Yunes: el sacrificio
Lo valioso, lo que realmente anhelamos, exige alg¨²n tipo de expiaci¨®n. Alguna renuncia que equilibre la balanza. As¨ª, un nuevo sacrificio tuvo lugar: el senador plurinominal por el PAN, Miguel ?ngel Yunes M¨¢rquez
Hacia el a?o 1500, una sequ¨ªa feroz se extend¨ªa como maldici¨®n sobre la gran Tenochtitl¨¢n. Los tenochcas, con la mirada clavada en el cielo, ve¨ªan morir los campos de ma¨ªz bajo el sol implacable. Solo hab¨ªa una opci¨®n: apaciguar a Tl¨¢loc. Una ofrenda devolver¨ªa la lluvia y la vida a la tierra. ?El sacrificio? El coraz¨®n palpitante de un ni?o en lo alto del Templo Mayor.
Siempre ha sido as¨ª: lo valioso ¡ªlo que realmente anhelamos¡ª exige alg¨²n tipo de expiaci¨®n. Alguna renuncia que equilibre la balanza. Nada se obtiene sin pagar su precio. As¨ª, el martes pasado ¡ªen pleno apogeo de la era contempor¨¢nea¡ª un nuevo sacrificio tuvo lugar. Esta vez, en la Antigua Casona de Xicot¨¦ncatl, otrora sede del Senado. A tan solo unas cuadras del coraz¨®n del imperio. La presa ser¨ªa un villano de anta?o: el senador plurinominal por el PAN, Miguel ?ngel Yunes M¨¢rquez. Exalcalde de Boca del R¨ªo, Veracruz y heredero del exgobernador del mismo estado. Un apellido con m¨¢s delitos que honores.
Con el heredero, Morena y sus aliados aseguraron el ansiado voto n¨²mero 86, el ¨²ltimo necesario para aprobar la reforma judicial que ¡ªcuenta la leyenda¡ª desterrar¨¢ la corrupci¨®n del tercer poder y devolver¨¢ la legitimidad perdida (quiero decir vendida). El partido guinda consigui¨® el voto faltante usando a lo m¨¢s infame de la oposici¨®n. Ojo por ojo, diente por diente. La mayor¨ªa calificada a cambio de un chacal con precio marcado.
El aquelarre comenz¨® poco antes de las once. Para inaugurar el c¨ªrculo ¡ªentre humo denso y c¨¢nticos fren¨¦ticos¡ª ingres¨® al recinto Miguel ?ngel Yunes Linares: el Judas supremo. Sonaron las trompetas de la muerte. Frente a ellos, el viejo enemigo de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador y padre del traidor.
El viejo gobernador, voz quebrada, empez¨® a recitar palabras antiguas y olvidadas frente al recinto. Un hechizo: ¡°Ni cobarde, ni traidor¡±. Los panistas, feroces, no se dejaron enga?ar: llamaron al demonio por su verdadero nombre. Traidor. Monedas volaron por los aires en un intento desesperado de exorcismo (o de recompra).
Ya para las 23.00 horas, con veinte minutos y con el hijo presente en sesi¨®n, todo estaba listo para mezclar ingredientes en un ¨²nico y destellante caldero:
40 gramos de una orden de aprehensi¨®n en contra del senador Yunes M¨¢rquez, acusado de falsificar su residencia para competir en la elecci¨®n de 2021 por la presidencia municipal de Veracruz.
Dos velas encendidas simbolizando la confesi¨®n del senador sobre su fuga a Jacksonville, EEUU.
Tres gotas de la solicitud de extradici¨®n enviada a la Interpol para traerlo de vuelta.
Un objeto personal de Patricia Lobeira, su esposa, quien asumi¨® su lugar en el municipio de Veracruz tras la revocaci¨®n de su candidatura por falsedades.
Incienso de la orden de aprehensi¨®n contra su hermano, Fernando Yunes M¨¢rquez, exalcalde de Veracruz y virtual diputado local por el PAN, acusado de desviar 117 millones de pesos del fondo de pensiones de los trabajadores.
Un cuarzo de la otra orden de aprehensi¨®n contra el hermano, por coaccionar a empleados municipales a trabajar en la campa?a de su hermano, bajo amenaza de despido.
100 gramos de ceniza de cada orden de aprehensi¨®n contra su padre por las acusaciones de Lydia Cacho que lo se?alan por su presunta participaci¨®n en una red de pederastia y trata de personas. Repito: red de pederastia y trata de personas.
6 ramas de la orden de aprehensi¨®n adicional contra el padre por enriquecimiento il¨ªcito cuando dirig¨ªa el ISSSTE.
30 monedas arrojadas por Lily T¨¦llez.
1 recipiente con todas las promesas adicionales susurradas por Ad¨¢n Augusto L¨®pez Hern¨¢ndez como ¨²ltimo sacrificio.
Con todo aquello en el pote, el heredero verbaliz¨® el final hechizo: ¡°En la decisi¨®n m¨¢s dif¨ªcil de mi vida, he determinado dar mi voto a favor del dictamen para crear un nuevo modelo de impartici¨®n de justicia¡±.
Rayos y centellas. Gritos y sombrerazos. Instrucciones y lamentos.
El resultado: la anhelada reforma judicial parida en medio del caos.
Ahora solo queda esperar que el viejo rito azteca se invierta: que de lo podrido nazca lo bueno. Que de la impunidad surja lo justo. Que de la eficacia de lo torcido emerjan los principios.
Porque, si bien es cierto que la pol¨ªtica es el arte de elegir entre inconvenientes, tambi¨¦n se nos dijo, y creo recordarlo claro: no somos iguales.
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