Cristalino: es un enga?o y un disparate
Estamos ante algo que afecta nuclearmente a la credibilidad del Gobierno y que exige, pues, su reparaci¨®n en forma de asunci¨®n de responsabilidades
El malhadado acuerdo PSOE-Podemos-EH Bildu para ¡°derogar de forma ¨ªntegra¡± la reforma laboral de 2012 es tramposo y disparatado.
Cristalino: ese papel, firmado el 20 de mayo por Adriana Lastra, Pablo Echenique y Mertxe Aizpur¨²a es un enga?o. No es ¡°lo acordado¡± en el pacto de coalici¨®n de gobierno de 30/12/2019, como arguye Pablo Iglesias. Al contrario: lo incumple y lo viola.
Y sus pretensiones de que a) lo pactado por esos tres mosqueteros (?o son cuatro o cinco?) obliga seg¨²n el adagio latino pacta sunt servanda, y de que b) la derogaci¨®n ¨ªntegra ¡°es el acuerdo [y figura] en el acuerdo de gobierno y en el acuerdo de ayer¡± [por el mi¨¦rcoles] es pura filfa.
?Por qu¨¦? Vamos al texto de la ¡°Coalici¨®n progresista, un nuevo acuerdo para Espa?a¡±, de diciembre. Su punto 1.3 se encabeza con dos frases: ¡°Derogaremos la reforma laboral. Recuperaremos los derechos laborales arrebatados por la reforma laboral de 2012¡±.
Y luego, concreta, y delimita esa derogaci¨®n a tres puntos; el despido por absentismo en bajas de enfermedad; las limitaciones a la ultractividad (vigencia del convenio una vez acabado su plazo) y la prioridad de los convenios de empresas sobre los sectoriales.
As¨ª que solo anuncia tres puntos a eliminar de aquella reforma. Y postula otras tres recuperaciones de derechos, vinculadas: sobre subcontrataci¨®n (de las kellys); para poner fin a la modificaci¨®n unilateral del contrato por la empresa; y revisar el mecanismo de inaplicaci¨®n de los convenios colectivos, ligando el descuelgue a causas econ¨®micas graves.
En ninguna parte figura la expresi¨®n ¡°derogaci¨®n ¨ªntegra¡±. Y si se limita a tres supuestos (vinculados a otros tres), es que se trata de una derogaci¨®n parcial, que por cierto solo se ha efectuado sobre el primer punto. Cristalino.
Como es cristalino el art¨ªculo 2 del C¨®digo Civil, que la autoriza: ¡°La derogaci¨®n tendr¨¢ el alcance que expresamente se disponga¡±: no ning¨²n otro. Y ¡°se extender¨¢ a todo aquello que en la ley nueva sobre la misma materia sea incompatible con la anterior¡±: solo a esa parte de la norma, no a toda.
Quiz¨¢s Iglesias confunda derogaci¨®n (del lat¨ªn, derogatio) parcial con abrogaci¨®n (abrogatio), lo que equivale a la total anulaci¨®n.
Pero quien s¨ª lo sabe y no nos confunde es su colega y ministra de Trabajo, Yolanda D¨ªaz, quien confes¨® a este peri¨®dico: ¡°Yo no puedo dictar una norma que diga ¡®derogo toda la reforma laboral del PP¡¯, porque entre otras cosas hay muchos preceptos y much¨ªsimas normas afectadas; ser¨ªa una persona irresponsable si dijera esto; por tanto, t¨¦cnicamente, no es posible¡± (EL PA?S, 25/1/2020). No es ella la irresponsable.
El alegato de Iglesias que induce a enga?o culmina una recua de tentativas de doblarle la mano por v¨ªas oblicuas a Pedro S¨¢nchez. Ahora aprovecha su estrecho padrinazgo de Lastra. Antes fue el zafio, por apresurado, proyecto jur¨ªdico de la ley de libertad sexual; el anuncio precipitado de la ley del ingreso m¨ªnimo vital o el de una nueva imposici¨®n sobre la riqueza, no pactada.
Pero esta vez no estamos ante meros pulsos o comprensibles errores de gesti¨®n que deban dilucidar sus protagonistas en la mesa camilla. Si no ante un disparate que afecta nuclearmente a la credibilidad del Gobierno (y a sus contrafuertes Lastra y Echenique). Y que exige, pues, su reparaci¨®n en forma de asunci¨®n de responsabilidades. O alguien las asume o el descr¨¦dito tizna a todos.
Porque el dislate ¡ª¡±absurdo y contraproducente¡±, en sobria y exacta definici¨®n de Nadia Calvi?o¡ª es m¨²ltiple: por el momento (de emergencia nacional); su forma (un pacto secreto); un protagonista trascendental (EH Bildu); y su peor efecto (dinamitar la concertaci¨®n social). Incre¨ªble, s¨ª. Pero cierto.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.