Proceso contra El Asad
El juicio de Coblenza y su documentaci¨®n probatoria alientan la esperanza de una futura acci¨®n de la justicia internacional contra el r¨¦gimen sirio
El juicio por cr¨ªmenes contra la humanidad iniciado en Coblenza a finales de abril contra dos mandos militares del r¨¦gimen de Bachar el Asad trasciende el caso de las torturas denunciadas por un refugiado sirio que tropez¨® casualmente en 2014 con uno de sus torturadores en un centro de acogida en Berl¨ªn. Incluso trasciende la imputaci¨®n concreta a los dos implicados directamente por el asesinato de 58 personas y de torturas sobre 4.000 detenidos que ha podido acreditar la Fiscal¨ªa alemana.
La justicia de Alemania, el pa¨ªs que m¨¢s refugiados sirios ha acogido e integrado desde 2015, se encuentra ahora con la oportunidad de iniciar un proceso que se dirija directamente contra el r¨¦gimen de El Asad. No es una tarea sencilla y la prueba es la duraci¨®n de dos a?os que se prev¨¦ para esta causa. Los dos acusados cometieron los cr¨ªmenes justo cuando empezaba la brutal represi¨®n del r¨¦gimen sirio contra los manifestantes que aspiraban a un r¨¦gimen de libertades, en plena revuelta ¨¢rabe de 2011, unas protestas que en el caso de Siria terminar¨ªa convirti¨¦ndose en una guerra civil, con un balance tr¨¢gico de 400.000 muertos y 11 millones de desplazados y refugiados. No fueron por tanto cr¨ªmenes aislados ni estrictamente individuales, sino parte del engranaje represivo de una dictadura criminal cuyo funcionamiento merece ser conocido p¨²blicamente al detalle y condenado de forma ejemplar.
Desde entonces, todos los intentos por parte de las instituciones internacionales de evitar, refrenar o al menos condenar la masacre a la que El Asad ha sometido a sus conciudadanos han sido en balde. Gracias a la impunidad obtenida por el veto de Rusia y China en el Consejo de Seguridad y por el creciente desentendimiento de Estados Unidos de los asuntos de la regi¨®n, el r¨¦gimen sirio est¨¢ alcanzando la gratificaci¨®n a su crueldad con el pleno control territorial y la reapertura de relaciones diplom¨¢ticas con buen n¨²mero de pa¨ªses.
El juicio de Coblenza y su abundante documentaci¨®n probatoria alientan la esperanza de una futura acci¨®n de la justicia internacional espec¨ªfica contra El Asad y su r¨¦gimen. A falta de un tribunal especial para Siria y de una acci¨®n de la Corte Penal Internacional, que requerir¨ªan el ahora imposible consenso del Consejo de Seguridad, ha sido Alemania la que ha recogido el testigo imprescindible de la justicia universal, fundamentada en el principio de que ning¨²n delito contra la humanidad debe quedar sin castigo, con independencia del lugar donde se cometa y de la nacionalidad de quienes lo cometan. Los juicios de N¨²remberg contra el nazismo son el ya remoto antecedente en 1946 de este principio que ahora ha correspondido salvar y defender precisamente a la justicia alemana.
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