Desmemoria
El Estado democr¨¢tico les ampara, pero su aprecio por la democracia est¨¢ supeditado a que los suyos ganen, o no, las elecciones
La historia de Espa?a es como la morcilla de mi tierra, escribi¨® el poeta ?ngel Gonz¨¢lez, se hacen las dos con sangre, se repiten. Las protestas del madrile?o distrito de Salamanca, ajenas hasta ahora a la sangre, estremecen como repetici¨®n. Ya s¨¦ que son todos pijos, ya s¨¦ que son s¨®lo cien, ya s¨¦ que parecen un chiste, pero no tienen gracia. Un extranjero creer¨ªa que protestan por el confinamiento y se equivocar¨ªa. Aunque gritan ¡°libertad¡±, la libertad les trae sin cuidado. Sus padres jam¨¢s la echaron de menos mientras vivieron en una dictadura. Sus abuelos, que financiaron y patrocinaron esa dictadura, se enriquecieron gracias a ella. Sus descendientes se manifiestan ahora contra un Gobierno que no sienten como propio, aunque sea el que leg¨ªtimamente rige el destino de la naci¨®n, y se envuelven en la bandera nacional como si bastara para identificarles, porque creen que no representa a nadie m¨¢s que a ellos. El Estado democr¨¢tico les ampara, pero su aprecio por la democracia est¨¢ supeditado a que los suyos ganen, o no, las elecciones. Cuando es que no, ni siquiera el razonable deseo de preservar la salud, propia y ajena, en plena pandemia, logra refrenar sus ansias de recuperar el bot¨ªn de sus mayores. Aunque no lo sepan, son una muestra de la fragilidad cong¨¦nita de la democracia espa?ola, el af¨¢n por pasar p¨¢gina sin haberla le¨ªdo previamente con tal de tener la fiesta en paz, que caracteriz¨® el esp¨ªritu de la Transici¨®n. La falta de an¨¢lisis, de cr¨ªtica, de ruptura efectiva con el franquismo les persuadi¨® de que no ten¨ªan nada de lo que avergonzarse y ah¨ª est¨¢n, gritando que la calle es suya. La memoria no tiene que ver con el pasado, sino con el presente, pero la desmemoria logra que pasado y presente se confundan.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.