El ¡®caso Palme¡¯
El cierre en falso de la investigaci¨®n del asesinato del pol¨ªtico sueco no oscurece la vigencia de su legado
Con 36 a?os de retraso, el fiscal sueco Krister Petersson cerr¨® el mi¨¦rcoles la investigaci¨®n por el asesinato en Estocolmo del primer ministro Olof Palme y design¨® como culpable, sin aportar nuevas pruebas, a un dise?ador gr¨¢fico, Stig Engstr?m, conocido como El Hombre de Skandia (por la empresa en la que trabajaba), que se suicid¨® en el a?o 2000. Aunque la investigaci¨®n ha concluido, el caso Palme est¨¢ muy lejos de haber sido cerrado porque se mantienen abiertas la mayor¨ªa de las inc¨®gnitas que se plantearon aquella noche de febrero en la que el pol¨ªtico sueco, un gigante de la socialdemocracia europea, fue asesinado cuando volv¨ªa caminando a casa con su esposa, sin escolta.
Durante todo este tiempo, la figura del primer ministro sueco ha mantenido un gran peso en la memoria colectiva de los europeos, un recuerdo que no solo est¨¢ relacionado con su tr¨¢gico final y con su asesinato, sino con la vigencia de su pensamiento y su acci¨®n pol¨ªtica. Olof Palme fue un nombre crucial en la construcci¨®n del Estado de bienestar y dedic¨® su carrera a la lucha contra las injusticias, tanto en pol¨ªtica internacional como en el terreno social. La idea central del modelo sueco de que, incluso en una econom¨ªa de mercado, el Estado tiene la obligaci¨®n de proporcionar servicios b¨¢sicos de calidad a los ciudadanos, con una redistribuci¨®n de la riqueza a trav¨¦s de los impuestos, forma parte de ese legado. Medidas como la del ingreso m¨ªnimo vital, recientemente aprobada en Espa?a, no son ajenas a la herencia de este pol¨ªtico, que adem¨¢s ocup¨® un enorme espacio en la escena internacional.
Palme ten¨ªa muchos enemigos en el mundo porque fue una voz valiente, que puso lo que consideraba justo incluso por encima de los intereses econ¨®micos de su propio pa¨ªs. Fue un adversario declarado de la Sud¨¢frica racista del apartheid, de las dictaduras de Franco y de Pinochet, de la guerra de Vietnam o de la invasi¨®n de Checoslovaquia, y abog¨® por la desnuclearizaci¨®n de Europa. No guard¨® silencio ante las injusticias, defendiendo de manera formidable e incontrovertible sus convicciones. Este activismo, adem¨¢s de la consideraci¨®n de que en Suecia no pod¨ªa haberse planeado un crimen as¨ª, fue lo que llev¨® a la polic¨ªa a descartar la pista interior desde el principio y a buscar complots internacionales detr¨¢s del magnicidio. Esto es lo que explica que el asesino se?alado por la Fiscal¨ªa el mi¨¦rcoles estuviese en el radar de la polic¨ªa desde el principio, pero nunca fuese investigado a fondo. Sin ninguna prueba nueva, su designaci¨®n como culpable parece responder al viejo axioma de que una vez descartadas todas las dem¨¢s opciones, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad. Con un caso que no se ha cerrado del todo, Europa seguir¨¢ recordando a Palme por su vida, no por su muerte.
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