Dos meses del gobierno de Claudia Sheinbaum
La seriedad de la presidenta choca con la frivolidad y la estupidez que campea en su movimiento. Mientras la pachanga estaba en su apogeo, se apareci¨® el monstruo Donald Trump
A dos meses de que lleg¨® la presidenta Claudia Sheinbaum, ?en qu¨¦ andan los liderazgos de la 4T? ?A qu¨¦ se dedican? ?Cu¨¢les son sus prioridades? Debajo de la mandataria lo que reina es el fest¨ªn, la pachanga inacabable por el triunfo popular. El jolgorio incluye un periodo largu¨ªsimo de revancha sobre todo lo hecho no en el Gobierno pasado, sino en el ante pasado y anteriores. La lista de cambios no parece tener fin. Los proyectos de destrucci¨®n de lo habido conforman una larga lista. Cada d¨ªa ...
A dos meses de que lleg¨® la presidenta Claudia Sheinbaum, ?en qu¨¦ andan los liderazgos de la 4T? ?A qu¨¦ se dedican? ?Cu¨¢les son sus prioridades? Debajo de la mandataria lo que reina es el fest¨ªn, la pachanga inacabable por el triunfo popular. El jolgorio incluye un periodo largu¨ªsimo de revancha sobre todo lo hecho no en el Gobierno pasado, sino en el ante pasado y anteriores. La lista de cambios no parece tener fin. Los proyectos de destrucci¨®n de lo habido conforman una larga lista. Cada d¨ªa Monreal o Noro?a ¨Clas caras masculinas de este nuevo periodo¨C anuncian una transformaci¨®n m¨¢s: que si los sorteos, que si las propinas, que si aplastan al Poder Judicial, que si los aut¨®nomos, que las elecciones de personas juzgadoras, que si votan desde el estadio de beisbol, en fin, una mezcla de buenos deseos, falsos diagn¨®sticos, ¨ªmpetu de venganza y una vergonzosa capacidad de ejecuci¨®n son los resultados de estos dos meses de gobierno.
La presidenta parece atrapada en sus ganas de convencer a los suyos de que seguir¨¢ los pasos del l¨ªder. Se entiende, pero el camino por el cual opt¨® no parece ser el correcto, por lo menos no para ella. Una presidenta que no puede poner a los coordinadores de sus mayor¨ªas en el Congreso, est¨¢ en problemas, sobre todo si los nombr¨® p¨²blicamente su antecesor. Es claro que las prioridades de ella y de ellos son diferentes. Y eso se ha propagado. La disciplina y el miedo que imperaba en el l¨®pezobradorato se ha relajado enormemente. El orden que quiere darle la presidenta a sus exposiciones p¨²blicas, a los anuncios de sus programas, al lucimiento de ciertos nombramientos, se quedan en intentos por la parafernalia del carnaval morenista. Cierto que fueron meses movidos por tanto cambio, pero tambi¨¦n han sido de risa loca por la cantidad de desprop¨®sitos.
La seriedad de Sheinbaum choca con la frivolidad y la estupidez que campea en su movimiento. Retacar de miles de participantes una convocatoria como la de la elecci¨®n de jueces es absurdo. Decenas de miles de personas registradas s¨²bitamente un fin de semana, es una burla. Pero eso no es todo. Tambi¨¦n est¨¢n los cursos de Ricardo Monreal para que los diputados lean, para lo cual propone dos cl¨¢sicos y dos libros de su autor¨ªa en un taller de lectura dirigido por ¨¦l mismo; el gobernador entrante de Puebla, Alejandro Armenta, prometi¨® la castraci¨®n de violadores. ¡°Castraciones sexuales¡±, aclar¨® una y otra vez (como si alguien se pudiera castrar la oreja). Y explic¨®: ¡°La castraci¨®n sexual no es sacar el machete, algunos creen que se utiliza el machete o la guada?a para cort¨¢rselas a todos, pero no es as¨ª, es una inyecci¨®n¡±. El gobernador de Tabasco dice que la violencia en el Estado ¨Cque se ha multiplicado de manera alarmante en los ¨²ltimos meses¨C, es culpa del anterior gobernador (el l¨ªder del senado Ad¨¢n Augusto L¨®pez), cuya gente est¨¢ vinculada con el crimen organizado. Altagracia G¨®mez anuncia un viaje a la luna o algo similar para el 2027. En fin, un manicomio.
Mientras la pachanga estaba en su apogeo, se apareci¨® el monstruo Donald Trump que amenaz¨® con los aranceles y todo se tambale¨®. Claro que las prioridades del grupo en el poder est¨¢n poner lo que odian a nivel constitucional: desde desaparecer ¨®rganos aut¨®nomos hasta los vapeadores. La Constituci¨®n est¨¢ convertida en un cat¨¢logo de desprop¨®sitos oficialistas. Nada m¨¢s les falta hacer constitucional la tlayuda y el agua de horchata. Con las prioridades al rev¨¦s, en lo local, Trump sorprendi¨® al Gobierno. Se entiende. Lidiar con ¨¦l no es ni ser¨¢ f¨¢cil. El tipo no est¨¢ bien, es un narcisista desequilibrado. Es presidente del pa¨ªs m¨¢s poderoso, y se divierte y gana con un discurso en tu contra. Pero improvisar con planteamientos de soberan¨ªa mitinera tampoco es una buena idea. Declarar que va a mandar una carta y divulgar su contenido, elimina la necesidad de enviarla, por lo menos. Decir que no hay problema con Estados Unidos porque somos potencia cultural es como declarar que somos potencia en mole y en queso Oaxaca. No sirve de nada. Sentenciar que las familias estadounidenses no est¨¢n unidas, que no se quieren y no saben estar juntos y que por eso se drogan, es un insulto a las familias estadounidenses. No es dici¨¦ndoles drogadictos como entender¨¢n el problema, si es que se les quiere explicar, aunque Trump no parece ser de esos que entienden explicaciones. Se?alar que ellos ponen las armas y nosotros los muertos (cosa que se dice desde Calder¨®n) es cierto, pero parcial. Porque tambi¨¦n, lamentablemente, ponemos a los que matan, los sicarios, los extorsionadores. No es con bravuconadas como se le debe responder, porque ¨¦l siempre ser¨¢ m¨¢s bravuc¨®n que nuestra presidenta. Las expresiones de Sheinbaum llamaron tanto la atenci¨®n que en La Jornada ¨Choja parroquial del oficialismo- public¨® en su conocida y breve editorial denominada ¡®Rayuela¡¯ un mensaje con tono mis¨®gino: ¡°Mucho cuidado con el tono, chula, recomendar¨ªa don L¨¢zaro. No se trata precisamente de una personalidad sensata¡±.
Al parecer, el desaguisado de la carta se ha atemperado con una llamada telef¨®nica entre Sheinbaum y Trump. Esta alarma del presidente electo de Estados Unidos deber¨ªa servir para poner en orden la casa morena. Por lo pronto, parece m¨¢s que el movimiento transformador que dicen ser, un movimiento anarcopunk en el que priva la desorganizaci¨®n y el desgobierno. Es una buena coyuntura para arreglar el desbarajuste de prioridades en el oficialismo, porque aunque no crea la presidenta en esa batalla, que a ella le vaya bien es el inter¨¦s de todos los mexicanos. Como quiera que sea esto, apenas empieza y la misiva puede ser una simple an¨¦cdota, pero subraya la necesidad de estar alertas y de tener todo alineado.
Estos dos meses han dejado en claro que la presidenta no ha podido fijar agenda.