La hora de los valores
Estamos ante una oportunidad para definir las bases sobre las que construir un nuevo paradigma, asentado en la capacidad de cooperaci¨®n y la b¨²squeda de consensos en el ¨¢mbito pol¨ªtico y social
Nos enfrentamos como colectivo social a uno de los retos m¨¢s complejos del ¨²ltimo siglo, una crisis socioecon¨®mica global de consecuencias a¨²n dif¨ªciles de cuantificar con precisi¨®n. Prueba de ello son los titulares que recogen estas mismas p¨¢ginas durante los ¨²ltimos meses. Referencias a ca¨ªdas hist¨®ricas del PIB y del empleo, y un balance de p¨¦rdidas humanas que nos retrotraen a tiempos de profundas incertidumbres.
Estamos ante una crisis completamente diferente de cualquier otra que hayamos sufrido. Una de las pocas certezas con la que contamos es que vivimos un momento crucial, uno de esos instantes de la historia en los que la respuesta que ofrezcamos conformar¨¢ el nuevo paradigma que dar¨¢ sentido a la sociedad poscovid.
Ante esta situaci¨®n de enorme responsabilidad, debemos volver la mirada hacia los elementos esenciales que han facilitado el progreso de la humanidad y han dado forma a nuestro modelo de convivencia. Si planteamos un ejercicio de vuelta a lo b¨¢sico que arroje luz sobre el camino a transitar, veremos que el ser humano cuenta con un factor diferenciador que ha sido decisivo en cada uno de los grandes retos que han impulsado saltos cualitativos en la evoluci¨®n de la sociedad: nuestra capacidad de cooperaci¨®n.
Esta misma capacidad es la que nos ha permitido llegar hasta aqu¨ª, sustentada sobre los valores esenciales para la cohesi¨®n de la sociedad como son la generosidad, el sacrificio, la solidaridad y el esfuerzo, y, sin duda, ser¨¢ la que nos gu¨ªe entre tanta incertidumbre. Vemos ejemplos en todos los ¨¢mbitos desde que comenz¨® la crisis. Sentimos orgullo de la generosidad sin l¨ªmite que muestran los h¨¦roes silenciosos luchando en los hospitales para frenar el n¨²mero de v¨ªctimas; o del esfuerzo de los trabajadores, tanto de los que salen d¨ªa tras d¨ªa a la calle para ir a sus puestos de trabajo, como aquellos que siguen dando lo mejor de s¨ª mismos desde sus casas para que no cese la actividad empresarial y econ¨®mica del pa¨ªs.
Tambi¨¦n es preciso rese?ar el papel de los empresarios espa?oles que han puesto al servicio de la ciudadan¨ªa las capacidades y los medios de las compa?¨ªas que lideran para cooperar con el Estado, mostrando el m¨²sculo de la colaboraci¨®n p¨²blico-privada que est¨¢ permitiendo reforzar las ¨¢reas donde su presencia es vital en una situaci¨®n de urgencia.
Ser¨¢n precisamente estos l¨ªderes empresariales los que van a tener, ya est¨¢n teniendo, de hecho, un peso fundamental en la resoluci¨®n de esta crisis. La mayor o menor velocidad con la que consigamos recuperarnos en el plano econ¨®mico y volver a los niveles de crecimiento que manten¨ªa Espa?a antes de la llegada de la pandemia depender¨¢ de la resiliencia del tejido empresarial de nuestro pa¨ªs. Pero en este reto las empresas no pueden estar solas. Con toda l¨®gica, el Gobierno ha priorizado las medidas dirigidas a proteger la salud de las personas. Esa primera fase ya se ha logrado, y ahora llega el momento de relanzar la actividad econ¨®mica. Cientos de miles de puestos de trabajo dependen de la forma en la que el Gobierno facilite la supervivencia de las empresas con diferentes mecanismos de protecci¨®n. No podemos pasar por alto que la medida social m¨¢s eficaz en tiempos de crisis es el mantenimiento del empleo.
En este sentido, las pol¨ªticas p¨²blicas van a tener una gran influencia en c¨®mo nos repongamos de esta crisis. Si alzamos nuestra vista hacia el medio y largo plazo veremos que es necesario aunar fuerzas para avanzar en un proceso de transformaci¨®n y modernizaci¨®n de nuestra econom¨ªa. Ser¨¢ determinante la manera en que afrontemos retos como la reindustrializaci¨®n competitiva del pa¨ªs, enfoc¨¢ndonos hacia sectores de alto valor a?adido y con gran capacidad de arrastre; el impulso a la I+D+i para superar el gap de innovaci¨®n y aumentar la competitividad empresarial; la f¨®rmula para generar la confianza imprescindible que atraiga la inversi¨®n e impulse la exportaci¨®n; o la evoluci¨®n del proceso de transici¨®n energ¨¦tica hacia modelos basados en energ¨ªas renovables y de mayor eficiencia. Todo ello a fin de evitar la p¨¦rdida de un tejido industrial que paulatinamente se ha visto reducido como consecuencia de anteriores crisis y contribuir con su fortalecimiento a lograr que la econom¨ªa espa?ola sea m¨¢s resiliente y sostenible.
Esta capacidad de cooperaci¨®n tambi¨¦n la debe demostrar Europa. En los momentos m¨¢s dif¨ªciles, en los que parece que no contamos con referentes mundiales que encabecen la lucha contra la pandemia, surge la ocasi¨®n de demostrar la naturaleza con la que naci¨® la Uni¨®n Europea tras la devastaci¨®n del continente como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial y hacer honor a su lema: ¡°Unidad en la diversidad¡±. Parece que los primeros pasos ya se est¨¢n dando con la propuesta de un fondo para la reconstrucci¨®n econ¨®mica de Europa que alcanzar¨¢ los 500.000 millones de euros.
Produce v¨¦rtigo pensar c¨®mo ha cambiado nuestro entorno, seguro y controlable, en poco m¨¢s de cuatro meses; el tiempo transcurrido desde la publicaci¨®n de las primeras noticias sobre la covid-19 en los medios espa?oles. Y es aqu¨ª donde nos encontramos con una de las caracter¨ªsticas de las situaciones cr¨ªticas: su poder transformador. Estamos ante un momento disruptivo, que nos ofrece una oportunidad para definir las bases sobre las que construir un nuevo paradigma social y que, fundamentalmente, deben responder a la pregunta sobre c¨®mo queremos que sea el mundo tras superar la pandemia. Y frente a las incertidumbres anteriores, esta respuesta s¨ª debemos percibirla de forma m¨¢s clara.
Tenemos que impulsar de una vez por todas el espaldarazo definitivo a la tecnolog¨ªa, tras el evidente valor que hemos podido comprobar en este periodo de confinamiento, dejando de ser un eterno reto a futuro para formar parte de todos los ¨¢mbitos del presente. En este sentido, avanzaremos hacia un modelo de relaci¨®n m¨¢s digital en todos los ¨¢mbitos de nuestro d¨ªa a d¨ªa, que demandar¨¢ una mayor democratizaci¨®n en el acceso a la tecnolog¨ªa. Y, adem¨¢s, ser¨¢ fundamental que trabajemos por un gran pacto social, una amplia alianza en materia de educaci¨®n y sanidad resultante de la uni¨®n de las fuerzas pol¨ªticas y sociales que garantice la igualdad de todos los ciudadanos. En este aspecto, es esencial, y urgente, encontrar puntos de consenso entre el entorno pol¨ªtico y los interlocutores sociales.
En esta sociedad poscovid ser¨¢ imprescindible que pongamos el foco sobre nuestros valores. El ge¨®grafo estadounidense Jared Diamond plantea en uno de sus famosos ensayos en los que analiza la supervivencia de diferentes culturas que ¡°quiz¨¢ la clave del ¨¦xito o fracaso como sociedad resida en saber qu¨¦ n¨²cleo de valores debe conservarse y cu¨¢les hay que desechar y sustituir por otros cuando la situaci¨®n cambia¡±. Y esta es la reflexi¨®n que debemos afrontar ahora. Por nuestro bien y el de las generaciones futuras es necesario apostar por un marco social en el que prime un mayor sentimiento de colectivo, surgido de una visi¨®n m¨¢s altruista de la responsabilidad individual de cada uno de nosotros. Una nueva sociedad de los valores en la que la generosidad, la solidaridad, el sacrificio y el esfuerzo gu¨ªen nuestras acciones.
Fernando Ruiz es presidente de Deloitte.
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