Expedientes de Cienfuegos, no lea
Las tachaduras son la reiteraci¨®n del poder: alguien controla qu¨¦ se dice, qu¨¦ no se dice. El destruir deliberadamente para ocultar, el ocultar para dejar claro d¨®nde est¨¢ el poder
El pasado s¨¢bado por la noche la Fiscal¨ªa General de la Rep¨²blica hizo p¨²blico el expediente que elabor¨® ¡ªcon informaci¨®n del Departamento de Justicia de Estados Unidos¡ª en contra del general Salvador Cienfuegos por supuestas relaciones con el narcotr¨¢fico, sin embargo, la mayor parte del expediente, dividido en dos tomos con m¨¢s de mil p¨¢ginas, est¨¢ tachado con bloques negros. Son apenas legibles las declaraciones m¨¢s personales en el extenso documento, las respuestas clave, por supuesto, aparecen tachadas como lo est¨¢n cientos de p¨¢ginas en negro. Sin embargo, la conclusi¨®n del expediente es que las pruebas acumuladas por el Departamento de Justicia son insuficientes para procesar a Cienfuegos. A nuestros ojos se trata de un documento tachado en grandes bloques negros que a veces ocultan por completo el cuerpo del texto en un enorme rect¨¢ngulo negro, a veces en bloques negros angostos que detr¨¢s esconden p¨¢rrafos, en otras p¨¢ginas se alcanzan a ver los espacios entre los bloques que son frases, a veces se alcanzan a distinguir palabras sueltas, todas ellas fantasmales como cuando entre pixeles alcanzamos a distinguir una silueta apenas. En todo caso, el expediente es ilegible. Para muchos fue una mala broma, un meme, un mal poema, uno poco interesante, pero pareciera ser cualquier otra cosa antes que expediente clave en el caso Cienfuegos en una Administraci¨®n que se jacta de su transparencia. Tenemos un veredicto y un largo documento tachado en bloques negros chicos, medianos y grandes: los espectros de una informaci¨®n crucial.
Hoy en d¨ªa tenemos sobreinformaci¨®n en las redes sociales, una sobreexposici¨®n de textos, y las palabras como nunca son funcionales, est¨¢n al servicio de la verdad, y, sobre todas las cosas, deben ser portadoras de mensajes, especialmente cuando se trata de la pol¨ªtica que nos ata?e a todas y todos. Los mensajes claros son lo deseable en una democracia, este es el problema con el este documento opaco. Cosas muy interesantes se han escrito al respecto de las implicaciones pol¨ªticas de las tachaduras del expediente, de todo lo que oculta el expediente y habla de la actual administraci¨®n. Sin embargo, hay, me parece, un aspecto interesante cuando se presenta a la mirada p¨²blica un documento de suma importancia tambi¨¦n en la relaci¨®n entre M¨¦xico y Estados Unidos. Un compendio de hojas tachadas y lo que esto nos puede llevar a pensar sobre otros textos tachados, borrados, censurados y quemados.
Los expedientes oficiales son en s¨ª un despliegue de poder: jerarquizan, ordenan, controlan. Las tachaduras son la reiteraci¨®n de ese poder: alguien controla qu¨¦ se dice, qu¨¦ no se dice. Como lo ha sido hist¨®ricamente la censura de los textos, de los libros y la quema. El destruir deliberadamente para ocultar, el ocultar para dejar claro d¨®nde est¨¢ el poder. Fernando R. de la Flor en su libro Biblioclasmo habla de la que quiz¨¢s sea la primera vez que se destruy¨® voluntariamente un libro, una historia tan antigua como los mismos libros. En el a?o 213 a.C. el emperador T¡¯sin Shihuangti mand¨® quemar escritos en madera que eran una cr¨ªtica a su Gobierno. Mucho m¨¢s adelante en el siglo XVI, Juan de Zum¨¢rraga, el primer arzobispo de M¨¦xico, mand¨® quemar todos las pinturas y libros que alud¨ªan a la idolatr¨ªa azteca. En el Segundo Imperio franc¨¦s, hab¨ªa censores que decid¨ªan qu¨¦ versos o qu¨¦ escenas en las novelas pod¨ªan o no imprimirse y circular, de ah¨ª los famosos casos legales en contra de Las flores del mal de Baudelaire y la novela Madame Bovary de Gustav Flaubert, quienes se enfrentaron en la corte contra el mismo joven abogado que analiz¨® y critic¨® sus libros en la corte argumentando todo lo nocivos que eran los libros, el mal que hac¨ªan en contra la realidad y la sociedad de su ¨¦poca. El acabar con la cr¨ªtica, callarla, no qued¨® enterrado los pol¨ªticos de siglos anteriores; buscar quemar la diferencia, oprimir desde el racismo, tampoco. Como hoy podemos verlo con el expediente, se busca dejar claro qui¨¦n tiene el poder y qu¨¦ se decide ocultar desde all¨ª.
Tambi¨¦n est¨¢ la otra cara de la moneda, la intervenci¨®n desde el arte, no desde el poder. Uno de los documentos m¨¢s emblem¨¢ticos de las relaciones entre Estados Unidos y M¨¦xico es el Tratado de Libre Comercio de Am¨¦rica del Norte. En este sentido 1994 fue un a?o muy importante en las relaciones comerciales entre los dos lados de la frontera porque se hizo expl¨ªcita, entre otras cosas, la pol¨ªtica neoliberal que trajo como consecuencia las terribles pol¨ªticas migratorias, los abusos atroces en la frontera en contra de los migrantes, entre tantas otras cosas. Veinte a?os despu¨¦s del TLCAN, el poeta y traductor Hugo Garc¨ªa Manr¨ªquez intervino este documento oficial desvaneciendo la gran mayor¨ªa del documento en una tinta gris claro, casi espectral, dejando en negro las palabras que quer¨ªa resaltar. En sentido contrario a las tachaduras del expediente Cienfuegos, pues aclarar la tipograf¨ªa est¨¢ en contrasentido de la bandera del neoliberalismo, pues hace complicada la lectura, es ilegible no porque la oculta, sino porque la dificulta. Que es lo contrario que busca un consumidor: lo dif¨ªcil, lo lento y lo in¨²til del lenguaje. Desde el arte en el Anti-Humboldt, Garc¨ªa Manr¨ªquez deja el fantasma del TLCAN y resalta en negro tensando as¨ª todo lo que el documento propone: ¡°Maquiladora existente, y en la cual ninguna empresa (¡) tiene un accionista mayoritario com¨²n con cualquier otra empresa (¡) en la capacidad de producci¨®n de una empresa de la industria terminal que resulte de un desastre natural, incendio, explosi¨®n, u otros eventos imprevistos fuera del control de dicha empresa¡±. El poema mismo es la frontera entre la funcionalidad del lenguaje desde el poder y la cr¨ªtica a ese poder, y cruza, desde el arte, a la cr¨ªtica. Hacia un nuevo significado desde ese nuevo espacio en el que se convierte.
C¨®mo me gustar¨ªa seguir hablando de otros textos ilegibles, de otros textos tachados, de otros documentos quemados y de otros espectros de textos. Del gran artista del lenguaje Ulises Carri¨®n en El nuevo arte de hacer libros, en donde escribe al respecto de ese momento en el que el lenguaje siendo lenguaje tambi¨¦n puede convertirse en su propio fantasma, donde cuestiona el reverso del lenguaje desde el lenguaje mismo: ¡°Desatiende las intenciones, la utilidad, y se vuelve sobre s¨ª mismo, se investiga a s¨ª mismo, en busca de formas, de series de formas, que den nacimiento a, se acoplen con, se desplieguen en, secuencias espacio-temporales¡±. Todos los otros lugares desde los cuales se puede hacer ilegible un texto sin tachaduras, borraduras, fuego o despliegues de poder. Pero, regresando al expediente Cienfuegos, tenemos un mont¨®n de tachaduras que se hicieron p¨²blicas a las que tal vez Carri¨®n pudiera leer, no sabemos qu¨¦ dicen, pero: ¡°Eso ya las nombr¨® Hamlet, gran lector de libros: palabras, palabras, palabras¡±. Eso es lo que parece estar en las m¨¢s de mil p¨¢ginas detr¨¢s del negro, de las tachaduras que nos hace tambi¨¦n pensar en otras censuras, borraduras y llamas altas del fuego, pues si algo dicen las tachaduras, tal vez el resumen m¨¢s corto sea esta pieza de Ulises Carri¨®n: ¡°Querido lector. No lea¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.