¡±, comenta Pavel Luna Espinosa, jefe de investigaci¨®n y difusi¨®n de la Galer¨ªa de Historia del Museo del Caracol de Ciudad de M¨¦xico.
El Estado mexicano ha convertido a Ju¨¢rez en uno de sus grandes h¨¦roes y ha perfilado una imagen estoica, la de un gran estadista, ajeno a cosas tan pueriles como las pasiones rom¨¢nticas, la tristeza y la nostalgia, el dolor o la incertidumbre por el futuro. El gran pol¨ªtico era, sobre todo, un ser humano y los golpes de la vida le afectaban como a cualquiera de nuestra especie. Los historiadores han dedicado d¨¦cadas a descubrir a ese otro Ju¨¢rez, el hombre del exilio que tuvo que trabajar en f¨¢bricas de tabaco en Nueva Orleans, el emigrado que se hund¨ªa en la nostalgia por la lejan¨ªa del pa¨ªs que amaba, el esposo enamorado y lleno de deseo, el padre afligido por el futuro de sus hijos y el bailar¨ªn entusiasmado por zapatear en el sal¨®n la siguiente polka.
As¨ª lo explica, con pasi¨®n, Luna Espinosa: ¡°Hay que contarle a la gente el otro Ju¨¢rez, un personaje con su propio drama humano. Muy poca gente sabe que a don Benito le gustaba bailar y era algo que disfrutaba much¨ªsimo. Era bailar¨ªn, alegre, bromista¡±. Ju¨¢rez escribi¨® otra misiva del 2 de marzo de 1866: ¡°Quedo enterado de que te dispon¨ªas ir a Washington. Romero me lo anuncia diciendo que pensaba darte un baile si lograba algunos fondos. Sea que haya baile o no, me parece muy bien que vayas a visitar la Capital de esa Rep¨²blica. Ya me dir¨¢s lo que haya habido en tu viaje y visita¡±. Esta carta termina con una firma elocuente: ¡°Tu esposo que te ama y desea.¡±
El pol¨ªtico tuvo que marchar en varias ocasiones al exilio en ese M¨¦xico convulso que intentaba convertirse en una Rep¨²blica moderna. Durante la dictadura de Antonio L¨®pez de Santa Anna, all¨¢ por 1854, viaj¨® primero a Cuba y despu¨¦s a Nueva Orleans. M¨¢s tarde peregrinar¨ªa por el pa¨ªs debido a la guerra de reforma y luego durante la segunda intervenci¨®n francesa, es decir, en el Imperio de Maximiliano. La primera publicaci¨®n de la correspondencia del m¨ªtico presidente fue hecha en los pasados a?os setenta, pero esa vida ¨ªntima no ha sido estudiada en los cursos de Historia de las escuelas.
Maza le escribi¨® desde Nueva York en enero de 1866, tras varias semanas sin saber nada de ¨¦l: ¡°Hasta que no tenga yo noticia no estoy tranquila, porque estoy tan azorada que para todo no espero m¨¢s que desgracias. T¨² recibe el coraz¨®n de tu esposa que te ama y desea verte¡±. Ella era un apoyo importante para Ju¨¢rez, respaldaba la causa pol¨ªtica de su marido. Luna Espinosa explica que Maza trabajaba consiguiendo fondos en Estados Unidos ante el Gobierno de aquel pa¨ªs. ¡°Hac¨ªa un poco de relaciones p¨²blicas. A veces puedes ver tambi¨¦n a Margarita aconsejando pol¨ªticamente a Benito. Por ejemplo, llega un momento en que Ju¨¢rez se convierte en un personaje inc¨®modo para los propios liberales y empieza a pelear con otras grandes figuras de liberalismo, como Guillermo Prieto. Margarita lo aconseja, porque es una mujer que se informa de lo que est¨¢ sucediendo en el ¨¢mbito pol¨ªtico del pa¨ªs¡±, explica el historiador.
Maza, sin embargo, parece tambi¨¦n haber sufrido por esa vida intensa de su marido. En el exilio fallecieron dos hijos de la pareja, mientras que ella pasaba sus d¨ªas en la angustia de no saber qu¨¦ suced¨ªa con Ju¨¢rez. ¡°Para m¨ª no hay consuelo; si Dios no remedia nuestra suerte, yo no resisto esta vida de amargura que tengo¡±, escrib¨ªa. Ese documento hace notar la situaci¨®n tensa por la que pasaban, al parecer por los reproches de Ju¨¢rez. ¡°Que yo tengo la culpa de la muerte de mis hijos, tienes raz¨®n, yo no quisiera presentarme delante de ti sin ellos, porque me debes aborrecer, pero es tanto lo que sufro, que soy digna de l¨¢stima. No extra?es que algunas veces no te escriba porque no s¨¦ de qu¨¦ hablarte, en mi cabeza no tengo m¨¢s que a mis hijos que perd¨ª¡±, narraba con amargura. Con todo, la carta termina con la firma: ¡°Recibe el coraz¨®n de tu esposa¡±.
Se trata de una vida llena de tragedia y de dramas. ¡°En estas cartas ves reflejada la tristeza de Benito Ju¨¢rez, pero sobre todo de Margarita. El reponerse de la p¨¦rdida de sus hijos es muy dif¨ªcil¡±, dice el experto. Las cartas son una muestra de la templanza que la pareja ten¨ªa para superar algo tan duro como la muerte, pero tambi¨¦n la separaci¨®n y el exilio. No es dif¨ªcil imaginar a una mujer entregada a un hombre empe?ado en la pol¨ªtica, a quien a pesar de todo el dolor le expresaba su amor. Ju¨¢rez y Maza estuvieron juntos hasta la muerte y ambos descansan en el Museo Pante¨®n de San Fernando, en Ciudad de M¨¦xico. Dos vidas llenas de una pasi¨®n que revelan sus cartas. Dos personas que se entregaban en un mar de tinta. Ju¨¢rez era, tambi¨¦n, el esposo que amaba y deseaba.