Claustrofobia
Mientras el crimen violento callejero decae, en las casas se ha desatado lo que la directora de Naciones Unidas Mujeres ha definido como ¡°una pandemia en la sombra¡±
Durante este confinamiento del que empezamos a salir vi en Youtube Ghare Baire (El hogar y el mundo), del gran cineasta indio Satyajit Ray, basada en la novela del Nobel Rabindranath Tagore. Si bien la pel¨ªcula est¨¢ ambientada en unos sucesos que tuvieron lugar hace m¨¢s de 100 a?os, los temas tratados siguen vigentes. La historia se desarrolla en el interior de un palacio bengal¨ª cuyo propietario se esfuerza por sacar a su esposa del confinamiento que la tradici¨®n impone a las mujeres de su alto nivel social. Es una sociedad de dicotom¨ªas espaciales, donde la esfera dom¨¦stica, lugar de protecci¨®n y seguridad, encarna lo intuitivo en la figura de la mujer, garante y perpetuadora de las tradiciones. Fuera se encuentra el mundo, terreno resbaladizo y peligroso de la lucha pol¨ªtica, las ambiciones materiales, la acci¨®n masculina. En el hogar reside la verdadera identidad, nuestro yo espiritual. En el exterior predominan racionalismo y materialismo. Como tel¨®n de fondo, los dilemas morales del nacionalismo anticolonial incipiente: el fin y los medios, el idealismo y la praxis, la deriva comunalista que terminar¨¢ por enfrentar a hind¨²es y musulmanes y que nos remite a la actualidad india.
Con todo, el peso tr¨¢gico de la acci¨®n recae en el entorno claustrof¨®bico del interior del hogar, ajeno a la mirada de la sociedad, donde se libran otras batallas no menos relevantes: el dominio psicol¨®gico del otro, la dificultad de preservar la identidad, la cohabitaci¨®n con los demonios propios.
La cuarentena impuesta por la pandemia ha resultado decisiva para contener el virus, pero ha alterado la relaci¨®n entre estos dos espacios, concentrando la experiencia vital en el interior de la vivienda, convertida ahora en oficina de teletrabajo, escuela, patio de recreo, enfermer¨ªa. Lamentablemente, tambi¨¦n, para muchas mujeres, y ni?os, en un espacio de convivencia forzosa con sus maltratadores. Mientras el crimen violento callejero decae, en las casas se ha desatado lo que la directora de Naciones Unidas Mujeres ha definido como ¡°una pandemia en la sombra¡±. Est¨¢ sucediendo en todo el mundo. Seg¨²n el Centro W. Wilson, que recientemente celebr¨® una videoconferencia para abordar la violencia de g¨¦nero durante la pandemia, en M¨¦xico, en comparaci¨®n con el a?o pasado, las llamadas de ayuda han aumentado un 60%. En Colombia un 91%. Igualmente, en toda la regi¨®n de Oriente Pr¨®ximo y norte de ?frica, en L¨ªbano ha sido de un 110%. El incremento no ha sido ¨²nicamente de n¨²mero de llamadas, tambi¨¦n de nivel e intensidad de la violencia ejercida. En Francia la violencia conyugal aument¨® el 32%. Qu¨¦ decir de la decapitaci¨®n de una adolescente por su padre en Ir¨¢n. L¨®gicamente estamos pendientes ante todo de los datos sanitarios y econ¨®micos, pero no hay que olvidar que el hogar, espacio presumible de seguridad y protecci¨®n, se puede convertir en el escenario de m¨¢ximo peligro. Desde Sade el espacio cerrado es el lugar privilegiado para la violencia contra la mujer.
@evabor3
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.