M¨¦xico: solo una coincidencia
El presidente L¨®pez Obrador ha encontrado en la crisis sanitaria y econ¨®mica una inigualable oportunidad para impulsar el cambio de r¨¦gimen
Redacto estas l¨ªneas el 8 de mayo de 2020. La fecha es importante por una raz¨®n. Seg¨²n las autoridades de M¨¦xico, este d¨ªa marca el momento cr¨ªtico por contagios de la covid-19 en esta naci¨®n latinoamericana. Tal referencia importa, adem¨¢s, porque quiz¨¢ sea en lo ¨²nico en lo que hoy est¨¢n de acuerdo los mexicanos: en que hemos entrado en la peor fase del impacto del nuevo coronavirus. Fuera de eso, fuera de coincidir en que la pesadilla que ha azotado al mundo ya est¨¢ aqu¨ª con toda su fuerza, la sociedad mexicana enfrenta la amenaza desunida, en medio de una polarizaci¨®n extrema y en un ambiente donde el Gobierno del presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador est¨¢ dispuesto a capitalizar la crisis cuidando antes que nada a los m¨¢s pobres y a su movimiento pol¨ªtico, y as¨ª sea a costa de sacrificar la econom¨ªa mexicana en su conjunto.
No se puede decir que haya un pa¨ªs en el que la crisis por la covid-19 haya ca¨ªdo al Gobierno como ¡°anillo al dedo para afianzar el prop¨®sito de la transformaci¨®n¡±. Bueno, s¨ª se puede de uno, del mexicano, donde el presidente L¨®pez Obrador pronunci¨® el 2 de abril esa frase para se?alar su bienvenida a tan dram¨¢tica contingencia.
Dicho de otro modo: casi todas las naciones del planeta vieron en la pandemia un reto que les vino a complicar gravemente la marcha o, cuando menos, les hizo desviarse de otros importantes asuntos. Salvo M¨¦xico, donde el presidente L¨®pez Obrador ha encontrado que la crisis sanitaria, e incluso la econ¨®mica, constituye una inigualable oportunidad para terminar de imponer un cambio de r¨¦gimen que no incluye la b¨²squeda de la concordia ni la integraci¨®n al nuevo sistema de la pluralidad preexistente en la sociedad.
Para salvar el momento de su joven presidencia (inici¨® su periodo de seis a?os en diciembre de 2018), AMLO ¨Ccomo todo mundo llama al mandatario¨C ha decidido, digamos, pactar solo consigo mismo y, decididamente, marginar a las dos fuerzas opositoras que gobernaron la naci¨®n mexicana durante 90 a?os y que a¨²n hoy detentan el poder en dos tercios de gobernaciones estatales, y a otras fuerzas vivas como el empresariado, muchos artistas y no pocos acad¨¦micos. ?Qu¨¦ tipo de razonamiento llev¨® al presidente mexicano a hacer eso?
Por razones geogr¨¢ficas, la primera ola del nuevo coronavirus ha llegado al ¨²ltimo a M¨¦xico. Los mexicanos han seguido con azoro, primero, y horror despu¨¦s, las noticias de la pandemia en Asia y Europa. Para cuando los casos comenzaron a darse en Estados Unidos supimos que nuestro turno era inminente. El 28 de febrero se registr¨® el primer caso oficial de contagio de covid-19 en el territorio gobernado por L¨®pez Obrador.
Desde entonces, un singular fen¨®meno se ha desarrollado en M¨¦xico. Las noticias de la muerte de miles en el norte de Italia o el calvario en ciudades como Madrid, y la descomposici¨®n generalizada de la econom¨ªa mundial en el mismo periodo, dieron a los mexicanos entre ocho y doce semanas de ventaja para saber que el futuro golpear¨ªa en un costado de tiempo atr¨¢s vapuleado, el de una econom¨ªa siempre endeble en este pa¨ªs y que en 2019 tuvo cero crecimiento, pero que tambi¨¦n llegar¨ªan impactos de pron¨®stico imposible de determinar: el sistema de salud mexicano, la l¨ªnea de defensa frente al coronavirus se ha vuelto a¨²n m¨¢s precario despu¨¦s de la corrupci¨®n del sexenio del presidente Pe?a Nieto (2012-2018), cuando el expolio en ese sector se dio con sa?a: la prensa ha registrado irregularidades graves en la construcci¨®n de m¨¢s 300 hospitales regionales en ese periodo. La combinaci¨®n hac¨ªa temer lo peor: la tormenta que sacudi¨® a econom¨ªas y aparatos sanitarios m¨¢s robustos que los nuestros hac¨ªan previsible, para la naci¨®n mexicana, un da?o catastr¨®fico.
En tan delicado predicamento, un jefe de Estado convencional habr¨ªa convocado toda la ayuda posible ¨Cpol¨ªtica, financiera, cient¨ªfica¨C para preparar el embate de la enfermedad y de la par¨¢lisis econ¨®mica. En vez de ello, AMLO desoy¨® llamados a la unidad de pol¨ªticos y empresarios, desech¨® varias sugerencias de detallados planes de rescate a peque?as y medianas empresas, y en una salida en solitario en Palacio Nacional, anunciada con semanas de anticipaci¨®n, el 5 de abril dio a conocer que nada en el rumbo de su proyecto se modificar¨ªa un ¨¢pice. Que mediante sus programas de ayudas sociales tratar¨ªa de proteger a los m¨¢s pobres, que no suspender¨ªa caras obras de infraestructura de viabilidad o pertinencia en entredicho, y cuyos eventuales beneficios no se ver¨¢n ni en uno ni en dos a?os, que contra la opini¨®n de toda clase de expertos pondr¨¢ la salvaci¨®n de Petr¨®leos Mexicanos sobre otras prioridades, as¨ª no sea negocio extraer aceite en tiempos en que el mundo se paraliz¨® y no lo consume; y, finalmente, que no habr¨¢ ni rebajas fiscales, ni pr¨®rrogas sustanciales para las cargas impositivas de las empresas, ni programas emergentes para paliar las penurias de los peque?os y medianos emprendedores de los que dependen, seg¨²n el Banco Interamericano de Desarrollo, 78% de los empleos.
La postura de L¨®pez Obrador desat¨® una tormenta dentro de un bote ya anegado. Dos de las tres organizaciones empresariales m¨¢s importantes del pa¨ªs, el Consejo Coordinador Empresarial y Consejo Mexicano de Negocios, que durante a?o y medio dieron el beneficio de la duda a L¨®pez Obrador, han padecido el desd¨¦n presidencial: sus propuestas de rescate no son revisadas m¨¢s all¨¢ de la mera cortes¨ªa. De hecho, al responder a un ¨²ltimo plan elaborado por la patronal, con 68 propuestas espec¨ªficas para incentivar la econom¨ªa, esta misma semana L¨®pez Obrador ha dicho que no le importa si quiebran las empresas, que eso es solo tema de los socios o accionistas de las mismas. En los hechos, el puente de di¨¢logo entre la iniciativa privada y el poder pol¨ªtico est¨¢ roto, pues no hay materia en com¨²n para negociar algo sustantivo.
La actitud del presidente desconcierta incluso en un pa¨ªs que no es la primera vez que vive la amenaza de una gran crisis. Porque pareciera que el presidente no ve lo que observadores nacionales e internacionales, la prensa de muchos lados y no pocas personas en la calle advierten claramente: que el Gobierno solo no podr¨¢ con un embate dual, que adem¨¢s de intentar salvar en los hospitales a miles de pacientes hay que cuidar a los empleos, y que no es tiempo de dividir sino de sumar, de negociar, de escuchar.
No es que L¨®pez Obrador no vea eso. Es falaz esa caricatura que lo reduce a una persona testaruda o limitada. No. ?l advierte claramente lo que se cierne sobre M¨¦xico. Pero no le interesa en lo m¨¢s m¨ªnimo dar la respuesta que buena parte de la opini¨®n p¨²blica esperar¨ªa de ¨¦l, esa del ¡°llamado a la unidad nacional¡±, esa de negociar con otros una ruta de escape. Y hay una cierta l¨®gica en su negativa a comportarse como otros esperan que lo haga. Si tal ¡°l¨®gica¡± resulta suicida para M¨¦xico, o lastra definitivamente el desarrollo de este pa¨ªs en los siguientes lustros, o si supone ¨Cmilagrosamente¨C un renacer m¨¢s justo de una naci¨®n que ha padecido espantosas desigualdades, el ¨¦xito o el fracaso, pues, de la decisi¨®n de AMLO ser¨¢ algo que el tiempo establecer¨¢.
En este momento cr¨ªtico para M¨¦xico debe asentarse que L¨®pez Obrador es consecuente con su, digamos, ideario. Ceder significa, en su Biblia, claudicar. Aceptar ayuda de los opositores ser¨ªa conceder la utilidad del aparato construido en las ¨²ltimas cuatro d¨¦cadas: desde que las crisis econ¨®micas de los ochenta obligaron a M¨¦xico a comprometerse a nivel internacional con volverse una econom¨ªa abierta y establecer l¨ªmites al discrecional presidencialismo rampante, esta Rep¨²blica a tiros y tirones hab¨ªa ido edificando un sistema de contrapesos. L¨®pez Obrador reniega de esas instituciones.
Y hoy no se le ven ganas de cambiar de punto de vista con respecto a ese andamiaje surgido desde los tiempos de Salinas (1998-1994), cuando nacieron, por un lado, la oficina del ombudsperson para los derechos humanos y por otro el abuelo de la autoridad electoral aut¨®noma que hoy rige los comicios. Luego, con Zedillo (1994-2000), la Suprema Corte, y con ella todo el poder judicial federal, y el Banco de M¨¦xico, dieron un gran salto en cuanto a su profesionalizaci¨®n e independencia. Con Fox (PAN, 2000-2006) se establecieron leyes de acceso a la informaci¨®n que en su momento llegaron a ser envidia internacional; y con Calder¨®n qued¨® m¨¢s que nunca demostrado que el presidente requiere del Congreso para gobernar, y se crearon o consolidaros ¨®rganos reguladores de varios campos de la econom¨ªa para que Gobierno y actores predominantes no capturaran tan f¨¢cilmente las decisiones que ten¨ªan que ser tomadas a favor de todos y no de uno cuantos. Enrique Pe?a fue un retroceso en muchos sentidos, pero no rompi¨® una tradici¨®n de negociaciones pol¨ªticas que en un principio dieron esperanza a M¨¦xico con un pacto para reformas estructurales, agenda que en buena medida se cumpli¨® gracias a todas las fuerzas pol¨ªticas, incluido el PRD, que en su momento postul¨® dos veces a la presidencia (2006 y 2012) a L¨®pez Obrador.
Todo eso se apuntal¨® en 30 a?os. Al llegar a la presidencia a finales de 2018, L¨®pez Obrador ten¨ªa en las manos la posibilidad de borrar muchas de las deficiencias de esos organismos. Pudo llevar esa estructura a un nivel de excelencia si tan solo las libraba de la mano presidencial, que en muchas ocasiones torci¨® los destinos de un sistema que naci¨® para acotar a un jefe del Estado imperial y a sus compinches en la clase pol¨ªtica y empresarial. Y es que el checks and balances a la mexicana nunca madur¨® porque durante 18 a?os (2000-2018) priistas y panistas consagraron en puestos claves de ese entramado a funcionarios que llegaban en deuda, por ser ¡°cuates¡± o por obedecer a ¡°cuotas¡± negociadas tras bambalinas entre los poderosos.
En vez de fortalecer el incipiente sistema de rendici¨®n de cuentas, L¨®pez Obrador inici¨® un desmontaje de hecho o de derecho. Elimin¨® sin justificaci¨®n legal la construcci¨®n del aeropuerto de Texcoco, sin importar que para ello existan c¨¢lculos de que en el tiempo esa cancelaci¨®n podr¨ªa suponer un costo de 20.000 millones de d¨®lares; todo un s¨ªmbolo de cu¨¢n decidido estaba en su plan de detener lo echado andar en el ¡°antiguo r¨¦gimen¡±. Pero fue apenas la primera se?al, un gran s¨ªmbolo de su estilo y determinaci¨®n, establecido en octubre de 2018, un mes antes de asumir formalmente la presidencia de la Rep¨²blica.
Con esa gran obertura, lo que vino despu¨¦s ha sido igualmente estridente: ah¨ª donde era engorroso desaparecer un organismo regulador, simplemente rellen¨® estos de hombres y mujeres de paja; o se dio el caso de los titulares de la Comisi¨®n Nacional de Hidrocarburos y la Reguladora de Energ¨ªa, que fueron obligados a dimitir; y lo mismo ocurri¨® con el ministro de la Suprema Corte de Justicia, Eduardo Medina Mora, identificado plenamente con Pe?a Nieto. Y cuando algo se ha atorado en la marcha de los deseos del mandatario, ¨¦ste expide un decreto de dudosa legalidad, o pretende utilizar ¡ªsin negociaci¨®n o m¨ªnimo debate¡ª a sus fuerzas mayoritarias en las c¨¢maras del Congreso para cambiar la ley a su gusto. Frente a ese embate, hubo algunos pocos opositores, varios organismos de la sociedad civil y diversas plumas en la prensa que protestaron por las formas y el fondo. Tales voces fueron deso¨ªdas, o incluso vilipendiadas en las redes sociales o en las ma?aneras que preside, d¨ªa a d¨ªa, encendidamente L¨®pez Obrador.
As¨ª fue 2019, el primer a?o de L¨®pez Obrador en la presidencia de M¨¦xico. El estilo voluntarista si no francamente rijoso de este pol¨ªtico, y los desplantes de algunos de sus funcionarios, los del sector energ¨¦tico particularmente, no pasaron inadvertidos para los inversionistas nacionales e internacionales, que recibieron amenazas de juicios y castigos por obras que ten¨ªan a?os de haber sido iniciadas o convenidas. Tal combinaci¨®n se reflej¨® en una econom¨ªa que por primera vez en once a?os registr¨® un retroceso de -0.1%.
As¨ª que cuando de China llegaron noticias de un nuevo coronavirus, M¨¦xico ya ten¨ªa meses con dudas sobre el futuro econ¨®mico y en medio de una agria desaz¨®n pol¨ªtica.
Los sistemas sanitarios europeos nos permitieron advertir la letalidad del virus y las impredecibles consecuencias econ¨®micas del encierro para evitar los contagios; por ello, el Gobierno de L¨®pez Obrador recibi¨® miradas y cuestionamientos de los mexicanos para saber c¨®mo har¨ªamos para sortear la dura prueba que estaba por llegar.
Cuando el colapso econ¨®mico global era una realidad y los muertos se contaban diariamente por cientos en Nueva York, acaso la ciudad m¨¢s golpeada por la covid-19 y la m¨¢s parecida a la megal¨®polis de la capital mexicana, epicentro nacional de pandemia, AMLO dijo en Palacio Nacional que el coronavirus y el derrumbe financiero internacional ca¨ªan ¡°como anillo al dedo¡± a sus objetivos.
La frase de L¨®pez Obrador no constituy¨® un desliz freudiano. Fue, si acaso, demasiado honesta. Qu¨¦ significa. Que este pol¨ªtico tiene en la mente s¨®lo dos c¨¢lculos. El primero, el presidente sabe que no tiene el dinero que se requiere para salvar a todos aun si as¨ª lo quisiera. Y, segundo, que con el dinero que dispondr¨¢ har¨¢ todo para afianzar a su base electoral. Porque la ruta de Andr¨¦s Manuel est¨¢ marcada por la idea no de salvar lo m¨¢s que se pueda de la casa, sino por la l¨®gica de que no se quemen en el incendio sus posibilidades de retener la mayor¨ªa en la C¨¢mara de Diputados y ganar las m¨¢s posibles de las 15 gubernaturas (la mitad de cuantas hay en el pa¨ªs) que hay en disputa el a?o que entra. Mero c¨¢lculo electoral en medio de la pandemia.
El calendario de AMLO en los pr¨®ximos meses no es sanitario ni econ¨®mico. Es electoral. Su equipo intentar¨¢ salvar vidas en los hospitales, s¨ª, pero ¨¦l se dedicar¨¢ prioritariamente a que su proyecto pol¨ªtico no naufrague en la contingencia. Los cr¨¦ditos y apoyos que se dar¨¢n han iniciado con aquellas familias pobres que han sido empadronadas por su Gobierno, y no ¡°en rescatar a los de arriba¡±, como lo dice a menudo. Y no es una estrategia secreta o sutil: ha dicho que su administraci¨®n se dedicar¨¢ a proteger al ¡°70% de los hogares mexicanos, de abajo hacia arriba¡±, deslizando que el restante porcentaje ¨C¡°una minor¨ªa¡±, seg¨²n dijo en un video publicado el 25 de abril¨C deber¨¢ asumir que no cuenta con el Gobierno por el cual no pocos de ellos votaron en 2018. Y las empresas, menos apoyo pueden esperar de esta administraci¨®n.
Adem¨¢s de cuidar a esa base electoral, que ¨¦l no explica en cu¨¢nto resultar¨¢ da?ada si colapsa la econom¨ªa que mueve el 30% al que se le dar¨¢n menos apoyos, el presidente ve en esta coyuntura la ocasi¨®n de por fin quitarse de encima o minimizar, al dejarlos sin presupuesto o relegarlos, a organismos y contrapesos formales e informales de los que desconf¨ªa (el electoral, el de transparencia, los reguladores de energ¨ªa, centros de pensamiento como El Colegio de M¨¦xico, fondos para las artes y la investigaci¨®n, etc¨¦tera).
Los recortes al presupuesto por la emergencia, adem¨¢s de draconianos, golpean por igual a la burocracia que a artistas o acad¨¦micos. Eso le sirve al presidente para se?alar que la austeridad es pareja. Pero sobre todo constituyen otra m¨¢s de las se?ales de que en M¨¦xico hoy el poder solo se ejerce en un despacho: en medio de la crisis L¨®pez Obrador ha enviado al Congreso una iniciativa donde pide a los diputados que le endosen el derecho a decidir el destino del erario sin mayor tr¨¢mite. La mayor¨ªa amlista en la legislatura federal desespera un d¨ªa s¨ª y el otro tambi¨¦n porque las medidas oficiales que restringen las reuniones han impedido a sus diputados acudir al Congreso y subir a la piedra de sacrificios para entregar su coraz¨®n al Tlatoani, que as¨ª podr¨ªa prescindir de ellos a la hora de manejar el presupuesto mientras dure la emergencia econ¨®mica. La oposici¨®n ha intentado una defensa digna frente a la intentona gubernamental, mas es pronto para pronosticar el desenlace. Mayor control del dinero por parte del presidente tambi¨¦n podr¨ªa suponer menos recursos para los gobernadores que no le son afines, con quienes en plena pandemia su administraci¨®n ha vivido episodios de choque, ya sea por la calidad de la informaci¨®n sobre el verdadero n¨²mero de contagios ¨Cdatos que esta semana fueron puestos en duda por sendos reportajes de tres medios internacionales, entre ellos EL PA?S¨C o por las pol¨ªticas de contenci¨®n al coronavirus.
Si hay un gobierno en el que la temida crisis sanitaria, y la quiz¨¢ a¨²n m¨¢s temida recesi¨®n econ¨®mica, son vistas con alborozo. Es el del presidente L¨®pez Obrador. Que parece decidido a dejar que esos jinetes apocal¨ªpticos arrasen con cuanto quieran siempre y cuando ¨¦l pueda decir que el pasado prianista de M¨¦xico ha quedado borrado, y que Morena y ¨¦l est¨¢n listos para comenzar desde abajo una transformaci¨®n. As¨ª sea desde la ruina econ¨®mica, con la mayor debilidad institucional en medio siglo, un presidencialismo revivido en su m¨¢ximo esplendor, sobre miles de cad¨¢veres regados por el coronavirus y la violencia que no cesa, y en un pa¨ªs donde salvo la certidumbre de que ha comenzado la peor etapa de contagios por la covid-19, no hay nada que una a todos. Nada.
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