?Peores?

Fue cuando lo del Prestige. Me gusta tanto la costa gallega que no tuve que fingir indignaci¨®n. Firm¨¦ protestas, me manifest¨¦ contra el Gobierno del PP. Un d¨ªa, almorzando con un alto cargo socialista y comentando ferozmente lo ocurrido, le pregunt¨¦ qu¨¦ habr¨ªan hecho ellos para gestionar la emergencia. Me respondi¨® alegremente: ¡°Seguro que lo mismo, pero no nos toc¨® a nosotros y hay que aprovechar¡±. No contest¨¦ nada, aunque aprend¨ª la lecci¨®n: nunca m¨¢is! Ahora no creo que los populares en el Gobierno hubieran gestionado mejor la epidemia que S¨¢nchez y sus mariachis (peor es imposible). La situaci¨®n era in¨¦dita y el pa¨ªs est¨¢ demasiado despedazado por quienes pretenden orde?arlo por separado como para poder ser gobernado con eficacia. Pol¨ªticos torpes para lo com¨²n y h¨¢biles para lo propio hay en todos los partidos, virtuosos de la mentira a falta de otras virtudes tambi¨¦n. Quiz¨¢ la diferencia estriba en que la tradici¨®n posfranquista se?ala las taras de los autoproclamados ¡°progresistas¡± como defectos personales de individuos indignos del ideal mientras que las de los conservadores revelan un fondo cenagoso que contamina a toda su opci¨®n pol¨ªtica. Pueden ser nefastos unos y otros, pero solo los primeros seguir¨¢n tan ufanos...

Ya no creo que el dilema sea entre malos y buenos, ni me siento con ¨¢nimos de buscar culpables. A pesar de haber tantas v¨ªctimas, estoy dispuesto a aceptar que el problema no es de ¨ªndole moral, ni siquiera pol¨ªtica, sino una cuesti¨®n epistemol¨®gica. Dijo el gran historiador Robert Conquest (a Christopher Hitchens le gustaba repetirlo) que todo el mundo es de derechas en los asuntos de los que de veras entiende. Eso podr¨ªa explicar por qu¨¦ son tan de izquierdas la mayor¨ªa de los ministros del actual Gobierno. Y sus corifeos y corifeas.