La reforma judicial y la inversi¨®n privada
Las necesidades de complacer sin m¨¢s los deseos de su todav¨ªa l¨ªder han llevado a los integrantes ¡ªsalientes y entrantes¡ª del oficialismo a deformar distintos aspectos materiales
Las necesidades de complacer sin m¨¢s los deseos de su todav¨ªa l¨ªder han llevado a los integrantes ¡ªsalientes y entrantes¡ª del oficialismo a dejar de reflexionar sobre los deseos presidenciales. Lo que acontece con la propuesta de reforma judicial es un claro ejemplo de ello. Lejos, muy lejos, de tomarse en serio la gravedad de lo planteado por L¨®pez Obrador el 5 de febrero del a?o en curso, para analizar sus propuestas se ha instaurado un modo de proceder negacionista, cuando no, ...
Las necesidades de complacer sin m¨¢s los deseos de su todav¨ªa l¨ªder han llevado a los integrantes ¡ªsalientes y entrantes¡ª del oficialismo a dejar de reflexionar sobre los deseos presidenciales. Lo que acontece con la propuesta de reforma judicial es un claro ejemplo de ello. Lejos, muy lejos, de tomarse en serio la gravedad de lo planteado por L¨®pez Obrador el 5 de febrero del a?o en curso, para analizar sus propuestas se ha instaurado un modo de proceder negacionista, cuando no, de plano, afirmacionista. El primero ha consistido en rechazar, sin m¨¢s, cualquier tipo de objeci¨®n fundacional, operativa o funcional a cualquier aspecto de la iniciativa; el segundo, en sostener, tambi¨¦n sin m¨¢s, las virtudes o hasta excelsitudes de los deseos presidenciales.
Para poder sustentar ambos procederes, los oficialistas ¡ªcon o sin cargo p¨²blico¡ª han tenido que deformar distintos aspectos materiales. Por ejemplo, han tenido que se?alar la viabilidad operativa de una elecci¨®n num¨¦rica y presupuestalmente imposible, o han tenido que rechazar las objeciones hechas al modelo boliviano desde el cual apelan. En su complaciente actuar, han tenido que alterar los hechos tal como son y que, de manera simult¨¢nea, les trasciende y afecta. Es en esta disposici¨®n como se han pronunciado sobre la incidencia de la reforma en los mercados y el financiamiento privado a los proyectos del gobierno entrante.
El contexto de su discusi¨®n est¨¢ fundado en la parad¨®jica condici¨®n de suponer que, por una parte, el nacionalismo es pr¨¢cticamente autorreferente en la obtenci¨®n de proyectos y recursos y que, por otra parte, estos ¨²ltimos tienen que complementarse con inversiones provenientes de los capitales nacional y extranjero. Esta tensi¨®n ¡ªde un orden m¨¢s bien ret¨®rico¡ª ha producido y produce discursos y posicionamientos err¨¢ticos frente a la propuesta de reforma judicial.
En ¨¢nimo nacionalista sostiene que la propuesta de L¨®pez Obrador est¨¢ sobre las inversiones y los mercados. Que la fuerza moral del presidente es suficiente para imponerse al ego¨ªsmo y maldad que a aquellos se les atribuye. En el entusiasmo personal y moral que tales discursos concitan, la reforma termina siendo la ¨²nica elecci¨®n posible ¡ªpor correcta¡ª respecto de toda la acci¨®n judicial del Estado mexicano.
Al lado de esta imagen, est¨¢ la realidad agradable y desagradable, provechosa y destructiva, de los mercados y del financiamiento del proyecto nacional. Por m¨¢s que quieran fundar la propuesta del presidente saliente en sus virtudes y moralidad intr¨ªnseca, saben que, como El Quijote con la iglesia, algo han de hacer con los mercados e inversiones con las que se han topado en esta nuestra compleja y desigual modernidad.
La dimensi¨®n negacionista del oficialismo sustenta que la reforma no tendr¨ªa ning¨²n efecto sobre las inversiones futuras, o que los mercados ya la descontaron. Este primer aspecto se refuta, por ejemplo, con la lectura del informe que a finales de julio present¨® la calificadora Fitch sobre nuestro pa¨ªs. A diferencia de lo que cuentan entre los apoyadores de la reforma ¡ªy de lo que posiblemente le cuentan a la presidenta electa¡ª hay preocupaci¨®n entre los mercados y los inversionistas sobre los alcances de la reforma. Es por ello que se han detenido las inversiones en nuestro pa¨ªs y se est¨¢ analizando la permanencia de las ya realizadas en el futuro pr¨®ximo. Por otra parte, no es verdad que los mercados ya descontaron la reforma. Existe la idea de que la pr¨®xima presidenta puede asumir plenamente el hecho de haber sido electa directamente ¡ªy no por intermedio o gracia de otra persona¡ª para evitar que el nuevo Congreso reforme la Constituci¨®n. Existe la idea de que la propuesta de L¨®pez Obrador puede modificarse. Estas dos posibilidades han provocado que los mercados, los fondos o los inversionistas, no hayan descontado la reforma. En realidad, no se ha asumido ¡ªni menos reflejado¡ª que las discusiones y la publicaci¨®n de los nuevos textos constitucionales no tenga efecto en la inversi¨®n o la calificaci¨®n de nuestro pa¨ªs. Que los inversionistas ya aceptaron que a los juzgadores se les elija por voto popular y se sometan a un tribunal disciplinario. Que para la administraci¨®n fiduciaria de los capitales encomendados, da igual que se mantenga lo que hoy existe a lo que conforme a la propuesta pueda resultar. Que lo actual y lo posible son iguales o indiferentes para la seguridad de las inversiones. En realidad, resulta dif¨ªcil suponer que el mercado reaccion¨® frente a algo cuyos alcances y costos fiscales e institucionales no se conocen, sencillamente porque la reforma no ha sido aprobada.
En el ¨¢mbito afirmacionista sobre la reforma, las cosas no son menos fantasiosas que en el negacionista. Se sostiene que las inversiones no s¨®lo no habr¨¢n de irse, sino que la elecci¨®n popular de los juzgadores producir¨¢, de una vez por todas, la identificaci¨®n entre ¨¦stos y la verdadera justicia, y que tal identificaci¨®n derramar¨¢ sus beneficios sobre los capitales privados. Que la identificaci¨®n entre justiciables y juzgadores producir¨¢ la aut¨¦ntica justicia. Instalados en esas condiciones, a los inversionistas se les dice que no s¨®lo no deben temer a la reforma, sino que deben abrazarla por estar alineada con los deberes fiduciarios.
En los pr¨®ximos a?os M¨¦xico requerir¨¢ de enormes recursos para sacar adelante a su poblaci¨®n. Es necesario invertir en energ¨ªas, agua, seguridad, infraestructura, empleos remunerados, salud y tantas otras carencias. Es importante dejar de asumir que M¨¦xico es algo as¨ª como un favorito de los mercados, cuando en realidad los pa¨ªses compiten por el capital externo a partir de diversas bases institucionales, una de las cuales es la independencia de sus correspondientes poderes judiciales.
Si m¨¢s all¨¢ de una ret¨®rica que no se aviene a los hechos existentes para el desarrollo nacional en abstracto y de su poblaci¨®n en concreto, se requiere del financiamiento p¨²blico y privado, no es una buena idea dejar de discutir, al menos, la relaci¨®n entre la propuesta de reforma judicial y los objetivos de crecimiento y desarrollo del pa¨ªs. La negativa a hacerlo deja la sensaci¨®n de una audiencia irrestricta a los deseos del presidente que se va, sin tomar en cuenta ni el proyecto de la presidenta ni de los legisladores que llegan ni, menos a¨²n, de las posibilidades reales de bienestar para la poblaci¨®n mexicana.
@JRCossio
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