Sexenio perdido o de lo perdido lo encontrado
La sensaci¨®n que deja su segundo informe de gobierno es que el presidente ha decidido atrincherarse en su estrategia original
La situaci¨®n en la que se encuentra el Gobierno de L¨®pez Obrador me hace pensar en la de un entrenador de f¨²tbol que ha preparado cuidadosamente el partido con una estrategia ofensiva, pero al minuto 20 su mejor jugador comete penalti, es expulsado y les marcan el gol. Con 70 minutos por jugar el entrenador tiene que decidir si continuar con su plan de juego agresivo y arriesgarse a recibir una goleada catastr¨®fica o modificar sus planes y asumir una estrategia m¨¢s conservadora que lleve a minimizar los riesgos. La terrible crisis econ¨®mica a escala mundial ha modificado radicalmente las circunstancias que exist¨ªan cuando el presidente concibi¨® su ¡°plan de juego¡±. Cabe preguntarse cu¨¢ndo y en qu¨¦ medida introducir¨¢ los cambios acordes con la tragedia que se nos ha venido encima.
En los a?os setenta el presidente L¨®pez Portillo asumi¨® que el principal reto de M¨¦xico era administrar la abundancia, resultado de la bonanza petrolera. Cincuenta a?os m¨¢s tarde otro L¨®pez dirige los destinos del pa¨ªs bajo la premisa justamente opuesta: administrar la escasez. La pandemia y sus secuelas han puesto contra la pared a los gobiernos del mundo. En 2020 todas las econom¨ªas retroceder¨¢n, excepto la de China. M¨¦xico tendr¨¢ un decrecimiento de casi 10%, el peor en muchas d¨¦cadas, aunque no est¨¢ solo en su desgracia: Inglaterra, Francia, Italia o Espa?a se contraer¨¢n en igual o peor proporci¨®n. En ese sentido no habr¨ªa que apresurarse en culpar a la gesti¨®n de L¨®pez Obrador de los malos augurios, o al menos no exclusivamente, considerando la manera en que la crisis est¨¢ vapuleando a econom¨ªas mucho m¨¢s robustas que la nuestra.
Solo el tiempo permitir¨¢ deslindar en qu¨¦ medida las pol¨ªticas seguidas por el Gobierno acentuaron la crisis o, por el contrario, evitaron una tragedia humana al volcar sus recursos a los m¨¢s necesitados. Pero al margen de ese balance, lo cierto es que tomar¨¢ varios a?os recuperar los niveles de producci¨®n o el PIB per c¨¢pita previos a esta Administraci¨®n, y quiz¨¢ no vuelvan a alcanzarse en lo que resta del Gobierno de la 4T. En otras palabras, para efectos econ¨®micos, el de L¨®pez Obrador podr¨ªa ser un sexenio perdido.
Desde luego, el crecimiento nunca fue el objetivo primario de la propuesta de transformaci¨®n de AMLO; justamente la principal cr¨ªtica que se hac¨ªa al modelo anterior era su obsesi¨®n por el crecimiento que desde?aba la desigualdad, la injusticia social y el abuso. Con el cambio de Gobierno no se trataba ya de ampliar el pastel a como diera lugar, sino de revisar la manera en que ese pastel era repartido. Pero en ning¨²n escenario L¨®pez Obrador hab¨ªa contemplado que el pastel fuera a achicarse. Y eso es justamente lo que est¨¢ sucediendo.
El problema para M¨¦xico es distinto al de la mayor¨ªa de los pa¨ªses; la recuperaci¨®n tendr¨¢ que darse en medio de la mudanza en la que estaba inmersa la 4T. Otras naciones simplemente intentar¨¢n cerrar el par¨¦ntesis y continuar haciendo lo que ven¨ªan haciendo antes de la pandemia. Pero no es el caso de nuestro pa¨ªs. L¨®pez Obrador intentaba modificar un modelo agotado pero que aseguraba un crecimiento modesto (2% en los ¨²ltimos a?os) y para ello entend¨ªa que habr¨ªa de pagar un costo el primer a?o: hacer un giro en la direcci¨®n implica disminuir la velocidad. O como ¨¦l mismo ha dicho, citando a Gramsci sin citarlo, ¡°lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no ha terminado de nacer¡±. Para su desgracia es en esas circunstancias que nos ha agarrado el desaf¨ªo de la recuperaci¨®n.
?Qu¨¦ har¨¢ L¨®pez Obrador de cara a los cuatro a?os que quedan? La sensaci¨®n que deja su segundo informe de gobierno, presentado este martes, es que el presidente ha decidido, al menos por el momento, atrincherarse en su estrategia original. Algunos cr¨ªticos, dijo, piden ¡°que yo traicione mi compromiso con la sociedad, que falte a mi palabra y que renuncie a mi congruencia. Y eso, l¨®gicamente, no va a ocurrir¡±. Fue un discurso a la defensiva y dirigido no a todos los mexicanos sino a aquellos que no piensan como ¨¦l. Una bater¨ªa de argumentos para insistir en las bondades de sus pol¨ªticas.
Supongo que s¨ª, que hay cr¨ªticos que desear¨ªan que L¨®pez Obrador pusiera en el congelador su revoluci¨®n y restituyera en lo sustancial el modelo anterior para favorecer la recuperaci¨®n. No parecen darse cuenta de que si la situaci¨®n ya era insostenible para los sectores m¨¢s desprotegidos, la crisis econ¨®mica la har¨ªa explosiva. No s¨¦ qu¨¦ habr¨ªa pasado sin las enormes transferencias directas que el Gobierno ha hecho a siete de cada 10 hogares mexicanos (seg¨²n sus cifras) o, peor a¨²n, si no existiese la esperanza que representa para los desesperados saber que en Palacio de Gobierno est¨¢ un hombre que habla en su nombre, pese a todo.
Sin embargo, a L¨®pez Obrador no le bastar¨¢ con tener la raz¨®n, incluso si la tiene, asumiendo que son leg¨ªtimos los argumentos presentados en su Informe. Si no consigue que el tercio superior participe activamente en la recuperaci¨®n y no se enconche en espera de mejores tiempos como parece estarlo haciendo, la estrategia de AMLO podr¨ªa ser contraproducente. El pastel podr¨¢ estar mejor repartido pero al ser m¨¢s peque?o que antes, la situaci¨®n de los pobres podr¨ªa ser la misma o peor que al momento de tomar posesi¨®n.
El segundo informe me parece una oportunidad perdida. Habr¨ªa esperado que el presidente hiciera una convocatoria parecida a la de Churchill en la II Guerra Mundial en la que no escondi¨® la gravedad de la situaci¨®n y, por el contrario, la utiliz¨® para invocar la necesidad de salir avante todos juntos por encima de las diferencias. En lugar de ello, AMLO presumi¨® el mejor de los gobiernos en el peor de los tiempos; una especie de ¡°yo estoy bien, mis cr¨ªticos no¡±.
A cuatro a?os del final o 70 minutos de juego todav¨ªa hay espacio para un ajuste en la estrategia. Esto no significa pedirle al presidente que traicione sus ideales; est¨¢ claro que este es el tiempo de los pobres y no entenderlo as¨ª es coquetear con el abismo. Pero incluso en beneficio de los que menos tienen es imprescindible restaurar la confianza en los agentes econ¨®micos, buscar aquello en lo que todos pueden coincidir, convencer en lugar de provocar y buscar consensos. Lo que vimos el martes no lo fue.
@jorgezepedap
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