Trump, lagartos espaciales y nueva pol¨ªtica
Mucho me temo que las teor¨ªas conspiratorias no desaparecer¨¢n el mi¨¦rcoles con la toma de posesi¨®n de Biden y el retiro de Trump
Lo confieso: esto que contar¨¦ tiene algo de m¨®rbido. Llevo algunos d¨ªas siguiendo a una suerte de familia o ¡°panal¡± de cuentas de Twitter que apoyan expl¨ªcitamente al ya casi expresidente estadounidense Donald Trump. Comenc¨¦ a detectarlas por los retuits burlescos que les hicieron algunos contactos durante la toma del Capitolio, el pasado 6 de enero, acci¨®n que los integrantes del ¡°panal¡± y sus hermanos de ideario entend¨ªan como la fecha de un levantamiento de proporciones b¨ªblicas y el pin¨¢culo de la lucha del bien contra el mal, y que el resto del mundo vio como una mascarada sangrienta de la ultraderecha m¨¢s alucinada. Las he monitoreado desde entonces.
El primer asombro que depara la revisi¨®n de los mensajes que publica e intercambia este panal determinado consiste en que muchos de los fervientes ¡°patriotas¡± que lo integran (¡°patriotas¡±: as¨ª se denominan m¨¢s o menos gen¨¦ricamente entre ellos) no son ciudadanos de Estados Unidos y no residen siquiera en aquel pa¨ªs. Se trata, por ejemplo, de miles de venezolanos, espa?oles, argentinos y mexicanos (hay de otras geograf¨ªas, claro, aunque, aparentemente, en menor cantidad), identificados por el hecho de que opinan con frecuencia tambi¨¦n sobre asuntos de sus respectivas pol¨ªticas dom¨¦sticas (un dato curioso es que hay entre ellos tanto gente que se autoidentifica de derecha como de izquierda). Y no: no me parece que se trate de ¡°bots¡±, al menos si entendemos a los ¡°bots¡± como lo que son: cuentas falsas y automatizadas. Dada su enorme y singular actividad de publicaciones, comentarios y glosas detalladas, hay que suponer que esta se trata de gente real. Rar¨ªsima, desde luego, pero que existe.
?Por qu¨¦ digo ¡°rar¨ªsima¡±? Es verdad que uno puede caer en la tentaci¨®n de establecer un criterio de normalidad a partir de sus propias opiniones y considerar ¡°ex¨®ticos¡± a quienes piensen diferente y cada vez m¨¢s seg¨²n el grado de las discrepancias. Pero no: en este caso me parece que se trata de algo m¨¢s. Porque al margen de que esta gente no piense como uno, ni siquiera parece compartirse con ellos un piso com¨²n de realidad. Es decir que, en sus mensajes, los integrantes del ¡°panal¡± incluyen elementos tan fantasiosos que, sinceramente, es dif¨ªcil creer que alguien racional pudiera tenerlos en mente.
Esta gente sostiene no solo que Donald Trump gan¨® ¡°por paliza¡± las elecciones presidenciales (una idea refutada por los resultados oficiales) y que fue v¨ªctima de un fraude colosal (extremo que han desestimado decenas de tribunales de todos los ¨®rdenes en Estados Unidos, incluida la Suprema Corte de mayor¨ªa conservadora, por el sencillo motivo de que no hay prueba alguna), sino que no entregar¨¢ el poder y tendr¨¢ un segundo mandato. Est¨¢n convencidos de que Joe Biden (presidente electo), Kamala Harris (vicepresidente electa), Nancy Pelosi (l¨ªder de la C¨¢mara de Representantes del Congreso) y otros destacados dem¨®cratas ser¨¢n detenidos (?o ya lo han sido!) antes de la toma de posesi¨®n. Aseguran, de hecho, que hay en marcha un plan de Trump para ¡°desenmascarar¡± a los poderosos del mundo y acabar, de un plumazo, con sus rivales pol¨ªticos, con los due?os de las empresas tecnol¨®gicas que lo silenciaron de sus plataformas (luego de sus llamados a la violencia) y, de paso, con las ¡°redes del crimen¡± que los impulsan. Tambi¨¦n dicen, ya en esas, que la toma del Capitolio en realidad fue culpa de unos infiltrados. Cosa curiosa: el ataque era una heroicidad ¡°patriota¡± hasta que fracas¨®¡ y entonces se convirti¨® en un complot enemigo¡
?Qui¨¦nes integran, por cierto, esas ¡°redes criminales¡±? As¨®mbrese usted: una serie de pillos muy conocidos, cuyos nexos con el nuevo Gobierno no se establecen ni siquiera tenuemente, y tambi¨¦n, c¨®mo no, un buen pu?ado de extraterrestres. En el panal se cruzan alegremente decenas de montajes. Uno asegura que Joe Biden ha muerto ¡°hace una semana¡± y gobernar¨¢ en forma de holograma, como en Star Wars. Otro muestra a Nancy Pelosi siendo arrestada, y uno m¨¢s a Hillary Clinton dejando ver bajo sus rasgos habituales la piel y los ojos de lagarto sideral¡
Mucho me temo que estas quimeras, que no son originales del ¡°panal¡± sino que est¨¢n ampliamente extendidas entre las redes pro-Trump (pero tampoco son exclusivas de ellas: hay conspiracionismo y denuncias contra los lagartos, igual que entre ciertos ¡°progres¡± o de otras tendencias) no desaparecer¨¢n el mi¨¦rcoles, con la toma de posesi¨®n de Biden y el retiro de Trump a sus mansiones de Florida. Aunque un nuevo golpe ¡°patriota¡± no llegue a ocurrir (hay miles de guardias nacionales desplegados en Washington para prevenirlo), ni tampoco sucedan las detenciones de dem¨®cratas que esperan, ni nadie compruebe que Biden muri¨® o que Hillary Clinton proviene de una galaxia lejana, queda claro que esta gente no necesita ninguna clase de v¨ªnculos con la realidad verificable. Le bastan sus prejuicios y su docilidad ante el carisma de las voces que la manipulan. ?Tendremos que habituarnos a que la discusi¨®n p¨²blica prescinda de la raz¨®n como eje y se conforme a debatir con delirios, fantas¨ªas y lagartos del espacio? ?La pol¨ªtica futura tendr¨¢ que calcularse, toda, con respecto a la estupidez?
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