La sombra de la continuidad

Faltan quince d¨ªas para que se realicen las elecciones presidenciales mexicanas. El pr¨®ximo domingo 2 de junio, m¨¢s de 100 millones de ciudadanos est¨¢n convocados a las urnas. Ser¨¢ una jornada atiborrada de decisiones. Se elegir¨¢ al nuevo mandatario del pa¨ªs, as¨ª como a los nuevos diputados y senadores federales. Adem¨¢s, diez entidades votar¨¢n por gobernador (jefe de Gobierno, en el caso de ...

Faltan quince d¨ªas para que se realicen las elecciones presidenciales mexicanas. El pr¨®ximo domingo 2 de junio, m¨¢s de 100 millones de ciudadanos est¨¢n convocados a las urnas. Ser¨¢ una jornada atiborrada de decisiones. Se elegir¨¢ al nuevo mandatario del pa¨ªs, as¨ª como a los nuevos diputados y senadores federales. Adem¨¢s, diez entidades votar¨¢n por gobernador (jefe de Gobierno, en el caso de Ciudad de M¨¦xico), se renovar¨¢n los congresos locales de 31 de los 32 estados y las autoridades municipales de 30 tambi¨¦n. Se trata, pues, de la madre de todas las votaciones en seis a?os a la redonda. Una batalla gigantesca, en la que confluir¨¢n todas las peque?as o grandes reyertas pol¨ªticas del sexenio.

La danza de las encuestas (que hace a?os dejaron de ser un instrumento de estudio y pasaron a ser simples piezas de propaganda, para felicidad y alivio del medio pol¨ªtico) plantea varios escenarios contradictorios. El m¨¢s probable, sin embargo, parece ser el de la continuidad. Es decir, que la aspirante oficialista, Claudia Sheinbaum, gane la presidencia de la Rep¨²blica, y que el poder de Morena, el partido de Gobierno, se mantenga m¨¢s o menos como hasta ahora, o incluso experimente avances.

Esta teor¨ªa explicar¨ªa la raz¨®n de la notable palidez de la campa?a morenista, que se ha limitado a escenificar una serie esperable de eventos y pronunciamientos llanos, sin grandes propuestas o planes de por medio. Est¨¢bamos desacostumbrados a esos anticl¨ªmax. En los recientes decenios no hemos visto gobiernos directamente continuistas, en t¨¦rminos de ejercicio del poder pol¨ªtico, de sus predecesores. Por comenzar en alg¨²n punto, pensemos en 1988: Carlos Salinas de Gortari represent¨® una ruptura con el PRI previo al que ¨¦l impuso (el neoliberal) y su postulaci¨®n implic¨® una desbandada interna muy considerable. Colosio fue asesinado en 1994, poco despu¨¦s de tratar de tomar distancia del ese PRI (Zedillo entr¨® de emergente y, luego de ganar, rompi¨® con Salinas en tiempo r¨¦cord). Fox era el candidato opositor en 2000; Calder¨®n no era el delf¨ªn de Fox en 2006 (ese era Creel), sino parte de un grupo distinto del panismo; Pe?a Nieto, en 2012, y L¨®pez Obrador, en 2018, tambi¨¦n triunfaron como opositores.

En cierta medida, podr¨ªa decirse que hemos dado volantazos cada sexenio durante un largo tiempo. ?Cu¨¢l fue el ¨²ltimo expresidente con una gran influencia y poder, como los que es de suponer que planea conservar Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador? No creo que nadie lo recuerde.

En fin. Claudia Sheinbaum sabe que lleva la ventaja y la ha administrado sin arriesgarse. En los pr¨®ximos d¨ªas veremos un incremento de tono en sus actividades, porque comenzar¨¢ a hacer ¡°cierres¡±, pero parece dudoso que rompa con la t¨®nica de disciplina y perfil medio que ha llevado. Sabe que la inercia y el tiempo son sus mejores armas.

Por su lado, ni X¨®chitl G¨¢lvez ni Jorge ?lvarez M¨¢ynez parecen hacerle sombra. G¨¢lvez tiene algunos apoyos muy encendidos en torno suyo, pero, en su mayor¨ªa, provienen de personas que hubieran votado por cualquier candidato con una m¨ªnima esperanza de vencer al oficialismo. Y M¨¢ynez ha conseguido construir, si hemos de dar cr¨¦dito al aumento de su presencia en redes, una campa?a que garantizar¨¢ el registro de su partido y, en una de esas, darle un susto a X¨®chitl G¨¢lvez. Pero poco m¨¢s.

As¨ª que, salvo sorpresa mayor, tendremos la primera presidencia expl¨ªcita y deliberadamente continuista en varios decenios. ?Con qu¨¦ libertad ejercer¨¢ el poder Claudia Sheinbaum? ?Qu¨¦ tanto pesar¨¢ su antecesor en el d¨ªa a d¨ªa y sus principales decisiones? ?Cu¨¢les de las principales crisis nacionales (la violencia, sin ir m¨¢s lejos) podr¨¢n resolverse si no hay en la mesa nuevas formas de enfrentarlas, sino solamente la intenci¨®n ser ¡°el segundo piso¡± del actual Gobierno? Veremos si al pa¨ªs le resulta la apuesta de seguir apost¨¢ndole al ¡°malo por conocido¡±.

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