Harfuch entra en escena
Sheinbaum pone en el punto de mira medi¨¢tico un tema que sistem¨¢ticamente fue desde?ado por su antecesor
Si el motto de la presidencia de Claudia Sheinbaum es que solo existe aquello que se nombra, al cumplir justo una semana de su arranque sexenal ha decidido nombrar con todas sus letras que habr¨¢ nueva estrategia para la seguridad y que en ella compromete a su Gobierno.
La presidenta deline¨® en La Ma?anera ejes de su visi¨®n para combatir la violencia, y el encargado de presentar en sociedad pormenores iniciales de...
Si el motto de la presidencia de Claudia Sheinbaum es que solo existe aquello que se nombra, al cumplir justo una semana de su arranque sexenal ha decidido nombrar con todas sus letras que habr¨¢ nueva estrategia para la seguridad y que en ella compromete a su Gobierno.
La presidenta deline¨® en La Ma?anera ejes de su visi¨®n para combatir la violencia, y el encargado de presentar en sociedad pormenores iniciales del Plan Sheinbaum ha sido Omar Garc¨ªa Harfuch, su brazo derecho en la materia desde tiempos del Gobierno capitalino.
A primera vista el plan no contiene cosa sorpresiva o que no estuviera adelantada desde la transici¨®n. Es un tanto continuidad, un tanto promesa de mejora. Empero, la formulaci¨®n misma de la estrategia, al inicio del sexenio y con toda ceremonia, es una se?al atendible.
Sheinbaum pone en el punto de mira medi¨¢tico un tema que sistem¨¢ticamente fue desde?ado por su antecesor. Y lo hizo acompa?ada, adem¨¢s de su secretario civil de Seguridad Ciudadana, de los militares, ahora due?os y se?ores de la Guardia Nacional.
Harfuch llev¨® la voz cantante y se comprometi¨® a nombre de la mandataria a combatir, en principio, los homicidios dolosos y la extorsi¨®n. Esos ¨ªndices ser¨¢n desde este martes los term¨®metros en que se ir¨¢ evaluando la estrategia del segundo sexenio morenista.
Con esa decisi¨®n, la presidenta se echa encima uno de los grandes pendientes del sexenio anterior, cuando se redujo el ritmo de los homicidios, al menos en el conteo oficial, pero el acumulado de los mismos entre 2018 y 2024 es descomunal: casi 200.000 asesinatos.
Seg¨²n explicaron en la rueda de prensa, en un pu?ado de entidades se comenten hoy una cantidad importante de esos homicidios ¡ªGuanajuato, destacadamente¡ª, y priorizar¨¢n esa y otras cuatro entidades para abatir pronto el mort¨ªfero r¨¦cord.
Lo que no se explic¨®, y es entendible que detalles de la estrategia sean reservados, es c¨®mo har¨¢n no solo para que cese el reguero de cad¨¢veres, sino para atajar las causas que lo provocan: las disputas entre poderosos grupos criminales, y de estos contra la poblaci¨®n.
Se habl¨® de reforzar y reorganizar aparatos de inteligencia, y de una ¡°absoluta¡± coordinaci¨®n entre instituciones federales, incluida Fiscal¨ªa, y entre niveles de gobierno; de convertir informaci¨®n en investigaci¨®n; de golpear las finanzas de los delincuentes, de detenciones.
Y se habl¨® de seguir atendiendo las causas y de no volver al pasado. De evitar ¡°ejecuciones extrajudiciales¡± de ¡°la guerra de Calder¨®n¡±; de prevenci¨®n, presencia v¨ªa Guardia Nacional e inteligencia¡ un saque ambicioso que ahora ha de estar a la altura de la promesa.
Porque el anuncio de la estrategia llega al final de la primera semana de Gobierno de Sheinbaum, ciclo que, para sorpresa de nadie, estuvo cuajado de s¨ªntomas de inseguridad de males arraigados de tiempo atr¨¢s a los que urge contener y eventualmente erradicar.
Lo peor de la violencia en M¨¦xico es que nunca para de sorprender (para mal). Desde el 1 de octubre, ajenos a los ritos de la sucesi¨®n presidencial, los balazos no han dejado de silbar, las macabras escenas tampoco esperaron a que el nuevo Gobierno se asiente.
Cada hecho violento capaz de romper el agotamiento medi¨¢tico de un cuarto de siglo en medio de la sangre es un recordatorio de algo a¨²n m¨¢s dram¨¢tico. Y el nuevo Gobierno tuvo un men¨² variopinto de esos eventos en la primera semana de Sheinbaum en la chamba: lo mismo una masacre de migrantes que evidencia la falta de gobierno en Chiapas, el boyante negocio del tr¨¢fico humano en nuestro pa¨ªs y la fatal carencia de protocolos adecuados por parte de la milicia, que un alcalde decapitado en Guerrero: ni m¨¢s ni menos que el de la capital, y a quien d¨ªas atr¨¢s ya le hab¨ªan matado dos cercanos colaboradores.
A esa realidad hay que agregar las imparables matanzas en Guanajuato, la guerra que est¨¢ lejos de cesar en Sinaloa, las ramificaciones de ese conflicto en Sonora, Chihuahua o Nayarit, y los asesinatos cotidianos en otras entidades.
Harfuch es la cara que la presidenta pone a tan sombr¨ªo panorama. Un polic¨ªa profesional, un colaborador que tiene de ella total confianza, un cuadro que parece arrancar con el pie derecho en cuanto a sus relaciones con la milicia y el fiscal general de la Rep¨²blica.
En su primera alocuci¨®n en una ma?anera, Harfuch destac¨® el ¡°poder de fuego¡± de los criminales, as¨ª lo hiciera para ponderar a la Guardia Nacional como instituci¨®n ¡°policial¡±. La GN es una ventaja, explic¨®, dado que demasiadas comunidades carecen de polic¨ªa confiable.
Se ataja as¨ª, tratando de dejarlo por un rato fuera del radar, la discusi¨®n de si hay una militarizaci¨®n de la seguridad. Se trata, explica el Gobierno, de lograr una responsabilidad compartida, de neutralizar a la delincuencia y de fortalecer a las polic¨ªas locales. Cosas que urgen.
El reto es gigantesco y no solo porque eso de los abrazos pareci¨® traducirse en dejar hacer-dejar crecer, sino porque el plan incluye sumar a estados, donde qui¨¦n puede decir de qu¨¦ lado est¨¢n algunas fiscal¨ªas y otras tantas polic¨ªas, e incluso uno que otro gobernador. Y los que est¨¢n libres de sospecha no necesariamente son eficientes.
La primera prueba del plan es Sinaloa, adonde este martes viajaron el propio Harfuch y el secretario de la Defensa Nacional Ricardo Trevilla. Una decisi¨®n simb¨®lica y acertada. Pues si se habla de violencia, la avanzada de la estrategia no puede no presentarse en el frente.
Guanajuato, Baja California, Chihuahua, Guerrero y Jalisco, para iniciar, son focos rojos en el tablero de seguridad de la presidenta. M¨¢s lo que se acumule en la segunda semana, y as¨ª sucesivamente. Hasta que d¨¦ frutos la estrategia, o muestre sus defectos. Ojal¨¢ lo primero.