El tiempo es oro
El Parlamento Europeo urge a acelerar el Plan de Reconstrucci¨®n de la UE
A medida que se aplican los planes de desescalada sanitaria de los distintos Estados miembros de la Uni¨®n Europea (UE), m¨¢s urgente resulta culminar el debate y la aprobaci¨®n del Plan de Reconstrucci¨®n al que el Consejo Europeo del 23 de abril dio, en principio, luz verde. Porque la preocupaci¨®n de los ciudadanos y empresas sobre el futuro de la econom¨ªa en general ¡ªy de sus econom¨ªas en particular¡ª aumentar¨¢ al comp¨¢s de que la alarma sanitaria ceda paso al dictado de la recesi¨®n econ¨®mica producida por la par¨¢lisis de la actividad productiva.
Y porque, al vincularse el plan al nuevo paquete presupuestario septenal ¡ªcomo se propuso desde el Eurogrupo ministerial y aprob¨® el Consejo Europeo¡ª, tiene que perfilarse con suficiente antelaci¨®n. Debe estar listo para empezarse a aplicar el 1 de enero de 2021 y, si conviene, en algunos elementos corresponder¨¢ anticipar su puesta en pr¨¢ctica. Pues, al igual que la pandemia, la recesi¨®n no entiende de l¨ªmites temporales. As¨ª que el tiempo es oro.
No es obvio que la Comisi¨®n Europea haya interiorizado esa urgencia. En la cumbre de abril, su presidenta, Ursula von der Leyen, se comprometi¨® a presentar un primer esquema para la conferencia del 6 de mayo entre los 27 primeros ministros de la UE con los 6 balc¨¢nicos. Nada hubo. Es cierto que se trata de uno de los paquetes financieros m¨¢s dif¨ªciles en la historia comunitaria, y que su audacia, celeridad e innovaci¨®n deben acompasarse de la sensatez y el equilibrio que lo hagan viable.
Todo ser¨¢ objeto de discusi¨®n: el tama?o, su financiaci¨®n por contribuciones y/o apelando al endeudamiento com¨²n, su distribuci¨®n entre transferencias a fondo perdido y cr¨¦ditos, y su reparto geogr¨¢fico y sectorial. El enfoque hilvanado anteayer por Von der Leyen ante el Parlamento Europeo no parece desenfocado. Am¨¦n de agradecer a Italia y Espa?a su pionera transparencia sanitaria, ¨²til para el resto, se comprometi¨® a que todos los fondos del plan se vehiculen a trav¨¦s de los programas europeos, a que los 27 sin excepci¨®n puedan acceder a sus recursos y a priorizar la rapidez de la recuperaci¨®n. Pero a estas alturas, eso no es suficiente. Conviene que los ministros de Finanzas del Eurogrupo reclamen hoy m¨¢s rapidez de dise?o al Ejecutivo, sobre todo en los ya comprometidos aspectos de los ingresos ¡ªfinanciaci¨®n con endeudamiento com¨²n¡ª y de algunos gastos ¡ªprioridad a los sectores y regiones m¨¢s damnificados¡ª.
Quien s¨ª lo ha hecho, sobradamente en esta ocasi¨®n, ha sido el propio Parlamento. La C¨¢mara aprob¨® ayer una resoluci¨®n importante: porque concit¨® la casi unanimidad, con el apoyo de los cuatro grandes grupos ¡ªpopular, socialista, liberal y verde¡ª e incluso de los populismos. Y porque ese peso cuantitativo es pol¨ªticamente cualitativo, en tanto que, de forma expl¨ªcita, los eurodiputados condicionan su ¡ªprescriptiva¡ª aprobaci¨®n al paquete presupuestario septenal a que se siga su directriz en este plan. Las t¨ªmidas recetas iniciales de Bruselas ante esta crisis le han merecido varias ¡°advertencias¡± de la instituci¨®n representativa que hasta ahora era su principal aliada. Exige Estrasburgo con in¨¦dita fuerza que el Plan de Reconstrucci¨®n no se sustancie por m¨¦todos ajenos a los comunitarios (como el fondo de rescate intergubernamental); que se incardine ¨ªntegramente en los programas de la UE y no en otros arbitrarios; que Bruselas evite los ¡°titulares enga?osos¡± de ¡°ingenier¨ªa hechicera¡± al presentar sus cifras; y que el dinero para el relanzamiento sea nuevo, y no viejos planes recauchutados: sin confundir los programas habituales y los de emergencia.
Y por vez primera ofrece con esta fuerza a los Gobiernos un pacto singular. Renuncia a que estos aumenten sus contribuciones si a cambio se bendice una ampliaci¨®n de los recursos propios de la UE ¡ªmediante nuevos impuestos¡ª, lo que satisfar¨ªa hasta a los m¨¢s partidarios de la austeridad, y propone que el plan alcance los dos billones de euros y que se dispense en mayor proporci¨®n de subsidios que de cr¨¦ditos. La C¨¢mara ha usado otras veces con br¨ªo su poder codecisor, por ejemplo, en el dise?o de la uni¨®n bancaria. Pero casi nunca hasta ahora hab¨ªa mostrado tanta contundencia (sobria, sin ret¨®rica) y ambici¨®n t¨¦cnico-econ¨®mica en sus prescripciones.
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