Demasiado

Dos movimientos del Gobierno que se pueden considerar contradictorios contribuyeron ayer a aumentar el desconcierto pol¨ªtico en el que se mueve el pa¨ªs. Pedro S¨¢nchez se reun¨ªa con In¨¦s Arrimadas, l¨ªder de Ciudadanos, para intentar nuevos acuerdos que permitan vencer la epidemia y contribuir a la reconstrucci¨®n econ¨®mica y social. Casi al mismo tiempo, Unidas Podemos, partido del Gobierno de coalici¨®n, anunciaba su intenci¨®n de conseguir un impuesto a los grandes patrimonios. Este impuesto formaba parte de su programa electoral y fue motivo de confrontaci¨®n directa con Ciudadanos. No son las ¨²nicas contradicciones. Por un lado, la ejecutiva del PSOE asegura que har¨¢ todo lo posible para reforzar el bloque de investidura (el acuerdo con Unidas Podemos, Esquerra Republicana de Catalunya y PNV), y por otro, S¨¢nchez mantiene que est¨¢ abierto a todo tipo de acuerdos con otros partidos.

La confusi¨®n puede ser intencionada o no, pero no deja de producir desconcierto. A la vista de lo ocurrido en la ¨²ltima votaci¨®n del estado de alarma en la que ERC dej¨® al Gobierno al borde del abismo, solo evitado por la continuidad del apoyo de los nacionalistas vascos y el cambio de actitud de Ciudadanos, es evidente que el bloque de investidura como tal parece no existir ya. Tampoco es posible creer que el programa pol¨ªtico sobre el que se articul¨® aquella mayor¨ªa permanece invariable despu¨¦s de la crisis sanitaria, a la que est¨¢ siguiendo ya una dur¨ªsima crisis econ¨®mica y social. Eso no quiere decir que no exista un Gobierno de coalici¨®n PSOE-UP, sino que las bases sobre las que se asienta han cambiado. El Gobierno tiene ahora la obligaci¨®n de plantear acuerdos transversales, capaces de afrontar los grav¨ªsimos problemas que se avecinan y de encontrar el sistema de negociaci¨®n adecuado para llegar a ellos. La confusi¨®n no ayudar¨¢ a acabar con la crispaci¨®n y en cambio pondr¨¢ en peligro la posibilidad de un acuerdo que acabe con la pol¨ªtica de trincheras realizada hasta ahora, a expensas tanto de la salud como del futuro de los ciudadanos.

Si el Gobierno estima necesaria una nueva pr¨®rroga del estado de alarma, resultar¨ªa inexplicable que la comisi¨®n parlamentaria recientemente creada no sirviera para preparar el nuevo pleno y desterrar la tentaci¨®n del caos, que unos, los partidos de oposici¨®n, acarician para acorralar al Ejecutivo, y el Ejecutivo, por su parte, tantea para mostrar la irresponsabilidad de la oposici¨®n. Y de id¨¦ntica manera, si la idea de unos Presupuestos de emergencia apoyados por una mayor¨ªa amplia ha empezado a abrirse paso, carece de sentido que todas las fuerzas pol¨ªticas que la suscriban no trabajen resueltamente a favor de ese objetivo, sin reservarse espacios partidistas desde los que continuar aproxim¨¢ndose u hostig¨¢ndose seg¨²n lo requieran sus respectivos intereses.

La realidad parlamentaria que revel¨® el ¨²ltimo pleno para prorrogar el estado de alarma es la que es. Esquerra, un aliado te¨®rico de la mayor¨ªa, cometi¨® un grave error votando en contra de la prolongaci¨®n del estado de alarma. Y otro tanto le ocurri¨® al Partido Popular, en este caso por su precipitaci¨®n en buscar un irresponsable jaque mate. Ser¨¢n ellos los que tengan que rehacer el camino recorrido en la direcci¨®n equivocada, pero con la confusi¨®n en la que se maneja La Moncloa, no se podr¨¢ avanzar mucho. Quererlo todo no es mucho, es, sencillamente, demasiado.