Las cuentas pendientes de Anaya
El excandidato presidencial panista anuncia su exilio de M¨¦xico tras ser requerido por la Fiscal¨ªa General de la Rep¨²blica y acusa a L¨®pez Obrador de querer encarcelarlo
Si la Fiscal¨ªa General de la Rep¨²blica (FGR) fuera aut¨®noma, tendr¨ªa que afanarse en hacerle llegar a L¨®pez Obrador el mexican¨ªsimo mensaje de ¡°no me ayudes, compadre¡±. La andanada que el presidente le dedic¨® el lunes en su ma?anera al excandidato presidencial panista Ricardo Anaya es, de entrada, lo m¨¢s parecido a un efecto corruptor. A la vulneraci¨®n, desde el Gobierno, de la presunci¨®n de inocencia de un contrincante pol¨ªtico.
Si la FGR fuera profesional, habr¨ªa en la sociedad mexicana sorpresa al enterarse de que un pol¨ªtico que ha manifestado sonoras cr¨ªticas al presidente de la Rep¨²blica, y ha manifestado su aspiraci¨®n presidencial, es ahora requerido en una indagatoria por el caso Odebrecht. Pero lo de la fiscal¨ªa de Gertz citando a Anaya estaba m¨¢s cantado que el gusto de Andr¨¦s por victimizarse en cada rev¨¦s.
Si Alejandro Gertz Manero fuera aut¨®nomo, sus expedientes no ser¨ªan gestionados con un c¨¢lculo y tino de relojer¨ªa suiza a favor de los tiempos de L¨®pez Obrador; y en contra de la l¨®gica, del debido proceso y hasta de la optimizaci¨®n de recursos. El fiscal y el presidente se adivinan agendas y prioridades. Todo contra los acusados del acusado que reposa en su casa, nada contra el crimen organizado o los pol¨ªticos de este sexenio exhibidos en videos o con documentos del registro p¨²blico de la propiedad.
Pero aqu¨ª est¨¢ la pol¨ªtica mexicana. Centrada en una causa abierta a partir del varias veces cuestionado testimonio de Emilio Lozoya, exdirector de Petr¨®leos Mexicanos (Pemex), y no en las nada leves acometidas de la realidad.
El cicl¨®n tropical Grace ha dejado el fin de semana una docena de muertos y destrucci¨®n en Veracruz, pero al presidente la tormenta que le interesa prioritariamente en el pen¨²ltimo lunes de este agosto es una donde con todos los recursos propagand¨ªsticos del Estado se llene de lodo a pol¨ªticos ligados al PAN y tambi¨¦n al PRI.
En el ojo de este hurac¨¢n est¨¢ Ricardo Anaya, un caso raro de la grilla nacional. Panista sin actividad partidista. Excandidato presidencial que estrell¨® su mete¨®rica carrera en la pasada elecci¨®n, y que hoy quiere la revancha (eran los perredistas los que hac¨ªan eso de repetir candidatura fracasada). Due?o de una capacidad ret¨®rica y anal¨ªtica notables, pero igualmente poseedor de vulgares esc¨¢ndalos en operaciones inmobiliarias. Exiliado, seg¨²n dice, que ya hab¨ªa vivido holgadamente en el extranjero. Exhonerado por Pe?a Nieto, a quien prometi¨® encarcerlar. ?Aguantar¨¢ el queretano el vendaval presidencial?
La ofensiva que en su momento desde la presidencia de la Rep¨²blica lanz¨® Vicente Fox en contra de L¨®pez Obrador fue agradecida en privado por el entonces jefe de Gobierno de la capital mexicana. AMLO supo que inadvertidamente el guanajuatense se convirti¨® en su publicista m¨¢s efectivo. ?Anaya es el nuevo Andr¨¦s Manuel? Al presidente le encantar¨ªa que Ricardo creyera que s¨ª.
En Palacio Nacional se dedicaron de entrada este lunes 44 minutos al tema Anaya. La ret¨®rica presidencial no defraud¨® al respetable: en todo tiempo el tabasque?o se puso de ejemplo de lo que es un luchador social para mostrar al panista que no ha de temer si su causa es justa. ¡°Incluso no afecta ir a la c¨¢rcel si uno es inocente¡±, coquete¨® L¨®pez Obrador, que nunca ha pisado una prisi¨®n.
La comparaci¨®n es burda. L¨®pez Obrador salv¨® la c¨¢rcel porque algunos mecanismos del sistema priista y panista ten¨ªan frenos que, en los mejores de los casos, al final se activaban para buscar un arreglo, una negociaci¨®n, minimizar los costos para todos. Pero tambi¨¦n porque siempre tuvo tras de s¨ª, no solo causa y decisi¨®n, sino seguidores y partido. Eso pes¨®. Al d¨ªa de hoy Anaya carece de las dos ¨²ltimas condiciones. Y sobre las dos primeras, todav¨ªa est¨¢ por verse si aguantan los vientos que ha desatado la Presidencia.
Porque Anaya es un pol¨ªtico at¨ªpico. Sus discursos en la C¨¢mara de Diputados de la primera parte del pe?ismo encandilaron a medios y p¨²blico. Su disciplina se volvi¨® una leyenda. Pero tambi¨¦n pronto se supo de su car¨¢cter veleidoso, de que dejaba en el camino sin el m¨ªnimo asomo de agradecimiento a sus anteriores aliados y patrocinadores. Tritur¨® a Madero y a Calder¨®n, por igual.
Al quedarse con la candidatura presidencial pec¨® de autosuficiencia. Si solo pudo llegar hasta ah¨ª, solo ser¨ªa presidente. Invit¨® a algunos notables a su cuarto de guerra pero crey¨® que su diagn¨®stico articulado y moderna propuesta desbaratar¨ªa el elemental, pero poderoso, discurso anticorrupci¨®n que enarbolaba L¨®pez Obrador. Era el candidato para otro pa¨ªs, o para otro momento. L¨®pez Obrador le rompi¨® la narrativa al llamarle en un debate presidencial Canall¨ªn: la inteligencia no es popular, y si encima se ha pecado de engreimiento y hay sospechas de malos pasos, menos.
Qui¨¦n iba a meter las manos por Anaya si ¨¦l hab¨ªa alejado a tantos, y si algunos de sus propios excompa?eros fueron los que le denunciaron por el esc¨¢ndalo de un supuesto esquema de lavado de dinero en unas operaciones inmobiliarias en Quer¨¦taro, transacciones por 54 millones de pesos para alguien que ven¨ªa de una familia de clase media, con una educaci¨®n de excelencia pero empleos que no daban ni para el enganche.
Por esos hechos ¡ªes cierto que denuncias como esas no son raras al calor de las campa?as, pero en este caso hubo videos donde sus presuntos socios en los ilegales negocios daban minuciosos detalles¡ª enfrentar¨ªa persecuci¨®n en el anterior sexenio, Gobierno que terminar¨ªa cerrando la causa dos d¨ªas antes de que asumiera L¨®pez Obrador.
Hoy, y a pesar del batidillo que deliberadamente hizo este lunes el presidente en Palacio Nacional, a Anaya se le requiere no por las bodegas de Quer¨¦taro implicadas en supuesto lavado de capitales, sino por acusaciones de Lozoya, un protagonista-testigo mimado por la Fiscal¨ªa, quien sin embargo lleva meses sin darle al fiscal algo que le ayude a aterrizar la causa en terreno s¨®lido en t¨¦rminos de justicia.
Si Gertz Manero ha decidido que es hora de apretar en el caso Lozoya contra Panistas y priistas, tendr¨¢ que hacer un esfuerzo extra por no parecer un mero instrumento de L¨®pez Obrador para descarrilar a un aspirante a una candidatura presidencial en 2024.
Porque el presidente se colgar¨¢ de ese expediente para activar la campa?a que le urge a fin de explotar al m¨¢ximo su libreto para desacreditar a todo pol¨ªtico que no sea de Morena. Y pocos casos tan emblem¨¢ticos del anterior sistema que Anaya.
A L¨®pez Obrador no le va a importar hacer montajes como el de ayer, donde habl¨® de otra acusaci¨®n, en t¨¦rminos pr¨¢cticos hoy archivada, para poder subir al caso a Ernesto Cordero y a Javier Lozano, y a Pe?a Nieto, y a quien hiciera falta para repetir sus discursos de que todos ellos son iguales: corruptos y ambiciosos, encima descarados en su intento por seguir vigentes, en el caso de Anaya.
En ese contexto ?ser¨¢ posible juzgar a Anaya, o a otros panistas y priistas que se supone que recibieron millones de Lozoya? La respuesta la tiene Gertz Manero, que no solo peca de frecuente telepat¨ªa con L¨®pez Obrador, sino de que parece m¨¢s entretenido con expedientes en donde tiene inter¨¦s personal, de casos que vienen de tiempos en que no era el m¨¢ximo fiscal.
El juicio contra Anaya, de ocurrir, se llevar¨¢ a cabo en un ambiente donde el sistema, al contrario de tiempos pasados, apuesta a la crisis, a la ruptura, al no arreglo. Que el choque sea total y que las p¨¦rdidas se den, es lo que busca el presidente. Se siente agusto en medio del aguacero.
Anaya, por su parte, hoy supone una inc¨®gnita para sus correligionarios, que no sabr¨¢n cu¨¢nto vale la pena abrazarlo incondicionalmente, a ¨¦l que no es cabeza de un movimiento, que no dej¨® buenos recuerdos ni en el PAN ni en sus aliados del PRI, que apost¨® por s¨ª mismo e hizo perder a todos. Que qui¨¦n sabe si logre convocar simpat¨ªas populares.
La historia dir¨¢ si en el tiempo Ricardo Anaya Cort¨¦s ser¨¢ considerado como un exiliado o como un pr¨®fugo de la justicia. O las dos cosas. Lo primero porque el presidente lo incrimina en su ma?anera, cosa nada menor. Lo segundo porque la Fiscal¨ªa General de la Rep¨²blica, que no ha ganado credibilidad de imparcial, lo quiere procesar.
La cuesti¨®n es si el retorno pol¨ªtico del excandidato presidencial panista terminar¨¢ catapultado o reducido a cenizas ahora que L¨®pez Obrador hace un Fox contra ¨¦l.
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