Hablan las v¨ªctimas de los narcos entregados: ¡°El da?o lo hicieron aqu¨ª y aqu¨ª deber¨ªan pagar¡±
M¨¦xico ha enviado a Estados Unidos a 29 criminales, entre los que est¨¢n l¨ªderes de Los Zetas, operadores claves del Cartel de Sinaloa o autores de brutales masacres
Hay un consenso entre las v¨ªctimas de los criminales que han sido entregados esta semana a Estados Unidos: el dolor no se repara, ni all¨¢ ni ac¨¢. ?Qui¨¦n le devuelve a Luz Mar¨ªa D¨¢vila a sus dos hijos asesinados por Los Aztecas en Ciudad Ju¨¢rez? ?Va a encontrar la Administraci¨®n de Donald Trump a la hija, al hermano y a la sobrina de Rosa Garc¨ªa en San Fernando? ?O al hijo de Susana Ayala en Culiac¨¢n? Los Gobiernos se intercambian a los narcotraficantes y los mueven como fichas al otro lado de la frontera, pero el dolor no cruza con ellos. El dolor se queda en Chihuahua, en Tamaulipas, en Sinaloa, en Veracruz, en Jalisco y en Michoac¨¢n. El dolor es, sin duda, mexicano.
En una operaci¨®n sin precedentes, M¨¦xico ha entregado a 29 criminales de alto perfil a Estados Unidos. No es una extradici¨®n, ha aclarado este viernes el fiscal general, Alejandro Gertz Manero, que tampoco ha explicado qu¨¦ es entonces, m¨¢s all¨¢ de ¡°una solicitud de seguridad nacional¡±. El secretario de Seguridad P¨²blica, Omar Garc¨ªa Harfuch, ha justificado que estos narcotraficantes, que han cometido ¡°delitos atroces¡± en el pa¨ªs, representaban una amenaza para M¨¦xico porque ¡°exist¨ªa un riesgo de que fueran liberados o siguieran atras¨¢ndose sus procesos de extradici¨®n por acuerdos con algunos jueces que buscaban favorecerlos¡±. Todos estaban requeridos por el departamento de justicia de Estados Unidos.
A algunos nombres los llevaban esperando d¨¦cadas al otro lado. Las esposas del agente de la DEA Kiki Camarena aguardaban desde 1985 a Rafael Caro Quintero, quien orden¨® su salvaje asesinato. Estados Unidos tambi¨¦n quer¨ªa desde hace tiempo a Jos¨¦ de Jes¨²s M¨¦ndez, alias El Chango, fundador de la Familia Michoacana, o a Erick Valencia, conocido como El 85, que dio origen al Cartel Jalisco Nueva Generaci¨®n (CJNG). Mucho m¨¢s r¨¢pida ha sido la entrega de Jos¨¦ Alberto Garc¨ªa, La Kena, del Cartel del Golfo, quien estuvo detr¨¢s del secuestro de cuatro estadounidenses ¡ªy el asesinato de dos de ellos¡ª en Matamoros en 2023. En la lista tambi¨¦n est¨¢n piezas del Cartel de Sinaloa claves para la cruzada de la Administraci¨®n estadounidense contra el tr¨¢fico de fentanilo.
Es dif¨ªcil calcular el rastro de v¨ªctimas que dejan estos 29 criminales, que son fundadores, l¨ªderes regionales, operadores y sicarios de las organizaciones criminales m¨¢s importantes de M¨¦xico. ?Cu¨¢ntas familias destrozaron los hermanos Miguel ?ngel y Omar Trevi?o Morales, Z-40 y Z-42, los ¨²ltimos l¨ªderes de Los Zetas? Son cientos las personas que mandaron desaparecer solo en la masacre de Allende (Coahuila) o 72 los migrantes ejecutados de una sola vez en Tamaulipas. ¡°Son miles los que han desaparecido aqu¨ª en San Fernando¡±, dice la buscadora Rosa Garc¨ªa, ¡°el 90% de las familias de aqu¨ª somos v¨ªctimas indirectas o directas, o como en mi caso, los dos¡±.
El terror de Los Zetas en San Fernando
Entre 2010 y 2012, Rosa perdi¨® a su hermano, a su sobrina, a su madre y a su hija a manos del cartel. El primero fue Jos¨¦ Guadalupe Portales Espinosa, de 60 a?os, quien no quiso darles el trascabo de su empresa de construcci¨®n y se lo llevaron junto a su herramienta de trabajo. Sigui¨® en 2011 su sobrina Milvia Gonz¨¢lez D¨¢vila, que trabajaba haciendo pasaportes. No ha vuelto a tener una pista de ambos. El 19 de abril de 2012, los criminales mataron a su madre, Mar¨ªa de Jes¨²s Espinosa, para robarle el coche. ¡°Yo no tuve tiempo del dolor de mi madre¡±, explica Rosa Garc¨ªa, ¡°porque tres semanas despu¨¦s pas¨® lo m¨ªo¡±.
El 12 de mayo, Garc¨ªa estaba con su hija, Dulce Yamel¨ª Gonz¨¢lez Cisneros, de 20 a?os, en su tienda de venta de tenis. Llov¨ªa cuando entraron dos muchachos, nervioso, a preguntar algunos precios. Inmediatamente despu¨¦s, aparecieron dos hombres para meterlas en una camioneta. Rosa y Dulce pelearon. ¡°Uno me cortaba en el brazo, yo no lo sent¨ªa por la adrenalina, porque ve¨ªa c¨®mo estaba luchando mi hija¡±, cuenta con detalle la mujer por tel¨¦fono desde Tamaulipas. Las doblegaron cuando entr¨® un tercer hombre armado. A Rosa la metieron a una casa de seguridad de Los Zetas, de donde pudo escaparse cuando su vigilante se qued¨® inconsciente. Liberada, busc¨® a su hija por todas partes, pero no estaba all¨ª. Se guio por el canto de un gallo hasta la siguiente casa, donde la refugiaron hasta que lleg¨® su marido a por ella. De las heridas se recuper¨® despu¨¦s de muchas cirug¨ªas, de lo de su hija, nunca.
¡°?De qu¨¦ sirve que se los lleven a Estados Unidos si no reparas el dolor de esta madre que est¨¢ buscando a su hija y arriesgando su vida para encontrarla?¡±, pregunta la buscadora, que trata de sobrevivir al miedo. Rosa Garc¨ªa es muy cr¨ªtica con el ¡°mal servicio del Gobierno mexicano¡± que permiti¨® que los narcotraficantes se empoderaran en todo el pa¨ªs: ¡°Nos hicieron tanto da?o... yo soy una madre muerta en vida. El da?o lo hicieron aqu¨ª y aqu¨ª deber¨ªan pagar, pero como tenemos un Gobierno muy corrupto, pues est¨¢n m¨¢s seguros all¨¢ y all¨¢ ya no van a poder operar los carteles de ac¨¢. Los ponen como est¨¢ El Chapo, los ponen aislados, y si les dan la pena de muerte, qu¨¦ bueno¡±.
Los desaparecidos del Mayo
Esa misma sensaci¨®n ambivalente es la que tiene Susana Ayala. ¡°La noticia de que se los lleven me hace sentir tranquila, pero a la vez no, porque no vamos a poder entrevistarlos y que nos digan d¨®nde est¨¢n nuestros hijos¡±, cuenta esta madre buscadora de Culiac¨¢n, Sinaloa. El 31 de marzo se van a cumplir nueve a?os desde que desapareci¨® Ricardo Alexander M¨¦ndez Ayala. Ten¨ªa 23 a?os y trabajaba con su madre. ¡°?l fue desaparecido en El Salado, que es de pura gente de Los Mayos, pero a m¨ª me dijeron que mi hijo fue levantado por soldados, pero yo no puedo saber si fueron Los Mayos que andaban uniformados¡±, explica. Uno de los puntos que le han dicho que puede estar su hijo pertenece justamente al ¡°se?or del sombrero¡±, Ismael El Mayo Zambada.
Estas madres, orilladas a convertirse en investigadoras, terminan identificando a los grupos relacionados con su tragedia. ¡°A nosotras no nos convendr¨ªa que se los llevaran a Estados Unidos, porque si se los llevan, menos vamos a saber si ellos hicieron un da?o a nuestros hijos¡±, dice Ayala, fundadora de Padres y Madres Hijos de Desaparecidos: ¡°Es mucha informaci¨®n la que tienen, ser¨ªa que los dejaran aqu¨ª para poder hablar con ellos y que nos digan qu¨¦ hicieron¡±. Tanto Susana Ayala como Rosa Garc¨ªa han visitado penales y tienen previstos viajes a otras prisiones para entrevistarse con integrantes de estos carteles. ¡°Si ya es una dificultad cuando se los llevan a Ciudad de M¨¦xico, imag¨ªnese si se los llevan a Estados Unidos¡±, apunta.
Adem¨¢s, Susana, que lleva desde septiembre atenazada por la batalla entre Los Chapitos y Los Mayos, ve tambi¨¦n un riesgo de todas estas entregas: ¡°Cuando se traslada a esas personas, la gente que los rodea empieza m¨¢s fuerte con las matanzas, la quemadora de casas. Y nosotros vivimos un miedo a¨²n m¨¢s fuerte. Ya lo vimos en 2019¡±.
La masacre de Salv¨¢rcar
Luz Mar¨ªa D¨¢vila responde al tel¨¦fono desde su papeler¨ªa en Ciudad Ju¨¢rez. La mujer que se enfrent¨® al presidente Felipe Calder¨®n en 2010 ha visto la noticia de las entregas de los narcotraficantes, pero ¡°honestamente¡±, no ha prestado mucha atenci¨®n a qui¨¦nes eran. En la lista de los 29 criminales que entrega M¨¦xico est¨¢ Luis Gerardo M¨¦ndez Estevane, conocido como El T¨ªo, quien fue l¨ªder de Los Aztecas, el brazo armado del Cartel de Ju¨¢rez en los a?os que la ciudad fronteriza era el lugar m¨¢s violento del planeta. Arrestado en 2020 en Cuernavaca, le adjudicaron cientos de asesinatos. Entre ellos, el de los hijos de Luz Mar¨ªa.
Marco y Jos¨¦ Luis Pi?a (de 19 y 16 a?os) salieron el 30 de enero de 2010 a una fiesta en Villas de Salv¨¢rcar con otras decenas de j¨®venes. En la madrugada, un comando armado entr¨® y acribill¨® a los j¨®venes, la mayor¨ªa estudiantes. Acab¨® con la vida de 15 e hiri¨® a otra docena. Esa noche, Luz Mar¨ªa perdi¨® a sus dos ¨²nicos hijos. Calder¨®n, que hab¨ªa iniciado la llamada guerra contra el narco, que sembrar¨ªa un pa¨ªs lleno de cad¨¢veres, trat¨® de quitarle importancia a la masacre porque, dijo, los muchachos eran pandilleros. D¨¢vila se puso enfrente y le anunci¨®: ¡°Yo no le puedo decir bienvenido porque para m¨ª no lo es¡±. ¡°Aqu¨ª Ju¨¢rez est¨¢ en luto. No es justo. Mis muchachitos estaban en una fiesta. Ahora lo que quiero es que usted¡ usted se retracte de lo que dijo: que eran pandilleros. Mentira. Uno de mis hijos estaba en la Universidad Aut¨®noma de Chihuahua y el otro estaba en la prepa¡±, se?al¨® la mujer y su coraje.
¡°Yo no s¨¦ por qu¨¦ los extraditan a EE UU, no le hall¨® chiste a eso, tambi¨¦n pudieran estar en M¨¦xico¡±, dice D¨¢vila, ¡°mientras los sujetos estos est¨¦n en un lugar que no puedan salir, ya no importa en donde est¨¦n, que est¨¦n encerrados, pero nunca van a pagar lo que hicieron, aunque les den 1.000 a?os¡±. El T¨ªo es considerado el autor intelectual de la masacre de Salv¨¢rcar, tambi¨¦n el de la pareja de estadounidenses Leslie Ann Enr¨ªquez Catton y el sherriff Arthur H. Redfels, quienes trabajaban en el consulado. Por estos cr¨ªmenes, M¨¦ndez Estevane es uno de los seis narcotraficantes que puede enfrentar la pena de muerte en Estados Unidos. ¡°Yo tengo 15 a?os de lo que pas¨® de mis hijos¡±, apunta Luz Mar¨ªa D¨¢vila, ¡°as¨ª se los lleven a estos sujetos hasta el fin del mundo, no me van a traer de vuelta a mis hijos¡±.