Libertario

Tengo mis libros repartidos entre dos casas y estoy acostumbrado a que el que necesito est¨¦ siempre en la otra. Pero ahora no puedo ir a buscarlo: ¨¦se es el peor castigo de este encierro. Llevo varios d¨ªas a?orando las obras del doctor Thomas Szasz, aquel psiquiatra h¨²ngaro profesor en Syracuse al que trat¨¦ un solo d¨ªa (gracias a Antonio Escohotado, que lo invit¨® a Espa?a) y que me dej¨® una imborrable impresi¨®n de rara agudeza y coraje intelectual. Szasz escribi¨® contra el mito de la enfermedad mental (si es enfermedad no es mental, lo mismo que si vemos malos programas de televisi¨®n no es porque nuestro receptor est¨¦ estropeado) y a favor de nuestro derecho a usar las drogas que otros quieren prohibir. Pero sobre todo su obra es una encendida defensa de la libre autonom¨ªa personal como blas¨®n de la dignidad humana. Quien se respeta a s¨ª mismo, repite Szasz de mil maneras, ¡°la considera no negociable y no la cambia ni por la salud ni por la riqueza ni por nada¡±. El empe?o del Estado, ese ogro filantr¨®pico, es lograr que renunciemos a la autonom¨ªa personal para disfrutar de su protecci¨®n sin sentirnos responsables, es decir culpables o amenazados... por nosotros mismos. Del Estado policial de los colectivismos vamos pasando al Estado Cl¨ªnico democr¨¢tico, que no impone la ideolog¨ªa sino la curaci¨®n.

?Qu¨¦ pensar¨ªa Szasz de la reclusi¨®n obligada como remedio a la covid-19? ?La considerar¨ªa la ocasi¨®n so?ada para el triunfo definitivo del Estado Cl¨ªnico o una medida que favorece los abusos pero es inevitable ante la dificultad de tanta gente para gestionar su libertad sin da?ar a los dem¨¢s? ?Se habr¨ªa quedado en casa el doctor Szasz, aunque desde luego sin aplaudir en el balc¨®n?