Otro M¨¦xico: el debate en la ¡°burbuja¡± de San Pedro Garza Garc¨ªa

San Pedro Garza Garc¨ªa, que forma parte de la zona metropolitana de Monterrey, Nuevo Le¨®n, no es un municipio como los dem¨¢s. ?Qu¨¦ lo hace tan particular, si se trata de un lugar relativamente poco poblado, y solo alrededor de 132.000 personas viven all¨ª, seg¨²n el censo m¨¢s reciente, mientras que en toda la mancha urbana de Monterrey residen m¨¢s de cinco millones de habitantes? Hay varios detalles que lo distinguen con un brillo que parece trazado por un resaltador.

Garza Garc¨ªa es uno de los municipios m¨¢s ricos de M¨¦xico (existen varios m¨¦todos para realizar esta medici¨®n, pero en todos los ¨ªndices ocupa los primer¨ªsimos lugares, si no es que el n¨²mero uno). Y, de hecho, tambi¨¦n aparece en lo alto de la lista de los municipios m¨¢s adinerados de toda Am¨¦rica Latina. Su percepci¨®n de inseguridad se cuenta entre las m¨¢s bajas del pa¨ªs, lo que, en el escenario de la hiperviolencia mexicana, es de notarse. Es el hogar ancestral de algunos de los m¨¢s ilustres linajes empresariales nacionales, y, por tanto, de los corporativos de sus industrias. Y es reconocido por el alto poder adquisitivo de sus habitantes, as¨ª como su particular ¡°cultura¡±, que algunos admiran como ¡°aristocr¨¢tica¡±, otros tachan de ¡°burguesa¡±. Nada de esto, claro, implica que el cien por ciento de la gente del municipio viva existencias de ensue?o y no sufra carencias, pero estad¨ªsticamente, al menos, est¨¢ muy por arriba de la inmensa mayor¨ªa del pa¨ªs en cuanto a bienestar econ¨®mico.

Pues San Pedro Garza Garc¨ªa, con todo y sus blasones, fue escenario, la semana pasada, de un debate de candidatos a la alcald¨ªa digno de Alicia en el Pa¨ªs de las Maravillas. Vaya, por las caracter¨ªsticas propias del lugar, no era posible esperar un encontronazo de aspirantes similar a los de otras ¨¢reas del pa¨ªs, en las que los problemas apremiantes para las autoridades son la marginaci¨®n, la violencia o la falta de oportunidades. Pero, de cualquier modo, para un espectador externo, result¨® un espect¨¢culo muy llamativo que se volviera central la discusi¨®n sobre lo dif¨ªcil que resulta estacionar la camioneta en la zona del ¡°centrito¡±, en la tradicional Colonia del Valle, lugar lleno de comercios, restaurantes y lugares de entretenimiento, y en el que existe un proyecto de rehabilitaci¨®n y creaci¨®n de un ¨¢rea peatonal y verde. Es cierto que cada sitio tiene sus propios l¨ªos y de nada sirve debatir sobre lo que ocurre a 2.000 kil¨®metros en un debate municipal. S¨ª, pero¡­ ?la falta de estacionamiento como crisis? ?En serio?

Claro que hubo m¨¢s. Como que el tres veces alcalde panista, Mauricio Fern¨¢ndez Garza, se burlara de su rival de MC, Lorenia Canavati, dici¨¦ndole: ¡°Adem¨¢s del velador que tienes en tu casa, ?qu¨¦ otra experiencia tienes en seguridad?¡±. Canavati respondi¨® acusando a Fern¨¢ndez Garza de pactar con el crimen organizado y el empresario, a quien se considera due?o de la mayor fortuna del municipio, decidi¨® marcharse en el acto, quej¨¢ndose de que aquello no era ya un ¡°encuentro de ideas¡± y de haber sido atacado ¡°sin bases ni pruebas¡±. No, no existen muchos antecedentes de candidatos que manden al diablo el debate en el que estaban empe?ados.

Entretanto, la aspirante del PT, Margarita Quiroz, se puso tan nerviosa que, al enunciar sus propuestas en materia de medio ambiente, se puso a cantinflear y acab¨® por confesarse: ¡°Ay, perd¨®n, me estoy abrumando¡±. Y, quiz¨¢ para no quedarse atr¨¢s, Canavati y su rival de Morena, Paulina Flores, terminaron enzarzadas en otro cruce hostil, en el que la morenista declar¨® que no ten¨ªa la misma experiencia de Canavati por ser obviamente m¨¢s joven y la candidata de MC la barri¨® con la mirada y dijo, con un gesto de desagrado inocultable: ¡°?C¨®mo se te ocurri¨® ser candidata y adem¨¢s¡­ por Morena?¡±.

Muchos creen que la vida en San Pedro Garza Garc¨ªa es como la de un rico suburbio estadounidense. Pues, en ese sentido, hay que reconocer que el debate de sus candidatos a alcalde fue todo un cap¨ªtulo de sitcom. Nom¨¢s faltaron las risas grabadas.

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